Exposición en Alemania revisa críticamente la innovación tecnológica como promesa de un futuro mejor

La creación artística y la innovación tecnológica nunca han sido dominios antitéticos. Hoy el arte sostiene con la tecnología un consorcio particular, motivado sobre todo por el propósito de explorar su impronta en la subjetividad humana y en la urdimbre de la vida social. Mientras asumen la tecnología como soporte de indagaciones estéticas, muchos creadores contemporáneos meditan, a través de ella, sobre sus capacidades para, a la vez, alojar proyectos de futuro y desatar realidades distópicas.

Ante la relevancia contemporánea de las relaciones computarizadas, la electrónica y el universo virtual en/para el curso de la vida humana, el Zeppelin Museum, en Friedrichshafen, Alemania, ha organizado una contundente exposición, por sus dimensiones físicas y conceptuales, que reflexiona acerca del impacto y la huella de las innovaciones aeronáuticas en la sociedad, así como sobre el reverso de la fascinación, desencadenada por la conquista de la tercera dimensión.

Fetichización del Futuro. Utopías de la tercera dimensión es el rótulo que antecede a esta oportuna mirada a la invención técnica y científica como corolario de intereses geopolítico, económicos e ideológicos.

Inaugurada el 16 de diciembre de 2022 este proyecto transdisciplinar permanecerá abierto hasta el 16 de abril de 2023. El museo –institución consagrada precisamente a mapear procesos innovadores en arte y en tecnología—expone archivos y objetos concernientes a la historia de la aeronáutica y obras artísticas contemporáneas que interceptan, desde su materialidad, las tensas relaciones entre el mundo orgánico y la inteligencia artificial, la sociedad y la tecnología espacial, la naturaleza y el dominio sobre la muerte física.

Fetichización del Futuro… “discute visiones e ideas de los últimos 120 años sobre el dominio de la gravedad y la optimización de la tecnología necesaria para ello. Dirigibles y taxis aéreos, aeronaves hipersónicas civiles, ciudades voladoras y asentamientos espaciales: utopías técnicas y sociopolíticas, históricas y actuales, se yuxtaponen con posturas artísticas que las cuestionan, visualizan escenarios alternativos y revelan su potencial distópico”, se explica en la página oficial del Zeppelin Museum.

La exposición se pregunta si las innovaciones técnicas “pueden satisfacer los deseos humanos de velocidad, libertad, paz, inmortalidad y sostenibilidad, o si su importancia es exagerada por el marketing y las promesas fetichizadas de salvación”. La muestra “examina, por primera vez, el entrelazamiento de utopías tecnológicas y sociales, y se plantea la pregunta: ¿Puede la tecnología salvar el mundo, o es más bien un instrumento de poder y una promesa de marketing?”

La curaduría estructuró las obras en cinco capítulos, organizados en torno a las nociones de velocidad, libertad, paz, inmortalidad y sostenibilidad, las cuales albergan el examen crítico del pasado y de las proyecciones de futuro de la innovación tecnológica. El recorrido comienza con un repaso histórico de la aeronáutica –metáfora elocuente del anhelo humano por dominar el espacio y el tiempo–, y se completa con quince obras artísticas realizadas por la Fundación Aerocene y Tomás Saraceno, su fundador, Nuotama Frances Bodomo, Andreas Feininger, Alexandra Daisy Ginsberg, Alexander Kluge, Marie Lienhard, Jacolby Satterwhite, Timur Si-Qin, Anton Vidokle y Aby Warburg, nombres imprescindibles para el arte contemporáneo. La mayoría de los objetos y materiales incluidos en la exposición se tomaron de la propia colección del museo, y algunos otros se adquirieron en calidad de préstamos internacionales.

La velocidad, centro conceptual del primer capítulo de la muestra, es una noción intrínseca al desarrollo de la aeronáutica. Además, constituye un concepto estrechamente vinculado a la idea de progreso que copó al pensamiento moderno. La velocidad ha devenido un fetiche tanto de la política como de la estética. El futurismo, por ejemplo, sublimó la rapidez y la aceleración, significantes que han alcanzado también a la ideología, vistos como factores claves para el dominio del espacio exterior. En torno a estos temas reflexiona la obra de Marie Lienhard, un ejercicio de realidad virtual que, como es característico en su trabajo, cuestiona los límites físicos de la realidad y sumerge al espectador en una experiencia inmersiva que transgrede el orden común de la cotidianidad.

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La libertad es el eje del segundo capítulo, que examina críticamente cómo la tecnología ha innovado bajo la promesa de una mayor independencia y autonomía para las personas. Los viajes aéreos y espaciales se han tenido durante mucho tiempo como expresión de libertad y salvación. Mas tales promesas han sido también un manto ideológico que encubre el uso de la tecnología para propósitos hegemónicos y excluyentes. Nuotama Frances Bodomo es convocada a la exposición con una excelente obra que cuestiona el lugar del individuo negro y afrodescendiente en tales promesas de emancipación humana arrojadas por la tecnología.

La paz es otra de las nociones fetiches que ha capitalizado la innovación tecnológica. ¿La tecnología ha sido una garantía de paz?, se preguntan los organizadores de la muestra. Por ejemplo, aunque en la actualidad se apuesta por redireccionar la significación histórica de la aviación, lo cierto es que, durante años, su desarrollo estuvo impulsado por propósitos bélicos. En esta sección se mira a la robótica y al dominio del espacio exterior como posibilidades para la creación de espacios de vida alternativos.

El cuarto capítulo del recorrido se ocupa de la inmortalidad, quizás la más grande de las utopías humanas generada por el desarrollo tecnológico. La conservación del cuerpo, el perfeccionamiento de la robótica, la colonización de otros planetas, resultan ambiciones motivadas muchas veces por la búsqueda del triunfo sobre la muerte. Las obras presentadas en esta sección quieren pensar esas exploraciones científico-técnicas como plataformas para la justicia social y la extensión de oportunidades más igualitarias para los individuos. Alexandra Daisy Ginsberg aparece, por ejemplo, con una obra que cuestiona la colonización de Marte como ambición de una élite, y aboga por la conciencia ecológica a favor de la prolongación de la vida terrestre.

Se cierra la travesía con una mirada a la idea de sustentabilidad. La fragilidad actual del planeta, la creciente pérdida de los recursos naturales y el aumento de la conciencia ambientalista, están estipulando una revisión crítica de la innovación tecnológica y de la producción de saber generada en torno a la misma. La tecnología debe ser una garantía de enriquecimiento humano y superación de los límites de la vida del hombre, y no un medio que asfixie la ilusión de un mundo mejor.

Concebido por Felix Banzhaf, Jürgen Bleibler, Ina Neddermeyer y Caroline Wind –integrantes de los Departamentos de Arte y Tecnología de museo–, el diseño curatorial procura además sostener un diálogo genuino con los espectadores e involucrarlos activamente en la muestra. Como complemento de la exhibición, se concibió un programa público que tiene el objetivo de “crear oportunidades para aprender sobre los contenidos científicos y técnicos, [y] establecer un lugar para el encuentro y el intercambio”. La muestra integra áreas participativas, denominadas Espacios de Escenografía Social, donde los asistentes tienen la posibilidad de dialogar directamente con las obras y con los expertos.

“Estos encuentros, intercambios y relaciones”, explica el comunicado de prensa, “continúan en línea a través de debatorial^®, la plataforma digital de conocimiento del Zeppelin Museum. La plataforma no sólo explora en profundidad los contenidos de la exposición y permite discusiones, sino que también aborda los temas de una manera más lúdica […]”. Entre otras actividades e iniciativas, se han programado conferencias y paneles de discusión en los que expertos y académicos ofrecen múltiples puntos de vista y perspectivas sobre las temáticas concernientes a Fetichización del Futuro…

El Zeppelin Museum entrega con esta exposición una contundente reflexión acerca de la posibilidad de construir un futuro mejor. Las obras artísticas incluidos permiten repasar algunos de los perfiles más prometedores de la creación contemporánea; el cruce de arte y tecnología abre entornos expresivos y estéticos insospechados. Mientras, la revisión del devenir de la aeronáutica es un ejemplo mínimo pero revelador del alcance cognoscitivo del ser humano. Fetichización del Futuro… aboga por el ensanchamiento sensible no ya del espacio físico sino del mental, y porque la belleza tecnológica no asfixie al ser humano, sino que potencia su experiencia.