Disponible en línea un ejemplar de la primera novela de Virginia Woolf con revisiones y apuntes de la autora para una segunda edición

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Portada (detalle) de la primera edición de ‘The Voyage Out’ (1915); Virginia Woolf. Conservada en la Fisher Library Rare Books Collection de la Universidad de Sídney, Australia. (IMAGEN digital.library.sydney.edu.au)
Portada (detalle) de la primera edición de ‘The Voyage Out’ (1915); Virginia Woolf. Conservada en la Fisher Library Rare Books Collection de la Universidad de Sídney, Australia. (IMAGEN digital.library.sydney.edu.au)

Uno de los dos únicos ejemplares pertenecientes a Virginia Woolf (1882-1941) –con anotaciones de su puño y letra, y reformulaciones para una nueva aparición norteamericana– de la edición príncipe de su primera novela, Fin de viaje (The Voyage Out; Duckworth and Company, Londres, 1915), se encuentra disponible en línea tras su redescubrimiento entre los fondos de la Fisher Library Rare Books Collection de la Universidad de Sídney, Australia.

Hace un par de años Simon Cooper, especialista en metadatos de la institución, encontró que ese volumen personal de la escritora británica, adquirido a fines de los setenta, había sido archivado por error entre los libros de ciencia de esa colección.

Así lo detalla Mark Byron, de la Universidad de Sídney, en un artículo aparecido en The Conversation. El profesor subraya el valor del hallazgo puesto que, una vez digitalizado y al alcance de lectores y expertos, permite echar un privilegiado vistazo al proceso de trabajo de la entonces joven autora, así como, por supuesto, realizar interpretaciones cruzadas, a partir de su biografía, en torno a la evolución de su escritura.

Woolf se entregó durante años a la composición de la obra, titulada en principio “Melymbrosia”, y allí trabajaba con ideas sobre las relaciones de género, el sufragio femenino o el colonialismo. Finalmente, la novela fue publicada (dos mil ejemplares) en 1915 por su hermanastro Gerald Duckworth en la capital del Imperio Británico.

Señala Byron que, tras la aparición de Fin de viaje, Woolf “comenzó a escribir su diario y sufrió un importante colapso mental, perdiendo el resto del año a causa de la enfermedad”. Presumiblemente, ello marcaría –junto a un reimpulso en su carrera literaria, con su segunda novela, Noche y día (1919)– las intervenciones editoriales que se ven en el libro custodiado por la Universidad de Sídney.

“Hizo revisiones a raíz de su crisis nerviosa […] Los estudiosos han sugerido que Woolf deseaba poner cierta distancia entre sus propias tensiones psicológicas y la angustia de su personaje principal, Rachel Vinrace. Tanto Woolf como su protagonista tenían figuras paternas dominantes, habían perdido a sus madres a una edad relativamente temprana y no habían recibido una educación formal, sino que habían sido educadas en casa”, escribe Byron. “Exponer la vida mental de su personaje con tanta crudeza causó cierta incomodidad a Woolf. Una nueva edición pudo haberle dado la oportunidad de reconsiderarlo”.

Las anotaciones, tachaduras y reescrituras de Woolf –quien en paralelo toma distancia de las técnicas al uso en la narrativa anglosajona del siglo XIX, y pasa a liderar la innovación modernista en su lengua– parecen brindar solidez a esa hipótesis.

“La primera serie de cambios se produce en el capítulo XVI, donde la conversación entre Vinrace y Terence Hewet –la pareja que ocupa la línea argumental romántica de la novela– se altera para reducir el acceso a los pensamientos interiores de Rachel. Se sustituyen párrafos enteros por texto mecanografiado pegado directamente en la página, donde el narrador estudia a Rachel sin la garantía de entenderla”, explica el profesor Byron. “Esto tiene el efecto de diluir algunos incómodos elementos autobiográficos del texto, pero también marca un cambio significativo en la forma en la que la narración accede a la mente de los personajes”.

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Nueve capítulos más adelante hay largos pasajes marcados para su eliminación, así como otras revisiones, que también revelan la probable intención de “poner distancia entre el narrador y los pensamientos íntimos de sus personajes, invocando en su lugar un espacio de ambigüedad, donde las palabras y los gestos deben ser interpretados por los lectores en lugar de analizados a plena luz por una conciencia narrativa conocedora”.

La Fisher Library subraya que “se conocen dos de estas copias de trabajo personales, la otra tiene marcas de tipógrafo y un mayor número de revisiones, incluso a otros capítulos, pero sin las revisiones del capítulo 25”. La otra fue enviada para su edición George H. Doran en Nueva York, en 1920, mientras que esta habría sido conservada por la autora “como registro de las revisiones principales”.

“Woolf comenzó una revisión adicional, con el capítulo 25, trabajando con una pluma y un color de tinta diferentes, pero no fueron más allá y nunca se usaron”, agrega la biblioteca australiana.

“La primera novela de Woolf está a caballo entre las convenciones del realismo heredadas del siglo XIX y la nueva ficción experimental del XX. El texto de Sídney cuenta una parte importante de esta historia”, considera finalmente el estudioso Mark Byron. “Ilumina el desarrollo de la técnica de Woolf y su evolución hacia el estilo indirecto libre por el que se hizo famosa en novelas posteriores como La señora DallowayAl faro y Las olas”.

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