Murió a los 77 años Paul Auster, superestrella literaria de Brooklyn e inventor posmoderno de cierta soledad

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Paul Auster (1947-2024), novelista estadounidense
Paul Auster (1947-2024) (IMAGEN X / @AnagramaEditor)

El novelista estadounidense Paul Auster, célebre autor de La trilogía de Nueva York, falleció en la noche de este martes 30 de abril, a los 77 años, víctima del cáncer de pulmón que hace algo más de un año dio a conocer públicamente su esposa, la también escritora Siri Husvedt.

Hijo de Newark, Nueva Jersey, pero vecino de toda la vida de Brooklyn, Nueva York, Auster murió en su casa debido a las complicaciones de la enfermedad, según confirmó su amiga Jacki Lyden a las principales cabeceras periodísticas anglosajonas.

“Muy tristes por la muerte de Paul Auster, un autor fundamental y muy querido. Le recordaremos siempre en sus libros”, tuiteó pronto Anagrama, su editorial en español.

Retrató con estilo terso y afilado las absurdas, empañadas transparencias de la gran urbe, abrió nuevas vías para la novela negra, hizo que otros escritores quisieran ser, por mil razones, Paul Auster, y fue sin dudas lo más parecido a una superestrella en el ámbito literario –como su amigo Salman Rushdie y pocos más– a partir de los años ochenta del pasado siglo.

Quizá su éxito de crítica fue más rotundo en Europa, o eso al menos se dijo muchas veces.

Joyce Carol Oates lo ponía de este modo hacia 2010: “a lo largo de una carrera que ha incluido quince novelas, seis obras de no ficción, una colección de poesía, guiones y libros editados, Paul Auster se ha hecho conocido principalmente por su ficción posmodernista altamente estilizada y peculiarmente enigmática donde los narradores rara vez son más que poco confiables y donde los fundamentos de la trama cambian continuamente”.

En un elogio guardado por los editores de The New York Times hasta el momento indicado, la escritora y crítica literaria Lucy Sante recuerda la fascinación de Auster por los argumentos melodramáticos decimonónicos, por las vanguardias literarias francesas y, desde luego, por los procedimientos restrictivos y combinatorios en la escritura de gente como Georges Perec y el grupo Oulipo.

“Como escritor, Paul fue bendecido con el don de la fluidez. Sus párrafos eran una acera en movimiento (era más cómodo viajar en bicicleta que bajarse), por lo que podías leerlo durante horas, mientras sus tramas daban vueltas y vueltas. Eso le permitió experimentar de diversas formas, insertando travesuras literarias al amparo de una historia atractiva”, escribe Sante. “Tenía una orientación muy francesa, y los franceses le devolvieron el favor, otorgándole el estatus de estrella del pop. Sus libros se vendieron en los supermercados de allí”.

Fueron más de treinta los libros escritos por Auster, incluidas novelas como El país de las últimas cosas, El palacio de la luna, La música del azar, Leviatán, Mr. Vértigo, Un hombre en la oscuridad, Sunset Park, 4 3 2 1 o, la última, publicada hace solo unos meses y presentada como su testamento literario, Baumgartner.

Incluso antes de concebir las piezas de su famosa trilogía (Ciudad de cristal, Fantasma, La habitación cerrada), Auster ganó algún reconocimiento –que crecería con el tiempo– gracias a un volumen de memorias, La invención de la soledad (1982), donde salda cuentas con su padre recién muerto. En opinión de Oates, no hay memoir en las últimas décadas, hasta donde alcanza su vista, “más bella y sucintamente compuesta” que esta. “La invención de la soledad, […] destaca por su franca, sincera y discreta evocación de la pérdida filial seguida no por el dolor (al menos no el dolor convencional), sino por el entumecimiento de una incapacidad para llorar y la determinación estoica de conocer al padre elusivo, y no amado, a Samuel Auster, el hombre «invisible»”.

Auster escribió libros de ensayos –como Experimentos con la verdad o, muy reciente aún, La llama de Stephen Crane– y más volúmenes autobiográficos o de memorias. Fue un hombre prolífico que también produjo relatos cortos, piezas teatrales, poemas y varios guiones cinematográficos (Smoke; 1995).

El personaje principal de su novela Brooklyn Follies (2005) ha sobrevivido a un cáncer de pulmón, y a un divorcio, y vuelve a Brooklyn para vivir lo que resta de su vida… Pero no. Paul Auster simplemente ha muerto este martes en la noche.

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