Luis Alejandro Yero, uno de los jóvenes cineastas cubanos contemporáneos más relevantes, fue seleccionado para participar en el Berlinale Talents 2020. Con al menos tres películas esenciales —Apuntes en la orilla (2016), El cementerio se alumbra (2018), Los viejos heraldos (2018)– para comprender las nuevas formas y expresiones estéticas adoptadas por el cine documental en Cuba, ha llegado a perfilar, en muy breve tiempo, una voz autoral reconocible, con inquietudes discursivas y rasgos de estilo que han ido alcanzando una solidez notable.
Quizás el distintivo que particularice más a este creador, como mínimo en los materiales antes mencionados, sea el carácter antropológico de su mirada, que insiste en observar a sujetos particulares que se mueven en los márgenes sociales, en las periferias de los centros urbanos, en sus relaciones con su hábitat, con el entorno inmediato que los circunda. Detrás de esto late una tendencia a registrar la imagen física de individualidades excluidas de la Historia, prácticamente olvidadas por los grandes discursos que circulan en la esfera pública. Súmese ahora el modo en que, desde lo específico cinematográfico, Yero resuelve articular esas emocionalmente conmovedoras metáforas de la fragilidad humana y la degradación de ser. Estos documentales tienen una marca de identidad en la paradójica relación que se establece entre el registro directo de los personajes y la estructuración performática en que se organizan los relatos; por eso la acentuación continua de la sintaxis. Yero no teme trasparentar su intencional preocupación por exponer la caída de esas vidas relegadas a las fronteras de la civilidad.
Ahora, el cineasta tendrá la posibilidad de participar en el Berlinale Talents, certamen convocado por el Festival Internacional de Cine de Berlín como un programa intensivo que incluye talleres, clases magistrales, conferencias y otras tantas actividades para profesionales de la industria del cine, dirigidas por un grupo de expertos específicos para cada área convocada –dirección, producción, fotografía, edición, prensa…
Uno de los mayores atractivos que el evento propone es la posibilidad de inserción en el European Film Market y en el conjunto general de las secciones organizadas, lo cual refuerza la oferta puntual de los Project Labs, apartado particular del Talents que ofrece a los diferentes especialistas de la industria fílmica un espacio para presentar y desarrollar sus proyectos personales. El objetivo último del Talents, en definitiva, es garantizar a los seleccionados un escenario de confrontación y de experiencias compartidas, enfocado, además, en potenciar sus habilidades, en explorar nuevas herramientas de trabajo, en detectar y nutrir sintomáticos intereses de cine como objeto y pensamiento en el presente cultural, así como fortalecer el dominio de las complejas relaciones que implica el cine en tanto hecho cultural, industria, lenguaje y arte.
Esta edición de la que Yero hará parte estará dirigida a sopesar las posibilidades y alcances de los modelos colectivos. Según la página oficial del Festival, este interés del Berlinale Talents responde a la urgencia de encontrar, en la escena cinematográfica, novedosas formas de colaboración que trasciendan las jerarquías establecidas y contribuyan al aprovechamiento de las capacidades creativas particulares. Pero lo colectivo se manejará como experiencia alternativa en un intento por explorar su capacidad para horadar los sistemas establecidos. Esto significa que el propósito de indagar en la experiencia de la colectividad inherente al cine –equipos de trabajos para la realización de los filmes, talleres de guiones, financiación múltiple– intentará abrir una brecha de pensamiento alrededor de estas dinámicas e insistirá en la potencia de “el grupo” como conjunto de fuerzas o ideología.
El Berlinale Talents suma otro pasaje para visibilizar una obra que ha disfrutado de un sustantivo recorrido internacional, con participación en prestigiosos festivales, algunos de los cuales les ha otorgado reconocimientos; basta recordar el premio a Mejor Cortometraje en el certamen de Mar del Plata a El cementerio se alumbra, y el Coral al Mejor Cortometraje Documental en el de La Habana a Los viejos heraldos. Subrayo lo anterior porque resulta otra evidencia de la presencia cada vez más sistemática del mejor cine cubano “independiente” en el panorama internacional, un cine que experimenta hoy estrategias de producción sumamente complejas en el contexto nacional, y que se ha logrado posicionar gracias al espíritu de contemporaneidad que lo alimenta –o sea, a su capacidad para detectar los ángulos determinantes del estado actual de Cuba.
Hay que seguir de cerca a Yero. La espesura afectiva con que documenta a esas personas relegadas a pesar de sí, los valores expresivos derivados de su escritura audiovisual, la espesura conceptual que desprende su habilidad para abrirse a la Historia desde una dramaturgia de lo local, vienen siendo, de un tiempo a acá, marcas demasiado visibles de la significación de su obra.
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