Exhibiciones (2021), breve volumen del poeta cubano Javier L. Mora publicado por Ediciones*, reúne catorce ejercicios experimentales, radicales experiencias que recuperan codificaciones estilísticas de la vanguardia.
“La idea de este cuaderno me la sugirió Rito Ramón Aroche”, confiesa el autor, “la carga visual de la primera versión de Ablandar una lengua era demasiado amplia, y resultaba (resultó lo) mejor el amarrarla, a ella sola, en un cuaderno independiente. Luego aparece el dilecto Yornel y, antes de invitar a mademoiselle J. Medina Ríos a cincelar la curaduría del proyecto […], se me ocurre juntar en un volumen no solo los textos «defenestrados» de ese libro, sino también otros de ese mismo tenor que ya estaban en los «exámenes civiles», y alguno más… (Hay textos tan viejos ahí como el recuerdo que tenemos de la primera mascota de la infancia –gato, perro, canario o pez peleador–, muerta ya: ese recuerdo que sólo podemos pensar con la melancolía idiota del cariño)”.
Ediciones* se interesa especialmente por esa tipología de prácticas literarias. El proyecto editorial, emprendido por el artista Yornel J. Martínez como un accidente singular dentro de su propia obra –volcada sobre el lenguaje, su valor icónico y su capacidad simbólica–, aspira a rastrear y visibilizar procedimientos textuales y artísticos alternativos, capaces de trasgredir los modelos de circulación y publicación privilegiados por las editoriales al uso. Exhibiciones es un volumen idóneo para su catálogo, que acoge dispositivos literarios marginales y formatos diversos de publicación (libros de artistas, fanzines, colección de postales); apuestas que desautomatizan las prácticas de lectura. Exhibiciones se une a títulos como H terrible, cuaderno de poesía visual de Mario Espinosa, y Poesía visual cubana, una selección de Martínez que agrupa, entre otros, a Ismael González Castañer, Rafael Almanza, Rito Ramón Aroche, Ezequiel Suárez, Francis Sánchez, autores que privilegian la materialidad de la palabra, su valor visual y, en definitiva, los intersticios entre imagen y escritura.
“La invitación a publicar en Ediciones* surgió del propio Yornel J. Martínez”, comenta el también autor de Examen de los institutos civiles (2012) y Ablandar una lengua (2020), “a cuyo proyecto editorial parecían avenirse estas Exhibiciones: retazo y juego con lo visual, manualidades gráficas del tipo viñeta, palimpsesto o caligrama que, ligados a un segmento lingüístico equis, podrían producir cierto ruido contaminado con el que se «venderían» a sí mismos, como artefactos de lenguaje remachados en láminas, esos textos”.
En Exhibiciones tenemos una orgánica colección de ejercicios poéticos articulados por el ánimo de experimentación. La experiencia formal resulta una premisa central en el trabajo del autor. El descentramiento lógico de los versos, la ruptura de la cadena de sentido, la exploración de la plasticidad tipográfica, la teatralización espacial del verso, la acentuación sonora a través del dimensionamiento material de la palabra, el uso de medios expresivos ajenos a la escritura, el gusto por extrapolar códigos del diseño al espacio de la página, el montaje (a veces deliberado) de fuentes literarias de desemejantes procedencias, son recursos recurrentes en la creación de Javier L. Mora que en este pequeño cuaderno, específicamente, alcanzan su apoteosis.
El rango de sus negociaciones textuales es amplio; por ejemplo, el poeta incorpora fotos de objetos domésticos (intervenidas), operaciones matemáticas, colores… al texto, mientras disfruta jalonándolo con citas y alusiones de muy diversa procedencia (la filosofía, las ciencias naturales, la política, la propia literatura). El amor por el intertexto –manejado con pasmosa espontaneidad– dota la escritura de Javier L. Mora de un notable dialogismo y una asombrosa organicidad discursiva.
Pero ese andamiaje formal de signo vanguardista no acaba en sí mismo. La presentación textual de los poemas es el odre en que se depositan agudas meditaciones. Como se aprecia en sus otros cuadernos, el sistema estético de este autor se proyecta decididamente político. El paisaje temático de la poesía de Javier L. Mora se adentra en la civilidad, el estado de lo cotidiano y la ideología como instancias que subyugan al individuo. En sus poemas irrumpen continuamente fragmentos de realidad. Expresiones propias de la retórica revolucionaria, alusiones al discurso político oficial, narraciones vinculadas a la vida común, imágenes de una libreta de abastecimiento o de una lavadora… indexan el afuera al texto.
En esta colección, el constante extrañamiento respecto a la morfología del poema resulta otra evidencia de la proyección de un sujeto lírico enfrascado en resistir al poder (según es entendido por Foucault) que socava su libertad.
Los ejercicios de apertura y cierre de Exhibiciones –“Notas del lunes” y “El ama de casa metía aceitunas en el relleno de un pastel gordo (grado patológico de los rasgos de la edad del techo)”– son quizás los mejores ejemplos de esa tendencia del autor a hacer del poema un estado mental. En ellos la escritura se proyecta como una suerte de meditación clínica que confronta, acusa, desmonta la precariedad existencial, económica, ideológica, literaria que agobia al sujeto lírico. Ese anudamiento de ejecutoria experimental y emplazamiento político hace más que interesante este conciso volumen, donde se condensa el territorio creativo explorado desde siempre por el poeta.
Visto Exhibiciones, se puede afirmar que Javier L. Mora encauza su vocación política, al menos, desde dos ángulos: tiende a cubrir el plano referencial con una alusividad directamente conectada al tejido social, y erige una escritura autoconsciente que cuestiona/medita desde el valor expresivo del lenguaje mismo. El gesto intelectual de concebir su trabajo poético como una forma de intervención política ha sido también el estímulo de su preocupación por la experiencia de la escritura y las capacidades formales del cuerpo textual. Su ingeniería consiste en pensar desde la forma.
Ediciones* y Javier L. Mora se juntan favorablemente para continuar apostando por la vitalidad de esa estirpe literaria que trasciende las fronteras entre escritura y visualidad, poesía e imagen en el espacio concreto de una página en blanco.
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Ya quiero devorarme esos versos!!!
Nada es igual para mí desde que conozco, con placer, el discurso que sale de los labios y manos de Javier.
Te abrazo!