Hay músicos que me conmocionan y escucho periódicamente a través de los años. Los instalo en mi Olimpo privado y residen en mi casa donde hay estantes repletos de CDs, un envase que me resulta atractivo, el formato cuadrado, la gráfica de las caras A y B, el resplandor de la carátula, todo. No me ocurrió con formatos anteriores, los LPs y los cassettes, que, al aparecer los CDs, di de baja sin mayores remordimientos. De este modo, la obra completa grabada por John Coltrane salta con frecuencia al equipo e invade la atmósfera de mi casa con sus propuestas melódicas, desde “My Favorite Things”, tema original de Rodgers and Hammerstein, que contribuyó a popularizar de manera radical el almibarado film que protagonizó Julie Andrews y que Coltrane transformó en una melodía inquietante. Llegó a extender el tema a más de 57 minutos en una gira por Japón, en 1966; después vendría la sonajera de Kulu Sé Mama, en el álbum Ascension, cuando el músico enloqueció por la heroína que se inyectaba y terminó por arrojarse de cabeza a los sonidos disonantes como preludio del salto que daría al abismo, en 1967, a los 41 años, cuando falleció, víctima de sí mismo. El diagnóstico de los médicos, no obstante, fue cáncer pancreático.

En los variados e intensos registros del instrumento, Coltrane eligió dos formatos, soprano y tenor, ambos muy reiterados en sus discos, siendo el más habitual el sonido ronco del saxo tenor. Fue movilizado como recluta durante la Segunda Guerra Mundial y tocó en la banda de la Armada, pero, debido a su gran creatividad, se alejó por completo de esos sonidos monótonos y supuestamente épicos para crear un mundo acústico plagado de expresividad y sentido, si bien muy ajustado a lo que era la época en la que él participó, los años cincuenta y sesenta.

Los cincuenta auspiciaron el rock and roll y los sesenta lo intensificaron, siendo uno de los estilos musicales populares que ha persistido hasta hoy, lo que ocurrió en menor escala con el jazz, que fue minoritario en su nacimiento y auge: no hay que olvidarlo, era música de negros, una minoría racial discriminada, y en la actualidad sigue siendo minoritario como la música clásica, de la que ha llegado a formar parte. No ocurre lo mismo con el rock que fue y sigue siendo masivo, y repleta estadios. Todo esto constituye la recepción de su estilo musical, si bien no es un detalle. Jimmy Hendrix es de los pocos rockeros negros que se mantiene hasta hoy, tal vez tanto por su sonido cuanto por lo que alcanzó a representar, el alma de Woodstock y de una era no superada.

Coltrane tocó con Miles Davis, de más de un modo se formó con él, y es parte del registro del disco más célebre del jazz, Kind of Blue, grabado en el estudio de Columbia Records en la ciudad de Nueva York, durante dos sesiones del año 1959 y objeto constante de ediciones conmemorativas y de lujo. Cabe mencionar que en el piano participó Bill Evans, un músico de formación clásica.

Coltrane tuvo el coraje de alejarse de Miles y logró autonomía, si bien interpretaban instrumentos distintos, Miles la trompeta y Coltrane el saxo, dos lenguajes sonoros diferentes. Coltrane grabó bastante más de medio centenar álbumes ya sea como solista y también como integrante de cuartetos y quintetos de otros enormes creadores musicales como Miles Davis y el pianista Thelonious Monk. Buena parte de sus grabaciones las hizo en Impulse, sello discográfico que acogió con generosidad a los jazzistas y los promovió hasta donde el gusto masivo podía aceptarlos. Escucharlo hoy, cuando el siglo XXI aún no ha logrado proponer una música representativa de la era tecnológica ya instalada, sigue siendo una experiencia significativa e intensa, a veces demagógica, aleatoria y, sin lugar a dudas, emotiva.

John Coltrane había nacido en un pueblo perdido del condado de Richmond en Carolina del Norte, con todo dispuesto para el anonimato, la vida vacía y la pérdida. Tenía demonios que lo asediaban y no lograba conjurarlos con las drogas; entonces el tiempo estaba acotado y debía partir rápido, no podía morir viejo.  Nada demasiado extraño en alguien que vino al mundo en un pueblo llamado… Hamlet.

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MARIO VALDOVINOS
Mario Valdovinos (Santiago, 1957). Narrador, dramaturgo, guionista y crítico literario. Se ha desempeñado como profesor de literatura en varias universidades chilenas. Fue coanimador del programa cultural de radio Vuelan las plumas de Radio Universidad de Chile, entre 2001 y 2007. Ha publicado las novelas Breviario de fantasmas (RiL Editores, 2005), Post Humo (Planeta / Emecé, 2010), Lihn, la muerte (Desatanudos, 2012), entre otros libros. Es colaborador habitual de El Mercurio y Revista Intemperie.

2 comentarios

  1. No estoy segura de que en el momento en que grabó Kulu Sé Mama haya sido en su momento de drogas, de echo pensaría desde la reflexión y su llamado de atención por el poema de Juno, fue en sus tiempos de develación espiritual…

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