Manuel Moreno Fraginals

El texto que reproducimos a continuación es una reseña de la primera edición del clásico La población negra de México (1946), de Gonzalo Aguirre Beltrán, escrita por Manuel Moreno Fraginals y publicada, en inglés, en la Hispanic American Historical Review. Al pie del texto, en el primer número de 1947, de esa prestigiosa publicación académica, aparecía el joven Moreno adscrito a El Colegio de México.

Moreno había sido becario de El Colegio entre 1945 y 1946, cuando cursó una parte de los estudios de Maestría en Historia. En una generación antes que la suya, en 1943, había ingresado al Centro de Estudios Históricos, otro historiador cubano, Julio Le Riverend, y en la misma de Moreno lo haría también otro más, Carlos Funtanellas.

En los papeles del expediente de Moreno en el Colmex, que rescató Andrés Lira en la revista Historia Mexicana (vol. 51, n.o 2, 2001), se documenta que en 1945 Moreno había cursado la carrera de derecho en la Universidad de la Habana y había escrito el ensayo “Viajes de Colón por las aguas de Cuba”, premiado por la Facultad Colombista Panamericana. Aquel breve currículum agregaba que Moreno había asistido a Heinrich Friedlaender en su Historia económica de Cuba y había ofrecido una charla titulada “Movimientos sociales cubanos en la Colonia”, en la Sociedad Hispano Cubana de Cultura.

Heinrich Friedlaender y Elías Entralgo enviaron cartas de recomendación de Moreno a El Colegio de México. En la suya, decía Entralgo: “he tenido más de un alumno de apellido Moreno, pero supongo que Manuel Moreno Fraginals es un joven alto, más bien flaco, de espejuelos, que hace años obtuvo el premio de la Sociedad Colombista Panamericana… Si, como supongo, se trata de ese joven, puedo decir que lo tengo por serio y honesto, inteligente y estudioso, y con especial inclinación a los estudios históricos”.

Los primeros textos de Moreno, el citado ensayo sobre los viajes de Colón, Agustín de Iturbide, el caudillo (1950), Misiones cubanas en los archivos europeos (1951) e, incluso, su brillante estudio sobre José Antonio Saco, no permitían vislumbrar la monumental obra sobre la plantación azucarera esclavista que emprendería en los años sesenta. Pero, tal vez, algunas de las primeras intuiciones de Moreno sobre ese gran mundo redescubierto en El Ingenio, se encuentran en los cursos de Silvio Zavala sobre el derecho colonial y la servidumbre indígena, en El Colegio de México, y en su lectura entusiasta de Gonzalo Aguirre Beltrán.

Temas tocados en esta reseña, como la transculturación, el ocultamiento del mestizaje o la relación entre trabajo esclavo y sexualidad, serían cuestiones ampliamente exploradas en El Ingenio (1964), los ensayos de La historia como arma (1983) y textos más tardíos como “Aportes culturales y deculturación” (1996).

Rafael Rojas


La población negra de México

Manuel Moreno Fraginals

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El libro de Gonzalo Aguirre Beltrán, del mismo título, editado por Fuente Cultural en 1946, llena buena parte de un vacío de la historiografía mexicana en relación con los estudios afroamericanos. El libro se concentra en los orígenes de la población negra en México, pero es mucho en sí mismo, si se toma en cuenta el estado de la cuestión en los estudios historiográficos. La documentación presentada, resultado de muchos años de investigación en los principales archivos mexicanos, así como la extensa bibliografía utilizada, son realmente notables.

Al conocimiento adquirido en los archivos y en los escritos de otros autores, Aguirre Beltrán ha sumado los hallazgos de sus propias investigaciones, llevadas a cabo bajo la dirección de Melville J. Herskovits en Northwestern University y otras universidades de Estados Unidos. Además del impresionante volumen de documentación, visible desde la primera hasta la última página, debe tomarse en cuenta el simple trabajo de erudición: el material primario reunido por el historiador ha sido interpretado desde una visión histórica integral, que incorpora conclusiones demográficas, sociológicas y psicológicas.

El libro de Aguirre Beltrán se divide en cuatro partes: la trata esclavista, los orígenes tribales, los aspectos biológicos y las implicaciones demográficas. La primera parte ofrece el aspecto menos novedoso, toda vez que Aguirre Beltrán describe, para el México colonial, las líneas generales de la evolución del tráfico esclavista atlántico entre los siglos XVI y XVIII. Es en la segunda parte, dedicada a los orígenes tribales de la masa esclava donde este estudio comienza a adquirir mayor interés. Investigar y clarificar el origen tribal de los esclavos no es meramente adornar con datos eruditos el texto sino una tarea que revela panoramas insospechados. Los esclavos negros fueron capturados y transportados a las Américas, de acuerdo con sus lugares de origen, de ahí las diversas características culturales que trajeron a los diferentes enclaves esclavistas del continente. Es imposible comprender el fenómeno de la transculturación, en los tres grupos étnicos que constituyen la sociedad mexicana, sin un análisis previo de los elementos negros que se incorporaron a esa formación cultural.

Sólo a partir de esta premisa es posible estudiar la contribución negra a las formas culturales mexicanas. Es así como Aguirre Beltrán procede al examen de la producción de un mestizaje en el cual los elementos negros son predominantes. Este estudio de la población mestiza tiene el doble interés de ofrecer una base biológica y una visión de psicología social a la cultura mexicana.

En efecto, los mestizos afroindios, despreciados por las clases dominantes del periodo novohispano y obligados a seguir una vida vagabunda, sometidos al vicio y al robo, constituyeron grupos que subsistieron en los márgenes de la organización social colonial. La única manera de escapar de esa posición, que sobrepasa el análisis del autor en esta obra, era esconder la condición mestiza. Bajo el título de “Fuga y Pase”, Aguirre Beltrán estudia el fenómeno del ocultamiento de un origen social que se consideraba ignominioso. El cuadro social estaba cercado por una exposición a los estándares reproductivos: poligamia y monogamia, legitimidad e ilegitimidad, matrimonio entre esclavos y concubinato.

Otro aspecto de gran interés que posee este libro es el estudio de la evolución demográfica de la población mexicana en el periodo colonial. Como base de su análisis, Aguirre Beltrán toma el siglo XVI como punto de partida, revisando las principales fuentes estadísticas y comentando los censos realizados –todos incompletos–, así como los estimados demográficos del periodo, elaborados en el presente. Esta investigación pone sobre la mesa, clara y sintéticamente, los cambios en la población de la Nueva España en relación con los grupos raciales.

Este es un libro indispensable para una mejor comprensión de la sociedad del México colonial. Representa un serio esfuerzo de investigación e interpretación de un campo inexplorado, y puede afirmarse que marca los comienzos de los estudios afroamericanos en México. En suma, es un libro que no podrán ignorar los historiadores interesados en la Nueva España.


* Traducido desde la Hispanic American Historical Review, Volume 27, Issue 1, February, 1947, pp. 117-119.

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RAFAEL ROJAS
Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965). Es historiador y ensayista. Licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana, y doctor en Historia por El Colegio de México. Es colaborador habitual de la revista Letras Libres y el diario El País, y es miembro del consejo editorial de la revista Istor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Ha publicado los libros: Un banquete canónico (2000), Revolución, disidencias y exilio intelectual cubano (2006), La vanguardia peregrina. El escritor cubano, la tradición y el exilio (2013), entre otros. Desde julio de 2019 ocupa la silla 11 de la Academia Mexicana de la Historia.

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