Décimas y dibujos italianos en La Habana: ‘El trompetista’ o los anhelos de Riondino y Manara

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Ilustración de Milo Manara para el libro ‘El trompetista’ de David Riondino (IMAGEN Cortesía de la autora de la nota)
Ilustración de Milo Manara para el libro ‘El trompetista’ de David Riondino (IMAGEN Cortesía de la autora de la nota)

Es sabido que Aurelia Ediciones le regala aires nuevos al libro en Cuba y, de vez en cuando, siempre que se puede, trae novedades difíciles de pasar por alto. No solo por la calidad del libro en sí mismo, sino por los nombres que intervienen en sus contenidos. Esta vez la traslación al español de un personaje con su paisaje sonoro, más que de un autor y su obra: El trompetista, vale decir, “la historia casi verdadera de Juan Martini, trompetista, que fue con Garibaldi y Custer a Cuba y New York”. Una novela escrita en décimas por el actor, músico, escritor italiano David Riondino, quien en 2011 la publicó en su país.

Cuenta el autor las obsesiones derivadas del descubrimiento de dicho personaje, hallado en los confines de un archivo cualquiera: Giovanni Martini, un hombre de cualidades bastante líricas en tiempos especiales. Trompetista errante de terribles y maravillosas aventuras, migrante, testigo de las melodías del siglo XIX… hasta los inicios de la Era del Jazz. Una historia del universo sonoro que definió la sensibilidad musical contemporánea. 

David Riondino, harto conocido en la palestra mediática de su natal Italia, esta vez se adentra en un mundo diferente: “La intención, que declaro enseguida, es construir a través de él un monumento al Músico Anónimo, una especie de Músico Desconocido, que al igual que el más famoso Soldado, represente el símbolo de la infinidad de músicos anónimos que vagan por el mundo”. El dilema era el formato para narrar la vida de Giovanni sin que se perdieran las sonoridades, la intención musical del relato, y la propia obra lo llevó a un formato que bien supo manejar: la décima (estrofas de diez octosílabos cada una). 

“La elección no es casual”, ha confesado. “La décima es la forma principal que utilizan los poetas improvisadores en Cuba y en toda Sudamérica […] la estructura de la décima da lugar a un interesante equilibrio entre el elemento «poético», la música de las rimas y los ritmos, y la cadencia que sugiere la prosa”.

Según cuenta el autor, que pareciera vivir en paralelo a su trompetista, la historia fue construida en un automóvil entre 2007 y 2008, mientras descubría paisajes pendientes y almacenaba ideas en una grabadora: “siempre, al dictármelas a mí mismo […], imaginaba los dibujos de [Milo] Manara, como si estos complementaran su sentido, como si fueran su escenario natural”. Y no solo incorporó a la obra a ese gran dibujante italiano, sino que lo metió en el relato: “el Pintor” va dibujando por caminos análogos a los de Martini, sobre los soportes que va encontrando, en hojas improvisadas, contando una historia a su forma, según su instinto gráfico.

Ilustración de Milo Manara para el libro ‘El trompetista’ de David Riondino (IMAGEN Cortesía de la autora de la nota)
Ilustración de Milo Manara para el libro ‘El trompetista’ de David Riondino (IMAGEN Cortesía de la autora de la nota)

El trompetista en La Habana

La obra fue traducida y adaptada al español por Alexis Díaz-Pimienta, y quiso la suerte que esta presentación habanera haya sido muy cercana a la buena nueva del otorgamiento en España del Premio Archiletras de la Lengua 2023. Ha afirmado el laureado Díaz-Pimienta: “Muchos méritos tiene esta obra, pero el primero de ellos es que Riondino acaba de inventar la «décima en italiano», o sea, ha convertido a la estrofa clásica española en un simpático y lírico Caballo de Troya en el reino del soneto […] Riondino acaba de regalarle a los italianos una estrofa nueva, la décima”.

La publicación del libro y las gestiones para su presentación estuvieron a cargo de Aurelia Ediciones y, en particular, de Claudia Acevedo, su directora editorial, quien tejió hilos continentales para unir –con el apoyo de la Embajada de Italia en Cuba– al escritor, al dibujante y a una comunidad que los recibió con vítores en la Galería Vitrina de Valonia, espacio dedicado en La Habana Vieja a la cultura del cómic y sus valores patrimoniales.

Más allá del libro… y la música

Para salvaguardar la sonoridad del relato y acoplarla a la tradición oral e improvisadora cuban, de la cual Alexis Díaz-Pimienta es un destacado representante, se organizó un especial del taller “Viaje al centro de la improvisación poética”, un proyecto, muy solicitado por jóvenes escritores, poetas y repentistas, donde el propio Díaz-Pimienta junto su hijo, Alex Díaz, y el reconocido poeta Roly Ávalos, teorizan e imparten clases de improvisación. Ambos jóvenes lideran además el proyecto “Oralitura Habana” que se ha dado a la tarea de extender y conservar el arte de la improvisación, del repentismo, como parte de la memoria histórica de Cuba. Los talleres se realizaron en tres sesiones entre los días 28 y 29 de julio último. El sábado que marcó el final de dicha iniciativa, en que el propio Riondino fungió como organizador, se inauguró una exposición de 27 dibujos originales de Milo Manara incluidos en el centenar que ilustran El trompetista.

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La inauguración del evento estuvo presidida por Roberto Vellano, embajador de Italia en Cuba, el propio Riondino, Díaz-Pimienta, así como Claudia Acevedo y Carlos Cairo, fundador de Aurelia Ediciones, quienes comparten créditos como editores de la novela y curadores de la muestra.

Confluencias y fin

Es la primera vez que la obra del prolífico historietista Milo Manara se exhibe en Cuba, y lo hace con piezas originales. La exposición estará disponible hasta el final de agosto. El libro de Riondino, más que obra lírica y homenaje al Músico Desconocido, tal como reza en sus primeras páginas, es un lazo que ata a la cultura italiana con Cuba. El Trompetista, personaje tan real como imaginario, que no fue llevado al cine o al teatro, sino que vivió su propia historia desconocida, sobrevivió a Garibaldi, a Custer, a Roosevelt, al Little Big Horn en 1876, y murió en Nueva York, atropellado. Su vida transcurre en rimas y dibujos, como si no le interesara el reposo, siempre repitiendo el viaje.

No sé, más iba volando

 y soñé que me moría

 pero luego resurgía,

así que iba despertando.

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