Un concierto de Bang on the Can en el MassMOCA
Un concierto de Bang on the Can en el MassMOCA

A mediados del pasado año se celebró el festival de música contemporánea Bang on the Can 2022 en el MassMOCA (Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts), evento que se efectúa a finales de julio y que ya lleva más de veinte años de realizarse. El festival se lanzó en Nueva York en 1987, criatura de tres compositores comprometidos con exponer la creatividad de la música contemporánea: Julia Wolfe, Michael Gordon, y David Lang. Sin rechazar los logros de la música clásica, el festival propone diseminar la música de compositores vivos. En esta iteración se hicieron presentaciones especiales de la obra de dos compositores: el recién fallecido George Crumb (1929-2022) y la cubana Tania León (1943). Otros compositores que formaron parte del festival fueron Steve Reich, Morton Feldman, George Lewis, Olga Neuwirth, Phil Kline, David Lang, Florent Ghys, Sarah Hennies, Yuka Honda, Kelly Moran, Robert Honstein, y Michael Gordon. Como siempre, hay música de jóvenes compositores, que pasan un mes antes del festival en talleres y ensayos y cuya obra se presenta por primera vez en una de las sesiones.

El festival abrió jueves en la noche con dos obras, ambas de una hora aproximadamente: Steel Hammer de Julia Wolfe y una presentación multimedia de Jim Jarmusch y Phil Kline. Wolfe ofreció una obra sobre la figura mitológica del folklore americano John Henry, afroamericano que trabajó en la creación del sistema ferroviario de Estados Unidos. John Henry se destacó en su manejo de un martillo de acero para colocar vías del ferrocarril y también para destrozar piedra para crear túneles. John Henry, un exesclavo, fue retado por un comerciante que creó un taladro a base de vapor que proponía eliminar este trabajo manual. Henry retó al industrial para probar que el trabajo manual era superior a la mecánica y, en su afán de probarlo, muere de un esfuerzo excesivo.

George Crumb (1929-2022)
George Crumb (1929-2022)

La obra consiste en una pequeña orquesta de cámara de seis músicos y tres cantantes. La compositora no trata de ofrecer una visión definitiva o unitaria sobre John Henry, al contrario, acepta que la historia de esta figura tiene que ser una mezcla de relatos exagerados, testimonios (confiables o no), rumores y chismes. El texto de la parte cantada realza esa pluralidad de interpretaciones; de las tres cantantes se destacó en particular Sonya Headlam, con una voz poderosa y dúctil. Entre los músicos hay que señalar al extraordinario Mark Stewart en guitarra eléctrica, banjo, harmónica y dulcimer montañoso, además de usar palmadas en su cuerpo con brío percusivo, Vicky Chow, con su acostumbrada magia en el piano, además de Robert Black (bajo), David Cossin (percusión), Arlen Hlusko (violonchelo) y Ken Thomson (clarinetes, harmónica). La obra de Wolfe fue un comienzo espectacular para el festival. La composición fue finalista para el Premio Pulitzer en 2010. Wolfe recibió el galardón en 2015 por Anthracite Fields.

El segundo programa de la noche de apertura le correspondía a Phil Kline y Jim Jarmusch, ambos en guitarra con proyección de imágenes. Jarmusch, el conocido cineasta y director de películas como Stranger Than Paradise, Night on Earth, Ghost Dog y Dead Man, ha sido músico y miembro de agrupaciones musicales. Phil Kline es un guitarrista experimental que lleva décadas en el mundo de la música contemporánea, autor de los discos Unsilent Night (1992) y el extraordinario Zippo Songs (2004), que se basa en poemas inscritos de soldados norteamericanos en sus encendedores Zippo. Kline a veces combina más de un poema para formar una canción ya que las inscripciones no son de muchas palabras. Los poemas tienen una mezcla de filosofía, sarcasmo, bravata, desilusión, humor y, sí, esperanza. El performance de Kline y Jarmusch, cada uno con su guitarra (Jarmusch con equipo de controlar efectos y la imagen) creó un efecto sónico casi extraterrestre. Las imágenes combinaron fragmentos del archivo de Thomas Edison con los de la película de ciencia ficción Destination Moon (1950). El efecto global fue alucinante e hipnotizante.

El compositor homenajeado del festival fue George Crumb (1929-2022), una de las principales figuras de la música contemporánea, ganador de un Pulitzer en Música por Echoes of Time and the River (1967) y un Grammy por Star Child (1977). En el festival se presentaron cuatro composiciones conocidas: Ancient Voices of Children (1970), Vox Balaenae (1971), Eleven Echoes of Autumn (1966) y el célebre Black Angels (1970). La primera obra, Ancient Voices of Children, la escuché por primera vez en mis años universitarios, de unos 25 minutos usa textos de García Lorca, poeta que le servirá para otras nueve composiciones suyas. De 1963 a 1970 manejó poemas de Lorca en ocho ocasiones. A Crumb le atrajo Lorca por esa mezcla de fantasía y realidad que caracterizaba su poesía, y el compositor logra lo mismo con su música, conjurando un mundo fantasmal.

Ancient Voices of Children es una obra que acecha con sus voces y texturas etéreas, donde se despliega un mundo sonoro de increíble riqueza (y extrañeza), típico de su obra en general. La voz principal de la pieza, interpretada brillantemente por la mezzo-soprano islandesa Porgunnur Ornolfsdottir, requiere un esfuerzo sobrehumano. En varios momentos la cantante mete su cabeza dentro del piano para que la voz se entremezcle con la sonoridad del instrumento. Es un efecto cautivador. La grabación original con Jan de Gaetani (voz) es memorable, pero ver la interpretación en vivo fue sobrecogedor.

Las otras piezas de Crumb se hicieron en dos programas breves: uno que incluyó Vox Balaenae y Eleven Echoes of Autumn, ambas de una poética puntillista, donde se destacó el pianista (Ariel Mo) y la flautista (Jessica Scott). La obra de Crumb, aun la instrumental, se basa en el concepto de la voz, sea la humana, la del otoño o de los animales (ballena, en este caso), voces de la noche, de la tierra y claro, la voz poética. Crumb articula voces del planeta entero como un arqueólogo sonoro desenterrando todos los sonidos del cosmos.

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En el otro programa se presentó su famoso Black Angels para cuarteto de cuerdas (y también flauta y algunos instrumentos de percusión). La crítica insiste en que el tono sombrío de la obra se refiere a la guerra de Vietnam (es decir, una protesta contra ella), pero Crumb mismo alega que la pieza no es programática: “La estructura subyacente de Black Angels es un diseño grande en forma de arco suspendido de las tres partes tituladas «Threnody» (lamento, partes I, VII y XIII). La obra retrata un viaje del alma. Las tres etapas son «Partida (caída de gracia)», «Ausencia (aniquilación espiritual)» y «Retorno (redención)»”.

Aun así, algunos insisten en que la primera parte (titulada “Noche de los insectos eléctricos”) se refiere a los helicópteros usados en la guerra de contrainsurgencia contra los vietnamitas. La octava parte se tituló en español (“Sarabanda de la muerte oscura”) y contiene citas de “La muerte y la doncella” (Schubert), el tritono del diablo y el trino de Tartini y al Dies Irae de la misa católica. William Friedkin usó un fragmento en El exorcista y un joven violinista de veintiún se conmovió tanto al oírlo que le motivó crear un cuarteto de cuerdas para tocar Black Angels. En 1973 se fundó el grupo y la pieza ha sido un constante en su repertorio: se trata del Kronos Quartet, que pronto cumplirá cincuenta años. (El Kronos tiene CDs y un DVD que incluye Black Angels; hay una excelente versión en YouTube del Quatuor Hanson de 2022).

Además de sus instrumentos de cuerda los músicos usan maracas, gongs, manejan los arcos para tocar vasos de cristal con agua, hacen sonidos de estallido con la boca, susurran, pronuncian el número trece en distintos idiomas y tocan los violines y viola con dedales de metal, creando un enjambre tímbrico complejo y fascinante. Los instrumentos de cuerda son amplificados y el uso de ellos (desde pizzicato, golpes leves con el puño sobre la madera, virando el arco y tocando las cuerdas con la parte de madera o con legno, tocando por encima de la mano que agarra el mango) abre todo un mundo de sonidos. No obstante, las partes estridentes, lo que queda con uno de Black Angels es el viaje triangular partida-ausencia-retorno.

De Tania León se presentaron varias obras: Rítmicas (2019), Four pieces for Violoncello (1983), y un programa de piezas para piano: Momentum (1984), Ritual (1987), Tumbao (2005),

y Homenatge (2011). Se presentó, de esta manera, una muestra representativa de su obra, con excepción de las obras con voz (canción, arias, etc.) y de ballet. Esto es una pena porque León ha trabajado con la obra de importantes escritores como Wole Soyinka, Margaret Atwood, Nicolás Guillén, Rita Dove, John Ashbery, Jamaica Kincaid y Pedro Mir. Rítmicas es una obra para orquesta de cámara (13 músicos), un homenaje atrevido a Amadeo Roldán y las Rítmicas que compuso (1930).

Four pieces for Violoncello es un homenaje a su padre y se inspiró en su primer viaje de regreso a Cuba en 1979, después de doce años fuera. La interpretación por Nick Photinos fue asombrosa; los cuatro movimientos representan grandes giros armónicos y rítmicos y él los navega con enorme destreza. Photinos es ganador de cuatro Grammys y un premio MacArthur. Las obras para piano también son muy variadas y la pianista Vicky Chow, entre los más formidables intérpretes de la música contemporánea, resalta la creatividad y precisión de la obra de León. Chow forma parte del grupo Bang on a Can All Stars.

Otro momento cumbre del festival fue la presentación de jóvenes compositores, un programa que incluyó composiciones de Erika Dohi, Samantha Wolf, Kyle Brenn, Yaz Lancaster, Dan Langa y Udi Perlman. Todas fueron de primera calidad, pero a mi parecer: la de Lancaster (Gender Envy, con ritmos agresivos y pasajes líricos), la de Wolf (Arachnid Ballet, con sonidos casi inaudibles) y la de Dohi (Dunk con fuertes elementos jazzísticos) fueron las mejores.

No puedo terminar sin señalar una pieza bellísima de David Lang, Death Speaks (La muerte habla). Lang es un compositor con una obra sustancial, que incluye The Little Match Girl Passion (2008), que ganó un premio Pulitzer, Pierced (2008, con obras del 1993 a 2007), y Prisoner of the State (2019), una ópera de 65 minutos libremente basada en el Fidelio de Beethoven. Su disco más reciente, The Writings (2022) se basa en textos bíblicos y está escrita para 24 voces a capella. Death Speaks toma prestado de los Lieder de Franz Schubert, pero enfocado en canciones que tratan de la muerte. Dice el compositor: “Lo que hace los Lieder de Schubert interesante es que la Muerte es personificada. No es un estado de ser, o un lugar, o una metáfora, sino una persona, un personaje en un drama que puedo decirnos en nuestro propio lenguaje que es lo que hemos de esperar del mundo que adviene.”

Lang entonces indagó en los textos que se referían a la Muerte y así fue armando una especie de retrato (al combinar la letra de distintos Lieder en una canción) más completo de la muerte. Es un ciclo de cinco canciones para voz, piano, violín, guitarra eléctrica y tiene el encanto del Lieder (musicalmente, conjura de un cuento de hadas), pero la letra y el tono va haciéndose más sombrío, con una intimidad que cautiva. Requiere una resistencia de la cantante porque está cantando sin parar por casi media hora. De nuevo, la mezzo-soprano Ornolfsdottir estuvo a la altura de las exigencias de la pieza; su interpretación fue sencillamente impactante. Pudo expresar la gran emotividad de la obra de Schubert sin caer en lo sentimental.

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ALAN WEST-DURÁN
Alan West-Durán (La Habana, 1953). Poeta, ensayista, traductor y crítico. Ha publicado los poemarios Dar nombres a la lluvia (1994) y El tejido de Asterión (2000). De crítica literaria-cultural ha publicado Tropics of History: Cuba Imagined (1997) y Cuba A Cultural History (2017). Ha sido editor-en-jefe de African-Caribbeans: A Reference Guide (2003), Latino and Latina Writers (2004) y Cuba: A Reference Guide (2011). Ha traducido a Rosario Ferré, Alejo Carpentier, Luisa Capetillo, Nancy Morejón, y Nelly Richard. Es profesor en Northeastern University (Boston).

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