‘Blue’, de Violena Ampudia: dar a luz también genera sombras

Blue (2022), de la directora cubana Violena Ampudia (Roma, Nunca jamás, Petricor) se estrenó mundialmente en el 27° Festival Internacional de Documentales Ji.hlava (Ji.hlava IDFF), celebrado del 24 al 29 de octubre de 2023 en República Checa. La película integró la sección competitiva Fascinaciones, dedicada “a la exploración de nuevas formas, enfoques y lenguajes cinematográficos”.

Para su realización, Blue contó con el apoyo de las productoras cubanas independientes Estudio ST y DB Estudio (especializada en servicios de sonido), y el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), y fue una de las cinco tesis de la 9na. Edición de la Maestría en Dirección Documental del programa DocNomads, finalizada en diciembre de 2022, incluidas en el programa del IDFF.

DocNomads incluyó, además, el filme Kata’s Motherhood, de la directora india Santwana Bayaskar, que se estrenó en la sección Short Joy; y el apartado First Lights acogió el resto de los títulos: Dust is a Whale, is Sunlight de la mexicana María Casas Castillo, Reversible de Inshallah Montero, de Filipinas, y Falling de la húngara Anna Gyimesi.

Blue es registro, compendio y sistematización del taller de cianotipia organizado por Violena Ampudia con mujeres que experimentaron depresión posparto y tradujeron sus angustias, culpas, aflicciones y desasosiegos en una suerte de colección de autorretratos simbólicos que componen un testimonio coral sobre los diversos efectos de la onda expansiva del alumbramiento.

Pues dar a luz también genera sombras. Más allá de la idealización romantizada del acto de acoger nuevas existencias –con el consecuente enaltecimiento de la condición de madre como sublimación de la feminidad–, el parto es también sismo y trauma que provoca resonancias que pueden ser impredecibles en el cuerpo y la mente de las mujeres, así como en el constructo de los afectos y los pactos de vida de las parejas.

La convención social dicta que un hijo es un privilegio, y la contradicción de esta norma puede acarrear estigmas de “desnaturalización” en quienes expresen en voz alta suspicacias o rechazos a las vidas que transfiguran radicalmente las vidas de los progenitores.

Ampudia ha explorado estos cataclismos parentales en previas películas como La espera (2018) y Nunca Jamás (2019), realizadas durante sus estudios de Dirección Documental en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV). En el primero de estos títulos, la directora cartografía las complejidades del período de gestación en jóvenes mujeres ingresadas en un hogar materno. En el segundo –ganador en la categoría de Mejor Corto de No Ficción en el 21° Festival Internacional de Escuela de Cine, celebrado en Uruguay en 2021–, Violena indaga en las implicaciones psicosociales de la paternidad adolescente, a través del seguimiento de la cotidianidad del protagonista, Raymel, quien se halla sitiado entre la responsabilidad y el cariño que le “debe” a su hijo recién nacido, y la abrumadora sensación de libertad perdida que este compromiso implica.

Blue cierra un posible tríptico con estos documentales, o al menos delata un patrón discursivo en la obra de Ampudia, que persiste en escrutar los parajes del lado oscuro de la Luna con esta nueva sinfonía audiovisual estrenada en Ji.hlava, que pendula entre la abstracción sensorial y el ensayo razonado. Blue demanda una disposición perceptiva bien alerta, que permita al receptor bilocalizar su atención, para desplegar al unísono dos modos de interpretación. Como la doble naturaleza física de la luz. Ondas y partículas en armonía.

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Lo que exige Violena es un doble pacto de lectura. Apela por igual a la agudeza sensitiva y a la aguda decodificación intelectiva, para acercarse a los estados del ser que provocaron la articulación de esta colección de expresiones azules en una narrativa colectiva sobre el dilema materno, así como un catálogo de contradicciones éticas. Ser versus deber ser. Individuo versus civilización. Esencia versus consciencia inducida. Instinto versus reflejo condicionado. Alma versus mundo.

Blue es también una ablución ritual en las aguas purificadoras del espíritu de cada una de las mujeres involucradas, y en el espíritu grupal generado en espacios y dinámicas como los organizados e implementados por la joven directora. Las obras resultantes y engarzadas en el relato fílmico son sutiles testimonios de procesos delicados de reencuentro propio y mutuo, de monólogos y diálogos, de viajes hacia una misma y hacia las nuevas dimensiones de la maternidad.

Los hijos pueden ser laberintos sin salida que extravían a las madres hasta la disolución total de sus identidades. Los descendientes pueden ser simbiontes demandantes, consumidores de todas las energías vitales hasta vaciar los cuerpos. Son opciones, pero también fatalidades civilizatorias. Son placeres, pero también deberes sociales. Son amores, pero también dolores.

La película de Violena Ampudia fluye como un océano azul de Prusia compuesto principalmente por imágenes en negativo; tales son los cianotipos (blueprints o copias al ferroprusiato) resultantes. Son reversos de otras imágenes que ganan autonomía sígnica. Pues no son precisamente opuestos de “originales”, como se tiende a considerar este tipo de impresiones, sino más bien testimonios de las esencias espirituales ocultas en las referencias. Son fantasmas sinceros que revelan las condiciones ocultas al ojo cotidiano, y flotan en una perenne noche.

Los cianotipos parecen emanar luz propia. No son cuerpos y objetos que reflejan luces externas. Poseen sus propios resplandores. Sus identidades son autónomas y esplendentes. Brillan por su presencia en un cosmos oscuro y ausente. La soledad transmuta en autoconocimiento y autoconsciencia. La fuerza individual se consolida sobre pulsiones sociales ancladas en patrones patriarcales que refuerzan todo el tiempo el estereotipo de la mujer paridora, de la mujer como estado larvario de la futura y definitiva madre que está predestinada a ser.

El brillo propio termina anulando los posibles resplandores externos. La dualidad excluyente queda eliminada por un todo incluyente. El dilema pierde su connotación pecaminosa. Ser o no ser madre deja de ser una disyuntiva violenta y convive como posibilidades válidas.

Blue ensaya desde una levedad inexpugnable sobre la condición de madre como contradicción perenne y no como dogma. Dialoga con estratos de la psiquis tan profundos, que pueden ser considerados los umbrales del alma. El tejido cinematográfico que urde Violena Ampudia emula la sutileza contundente de la seda natural. El azul de sus imágenes, sonidos y palabras comprende todo el espectro. Incluye los tonos no percibidos por los limitados sentidos físicos, pero que son intuidos a plenitud. Blue es una película para entender y sentir. Alcanza su verdadera medida en el reino de la empatía.