“Lo permanente es el cambio”: Brenda Cabrera expone en ONA Galería de La Habana Vieja

La artista cubana Brenda Cabrera (La Habana, 1997) presenta su primera exposición personal, Baby Shower, en el espacio independiente ONA Galería, ubicada en calle Oficios #307 B, entre Sol y Santa Clara, La Habana Vieja. La muestra podrá visitarse, con cita previa, hasta el próximo 13 de enero.

Comisariada por Enzzo Hernández y Patricia García, la exposición remarca el camino de investigación que ha seguido Brenda Cabrera desde hace aproximadamente dos años. Ese camino ha estado signado por la deconstrucción de los imaginarios en torno al cuerpo y al género. Es decir, en torno a los cuerpos en mutación.

Baby Shower está compuesta por catorce piezas, nueve de ellas son dibujos, de los cuales cuatro son digitales, impresos en papel fotográfico y montados sobre polivinilo. Además, Brenda Cabrera expone una pintura y aclara que no le puso título a ninguna de las obras, “atendiendo a la voluntad de no etiquetarlas”.

En conversación con Rialta Noticias, Cabrera informa que la serie “Prototipos es el resultado de mi experiencia en un contexto doméstico patriarcal y binario. Se trata de un imaginario de personajes de naturaleza antropozoomórfica que crean sus propias identidades políticas, corporales y de coexistencia”.

Baby Shower es el formato curatorial que diseñó, junto a Enzzo Hernández y Patricia García, para la serie Prototipos. Las obras “narran el proceso de gestación a través de escenas que van desde el embarazo hasta el parto. En estas escenas se ve al prototipo principal en el momento en que recibe la noticia de que ha concebido. Siente náuseas. El contexto donde se desarrolla la gestación es un espacio de estructura orgánica, semejante a la carne rosada de la vulva o al útero, también a lo animal en algunos objetos”.

“El acto de diseñar y dibujar el primer prototipo”, relata, “fue bastante intuitivo, como si lo hubiese arrojado fuera de mi interior formado completamente. Nunca le he dibujado los ojos, y no imagino cómo podrían ser. Para mí su rostro existe a la mitad, el resto de la extensión que debería ocupar está dominado por un cerquillo negro. Inicialmente lucía una melena corta y cuadrada, luego de dos años su cabello ha crecido y ahora posee trenzas macizas que utiliza frecuentemente como armas poderosas para alimentar o manipular al otro. La indumentaria en este prototipo funge un rol medular para establecer sus relaciones con los otros personajes. Cada color, cada pliegue en la tela, encaje, botón o accesorio, genera un lenguaje visual sutil y potente en cada una de las escenas”.

Brenda Cabrera reside en La Habana y le interesa “desplazar los centros de poder”. “Lo permanente es el cambio, la mutabilidad, la transformación, la transición, la hibridación de un cuerpo con otro. Este imaginario [presente en Baby Shower] alberga varias voluntades, una de ellas es crear un terreno fértil de posibilidades para el cuerpo y la mente de seres que no cargan con el peso de una definición binaria sobre sí mismos y sobre lo que desean”.

Por este motivo, recurre a prototipos, sí, pero sometiéndolos “a una deconstrucción gradual, como activadores de políticas internas y códigos rearticulados en pos de nuevas formas de relaciones menos dogmáticas”.

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Se puede entender la primera exposición personal de Brenda Cabrera como una práctica de inadecuación, de disidencia y de desidentificación: “Siempre me he inventado avatares sexuales, en muchas ocasiones híbridos. Crear los Prototipos fue la concreción de todos esos esbozos de mi imaginación, de mi necesidad de zafarme de los binarismos, de los estereotipos reductores. Estos seres antropozoomórficos, o en proceso de metamorfosis, son metáforas de mi comprensión personal sobre la identidad”.

A Brenda Cabrera le obsesiona, sobre todo “explorar estados psicológicos entre los personajes y su relación con el espacio”. Así, consigue que “las emociones no se expongan demasiado”.

“Esta sensación me posibilita”, asegura, “trabajar el sentir de estos seres desde la introspección. Creo que es una combinación potente y es lo que ha caracterizado mi imaginario en cuanto a patrones de comportamiento. La introspección es necesaria para la transformación interna que acontece en cada uno de los prototipos. Muchas veces la conformación de nuestra identidad sucede en ese terreno calmo de la psiquis, de forma lenta, mediante la meditación y el sondeo de nuestras emociones”.