La memoria novelada de “un nieto de la Revolución cubana”. Eso es –en el reverso de muchas décadas de pleitesía propagandística– Esta es tu casa, Fidel (De Conatus, 2024), el volumen que el cineasta y escritor cubano Carlos D. Lechuga (La Habana, 1983) ha publicado este marzo en España.
Lechuga –guionista y director, asentado en Madrid, de reconocida trayectoria– ha presentado ya este “librito doloroso” en Imperio, de Valencia (7 de marzo), y Libros Salvajes, el viernes último, en Villaviciosa de Odón, Madrid, y lo hará próximamente en otras dos librerías madrileñas, Amapolas en Octubre (martes 2 de abril) y Girasol (Santo Domingo, 12 de abril).
“Cuando crecemos vamos viendo nuestra realidad de una manera diferente a como nos la han contado. Las imágenes, los gestos, las palabras, las escenas nos despiertan de un cuento. «Esta es tu casa, Fidel» era una placa que se colocaba en la entrada de las casas de Cuba [a partir de] 1959. Desde entonces hasta ahora han pasado muchas cosas, incluidos momentos de gran hambruna, como el llamado Período Especial. La familia, los amigos, la comunidad y la propia vida fueron destruidos para mantener un régimen”, leemos esta sinopsis en la web de la editorial española. “Carlos D. Lechuga comparte en esta memoria los domingos en casa de uno de los líderes de la Revolución, el miedo en la vida cotidiana de una casa compartida, el descubrimiento del cine y del sexo prohibido, los encuentros con García Márquez y sobre todo el dolor de una familia rota”.
En efecto, el abuelo del autor, del mismo nombre, fue una figura muy importante dentro de la jerarquía isleña desde el mismo triunfo de la Revolución cubana.
Carlos Lechuga Hevia (1918-2009) fue periodista y diplomático: el último representante de Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA); embajador ante Naciones Unidas en los tensos días de la Crisis de los Misiles, y un actor en las comunicaciones entre La Habana y la administración de John F. Kennedy; luego, ocupó diversos cargos, a lo largo de décadas, en misiones especiales o permanentes de Cuba en Latinoamérica y Europa (incluida la sede de ONU en Ginebra, Suiza), así como parte de varias iniciativas y organismos internacionales.
“En general, fue un proceso doloroso porque tuve la suerte –o la mala suerte– de descubrir algunas cosas que no sabía sobre algunos miembros de mi familia mientras escribía”, ha dicho el escritor de Esta es tu casa Fidel en una entrevista concedida a El Estornudo. “Me llegaron unos diarios de Allen Ginsberg, unos archivos de la CIA. Dolió también por cuestiones éticas. Uno siempre se pregunta cuánto se puede contar, cuánto no, si la familia va a cambiar después de escribir esto, si te van a culpar. Pero la necesidad de escribirlo fue mayor”.
“También es doloroso porque me obligó a preguntarme ¿qué hago aquí? y mirar al pasado para comprender cosas que en su momento no entendía del todo”, explica también allí. “Fue, además, una manera de tener a mi madre cerca, un cúmulo de conversaciones pendientes y cosas que no se dijeron por timidez, por vergüenza”.
Por supuesto, Lechuga emprendió esta memoir no solo como una íntima confesión: “Este libro nace de una necesidad muy personal. Estaba solo en Madrid, sin saber muy bien qué iba a pasar el día después ni para dónde iba a parar la vida, como le sucede a muchos migrantes”, rememora en su diálogo con la citada revista independiente cubana. “Hay dolores que sentí y son compartidos por otros cubanos que no están en Cuba. Muchos nos preguntamos: ¿por qué estamos lejos?; ¿qué fue lo que pasó?”.
El fondo específicamente individual y a la vez transversalmente colectivo del libro queda sintetizado en una frase de la escritora española Silvia Bardelás que señala De Conatus: “Una memoria tiene sentido cuando ilumina circunstancias que nos condicionan como humanos, como por ejemplo crecer bajo el paraguas de un líder”.
¡Claro! Pero, en Cuba, durante los últimos 65 años, ¿quién no ha estado, hasta cierto punto, bajo esa sombra?, cabría preguntarse. ¿Qué casa, de cierta manera, no fue la casa de Castro?
Lechuga ha dicho que le gustaría seguir escribiendo libros, aunque le apasiona más es el cine.
Recientemente, en el marco del 27o Festival de Cine de Málaga, España, fue distinguido con una mención de honor, por La intrusa, en el Premio SGAE de Guion Julio Alejandro 2024, considerado el estímulo más importante a la escritura de guiones en la comunidad iberoamericana.
Ya en 2014 había conseguido el máximo reconocimiento del Premio SGAE de Guion, por la escritura de su celebrado filme Santa y Andrés.
Carlos D. Lechugaha dirigido los largometrajes Melaza (2012), Santa y Andrés (2016) y Vicenta B. (2022), los cuales han tenido un amplio recorrido internacional y presencia en festivales como los de Toronto, Rotterdam, Chicago o Mannheim. Su trabajo ha sido reconocido en San Sebastián, Málaga y Guadalajara.