Eliecer Jiménez Almeida
Eliecer Jiménez Almeida

La presente entrevista al cineasta cubano Eliecer Jiménez Almeida, que publicamos en tres partes (I y II), tuvo lugar en 2019, en la muestra Cine Independiente-Cine Pendiente en su ciclo de directores, que organizó en La Habana el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR). Esta tercera parte sucedió a la proyección de los filmes Elegía, Semiótica de la mentira, El eterno retorno, Para construir otra casa, Mater Dei y Now!

¿Cuándo dura el plano secuencia del El Eterno Retorno? Imagino que, aunque fue con un teléfono, mantener la estabilidad durante todo el recorrido debe haber sido un desafío.

El recorrido es de 45 minutos, pero yo podía acabar con la existencia de la gente, se podía volver muy aburrido, y no fue fácil. Aunque se haya hecho con un teléfono, porque como los teléfonos tienen un ángulo muy ancho me salía parte del tren en el cuadro. Entonces tuve que pararme en puntilla de pie y hacer el viaje así, sosteniéndome con estos dos dedos así…

Fue así y salió, ni siquiera podía verlo bien. Yo me decía: ¿cuándo esto va a llegar a su fin?, porque empecé a hacerlo por deporte, pero cuando iba por el camino me di cuenta de que el recorrido del tren tenía un fin y hacía un loop y que esa era la única oportunidad de hacer eso… Probablemente yo me monte algún día ahí y más nunca lo pueda hacer, porque además ese tren es completamente gratis y se llena de gente, porque el transporte dentro del downtown de Miami es gratis. La ciudad hace eso para que la gente no maneje dentro de la ciudad y fue un gran acierto. Después pasó mucho tiempo para que yo hiciera el montaje del sonido. Pasaron varios IPhone, el 7, 8, 10 y ahora el 11…

Es la película que se repite una y otra vez en la mente de un cineasta que llega a Miami. La ciudad de los condenados a la memoria. ¿Cómo sientes esa experiencia?

La nostalgia en Miami es una pastilla que tú te tomas para salvarte de muchas cosas, la vida de un exiliado no es fácil, renuncias a demasiadas cosas que son importantes. Sobre todo renuncias a tu país por una idea de libertad, sin embargo tu país nunca se va… pero se va transformando y esa es una de las cosas que yo quise transmitir en la película: cómo en mi cabeza se va transformando mi manera de hablar, mi vida se va convirtiendo en una vida bilingüe, en una vida spanglish. Es decir, el lenguaje es un rasgo de identidad muy poderoso de los seres humanos de cualquier nacionalidad. Hablamos el castellano y nos distingue la manera en que lo hacemos. Sin embargo, el castellano de uno se va afectando con la inserción del inglés, las construcciones que tú haces en castellano se van convirtiendo en unas construcciones mixtas entre el inglés y el castellano, aunque tu estés hablando el castellano,

Y Miami tiene la particularidad para los cubanos de poder usar los dos idiomas…

Pero es muy diferente, a pesar de que su comunidad es más grande y nacen norteamericanos, no tiene el empuje de muchas cosas que han tenido los cubanos, y hablan el spanglish diferente. Por ejemplo, en Miami, shit-eater, que es comemierda, es una frase que inventaron los cubanos. Por ponerte un ejemplo de cómo se mezclan dos culturas, porque los puertorriqueños me parece bien que hablen spanglish y todo eso, pero la experiencia que yo he tenido con el spanglish parte de una forma muy cubana y creativa de utilizar el lenguaje….

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Por momentos, la película me crea una sensación muy extraña, por el uso del sonido. Se siente como si el cuerpo estuviese dentro de ese tren, pero la mente en otro lado. ¿Piensas que eso es ser extranjero, más allá del propio exilio interior que siempre lleva un artista?

En los momentos que yo hice eso…, ese día yo iba a buscar trabajo en una obra de construcción. Cuando yo regresé de New York a Miami, que se me acabó la buena vida de la beca que tenía, era empezar completamente desde cero, y eso requiere esfuerzo. Yo fui allí pensando que iba a tener que coger un martillo, una pala de alguna manera y, al mismo tiempo, iba pensando en que imagen más poderosa, esa que se podía convertir en una película, que no lo fue hasta dos años o tres después. Es decir, hay cosas que ningún exilio, ni ningún desarraigo te las va a quitar y es tu vocación, mi vocación es mi vida, si no la defiendo, no me defiendo, ahí está el resultado. Seguir trabajando a pesar de las limitaciones, si tienes un teléfono, fílmalo, con lo que puedas filmar, filma. No sé si te respondí, yo no soy una persona tan existencialista o no quiero serlo. Se pierde mucho tiempo, yo creo que todos los problemas tienen una solución dentro de una semana, quizás dos, entonces no te puedes pasar esa semana machucado, es decir hay que pasarla bien.

La película también crea una claustrofobia porque es subjetiva…

Y no se ven personas, son imágenes muy metafísicas, hay creo que solo dos o tres personas que se ven de ladito, pero también yo vi eso como muy fascinante, como que la ciudad se descomponía, una ciudad que han construido los cubanos. Miami es lo que se perdió La Habana. Es decir, todo eso pudiera estar aquí. Entonces me interesaba ver cómo todo eso se descompone en la memoria y se vuelve a componer… Yo me sentía muy extraño en Miami. Ya no, ahora me siento parte de allí también. Cuando tú te vas a vivir a otro lugar, no sé si a ti te pasó, llega un punto en que no eres ni de allá ni de aquí, una cosa rara. A mí me pasa una cosa muy dura, sueño que estoy en Cuba todo el tiempo, pero al mismo tiempo cuando salgo de Estados Unidos y me recibe el señor del aeropuerto y me dice “Welcome home” yo siento que he llegado a mi casa también, por lo fácil que se hace todo en Estados Unidos, solo tienes que trabajar y estar pendiente de muchas cosas y deber mucho dinero y todo eso, pero así y todo yo siento alivio cuando entro por el aeropuerto. Si estoy en Cuba, siento mucha presión, vengo aquí y no duermo, y llego allá y me paso quince días de tristeza, es doloroso eso, la recuperación de venir a Cuba es dolorosa, porque tú te vas y sabes que todos tus amigos tienen problemas, tu familia tiene problemas, y tú no tienes la solución. Sin embargo, ellos ven en ti la solución a tus problemas, eso sin decirte del jineteo de las calles que es horroroso: la gente, la vulgaridad, la peste a fosa en todas las calles. Todas esas cosas horrorosas que allá no están y que tú sabes que hubiera sido muy fácil que estuvieran aquí, así era este país antes del 59, pero bueno eso es otra discusión…

Eliecer Jiménez Almeida
Eliecer Jiménez Almeida

A medida que el discurso sonoro de la película violenta el pasado con el presente, el efecto de la cámara, la lluvia en la ventana, la ciudad se ve más difusa, monstruosa. ¿Eso fue intencional?

La edición del sonido es completamente intencionada, ahí no hay azar, el azar es la imagen, es la recuperación de la imagen, y hay muchas vivencias personales también. Por ejemplo, cuando Cuba se puso en el boom en Estados Unidos, el Museo de Historia Natural de New York hizo una exposición rimbombante, y metieron carros antiguos, altares de santos… Me acuerdo de que llegamos a un altar y estaba lleno de frutas tropicales y no tropicales, nos miramos a la cara y fue como si nos dijéramos, esto no existe en Cuba, en Cuba está el mango y la guayaba, y la piña, pero no puede haber uvas y manzanas y peras en un altar de santería cubana. Es decir, sentimos aquello como muy plástico.

Lo otro era que ese día habían invitado a Paquito D’Rivera. Tengo que hacer el cuento porque es muy interesante. Paquito invitó a todos los cubanos que vivían en New York para ir a boicotear aquella mierda, pero boicotearlo desde la jodedera, y nos montamos todo el mundo y fuimos para allá, y nos colamos con Paquito, y Paquito en la puerta decía: “Este es invitado mío, este, y este…” Todo el mundo era invitado de él, estoy hablando de como cien gentes, no sé, ochenta personas que nos colamos allí. Y llegó un punto en que nos empezaron a botar porque éramos muy cubanos, y en medio de todo esto la mujer de Paquito, que es puertorriqueña, canto a capella “Siboney”. Ella es cantante de ópera, y esa vivencia yo la registré, la filmé con el celular y fue algo muy impresionante porque los dinosaurios aquellos temblaban cuando ella estaba cantando “Siboney”, una experiencia personal mía intensa. La registré y me dije: bueno, algún día hago algo con esto, y bueno, mira, tuve un espacio ahí, ahí está la voz de muchos artistas e intelectuales cubanos, aunque sea una pequeña frase de Virgilio, de Lezama, está una cubana que es premio Pulitzer de periodismo, que es reportera del New York Times, hablando sobre la cuestión del Mariel, porque ella fue marielito… Son muchas cosas y mucha búsqueda. Por ejemplo, encontré la frase del Che que dice que fusilar es algo positivo, fue una búsqueda también tremenda… También poner la prueba por la cual condenaron a los cinco espías que aquí le dicen los cinco héroes, del derribo de los aviones de los Hermanos al Rescate, eso para mí es una prueba y eso es público: por eso mientras Fidel dice que hay que censurar a todo el mundo, la niña recita el poema del Indio Naborí….

¿Eso de dónde salió?

Eso todo está en YouTube, YouTube es el rey y todo eso, después yo pongo las conversaciones entre Kennedy y Eisenhower durante la Crisis de los Misiles, eso es público. En el despacho oval se graban todas las conversaciones, el día que nos enteremos de las de Trump va a ser… Se graban todas las conversaciones y eso se hace público, es decir en Estados Unidos todos los récords se hacen públicos, con lo cual cualquier político que haga algo mal hecho está liquidado… Es lo que le hicieron a Trump, con la llamada esa grabada ahora.

Este tema de Pavarotti con entrada de guaguancó, eso fue en el patio de mi casa pasándola bien. Geandy Pavón, que es fotógrafo y un monstruo, y además canta ópera con entrada de guaguancó, y además nos divertimos cantidad. Tú sabes, desde pequeñas vivencias hasta cosas más trascendentes, esto de la Crisis de los Misiles… Y ahora me doy cuenta de que yo he reciclado tres veces la “Guantanamera” cantada en no sé cuántos idiomas, hay un record Guinness de un español con la “Guantanamera” cantada en diferentes idiomas, un record de 500 versiones. Entonces, cuando tú te vas de Cuba, te das cuenta de que Cuba se conoce por dos cosas, la Crisis de los Misiles y la “Guantanamera”, la tercera cosa es la invasión de Bahía de Cochinos…

Será en Estado Unidos, en Alemania es Buena Vista Social Club.

Ah, bueno… Pero lo que te digo es que son tres símbolos muy importantes que se conocen a nivel mundial de lo que es Cuba, Cuba también es el tabaco, las mulatas…

Y Fidel Castro…

Sí, también Fidel Castro, que es como demasiado, mucha gente en el mundo ama a Fidel Castro…

¿Qué es lo que te identifica a ti como cubano y que no?, teniendo en cuenta los clichés sobre nosotros.

Me la pusiste en China… Yo creo que soy esencialmente cubano. Yo no elegí nacer aquí y elegí vivir allá, de momento, sin embargo, yo elijo ser cubano y más allá del lugar de nacimiento se trata de una elección muy personal, independientemente de todos los defectos y todos los horrores que vamos a tener los cubanos en política, en cultura, en censura, en lo que sea. Cuba es un país muy pequeño, y ha habido un ejército de personas que han hecho que uno se sienta orgulloso de haber nacido aquí.

En Miami pasa una cosa, por ejemplo, que los niños de los vecinos de los cubanos de segunda y tercera generación nacen en el Mercy Home o en Hialeah Home o en cualquiera de los hospitales, y tú le preguntas: “¿tú eres cubano?” Y te dicen: “sí, yo soy cubano”. “¿De qué parte de Cuba tu eres…?” y contestan “no, yo nací en el Mercy Home”. Eso se lo preguntas a un mexicano y no te dice eso, te dicen: “Soy de Tejas o de California”. Nunca un hijo de un mexicano te va a decir que es mexicano y así por ahí para todos, ni los argentinos, ni los que no lo son, ellos nacieron en Estados Unidos, son americanos. Sin embargo, los hijos de los cubanos te dicen: “yo soy cubano” y te dan una clase de cualquier cosa de Cuba, yo siento mucho orgullo por eso.

He descubierto que mucha gente allá en Estados Unidos son verdaderos patriotas de Cuba y también he ido descubriendo que la historia de Cuba que nosotros no conocemos está allá. Por ejemplo, la cultura culinaria está allá, aquí no hay pastelitos de guayaba, ni croqueta, ni nada de eso, ya eso está allá, las fritas… Si en algún momento se dijo que sin azúcar no hay país, ahora se puede decir sin Miami no hay país, porque todo lo que se ha salvado de Cuba en algún momento va a regresar. Te voy a decir una cosa más, el momento más importante de mi carrera es estar aquí un rato para hacer esto, no es estar en el MoMA, no es estar en un museo en Alemania, es regresar a hacer esto con las condiciones que hayan, con las personas que estén…

Entonces, para ti, el país es la gente.

El país no es la cosa geográfica, es decir los límites geográficos de Cuba no me interesan, un cubano lo es aquí, en Miami, en Alemania o en Kalimantai del norte, que eso no sé si existe o lo invente ahora. La nacionalidad de uno va más allá de la frontera, es ese espíritu que te une con otra gente de tu comunidad, y donde se unen intenciones, intereses, posibilidades y desaciertos también, los chistes. Allá he descubierto a escritores fabulosos, gente tremenda que ni se conoce, que ha publicado los libros, los teatristas, y la gente que ha seguido luchando por sus sueños, por su vocación…

¿Entonces la película surge de forma casual?

Es un hallazgo, es un acierto… En un momento dado me doy cuenta de que el tren cuando llega al final va a volver para atrás, y eso ahí mismo yo lo reconecto con el eterno retorno de Nietzsche, cosa que para los cubanos es una cosa tremenda. Cuando vienes de allá te parece que nunca te has ido de aquí, pero estás en un limbo porque cuando ya vienes de allá no eres ni de allá ni de aquí. Es una condición del emigrante que es universal, creo, es decir, que tú… estás perdido, pero te encuentras más en la cosa cubana. A mí me pasa, hay días que yo no sé hablar inglés y que no soporto que me hablen en inglés, y eso es una cosa terrible, y con lo conversador que soy yo, cuando llego a la universidad no tengo con quien hablar porque no quiero hablar en inglés, es pesado, pero al mismo tiempo tú tienes que comprender que el inglés es la lengua más… Es la lengua divisa.

Lynn Cruz y Eliecer Jimenez durante un momento de la entrevista | Rialta
Lynn Cruz y Eliecer Jiménez durante un momento de la entrevista

En ese país.

No, la que te sirve en todas partes, yo he llegado con el inglés a todas partes y he resuelto.

Yo estoy hablando en términos más emocionales.

Es la lengua divisa de la época que nos tocó vivir. Yo nunca tengo ganas de hablar inglés, y allá me enseñaron una cosa, cada vez que llegues a un establecimiento público o privado trata de hablar en español porque tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestra comunidad. Es decir, donde hay una persona que es bilingüe en un puesto ve y háblale en español porque eso está garantizando darle trabajo a más personas que hablen el español, y ya eso no se refiere solamente a la comunidad cubana, sino a la comunidad latinoamericana de Miami. Ya Miami no es solamente cubana, sino que es bastante diversa, pero eso de hablar en español da la posibilidad de trabajo a personas que hablen el español.

Eso es igual que cuando uno llama por teléfono para resolver problemas, allá todo se resuelve por teléfono, tú llamas y te sale una operadora, y otra y otra, porque eso está de una manera tan automática y tan loca, entonces te hablan en inglés, no ponme para español, entonces consigues todo en español. Por ejemplo, allá en Miami yo almuerzo en un restaurante, en un mercado sato que se llama La Virgen de la Caridad y es el único lugar del mundo donde llamas y te responde la Virgen de la Caridad, y te salen: “Virgen de la Caridad, buenas tardes…” La mujer que atiende el teléfono te dice así, eso es impresionante…

Yo siento una diferencia en Miami entre la comunidad de exiliados y los cubanos que emigran.

Bueno, yo soy un exiliado, todos los que vivimos allá somos exiliados por la sencilla razón de, y este es mi criterio, que en Cuba hay un problema desde el año 1959, un problema que no ha sido resuelto. Si tú te vas de Cuba por política o por hambre es porque hay un problema aquí, ese problema es la política entonces. ¿Qué ha elegido la gente? Votar con los pies, las elecciones han sido con los pies: me voy, muy fácil, es decir, un problema económico es un problema político, es que la gente que administra este país no ha sabido o no ha querido garantizar las condiciones de vida que han encontrado la gente en Miami. Te digo Miami por decirte Miami, los cubanos han encontrado posibilidades en todas partes. Entonces yo no renuncio a ser un exiliado por esa sencilla razón, independientemente de que yo pueda volver y todo…

¿No es más fácil pensarte como un viajero?

No, no, no… Porque hay que tener una responsabilidad política con nuestra comunidad, la responsabilidad estriba en que todos los que nos hemos ido de Cuba ha sido por culpa de un gobierno lamentable que sigue desde el 59 hasta la fecha de hoy, sino yo no estuviera aquí…

Ese tipo de comportamiento yo lo veo más en Miami que en los cubanos que van a otras ciudades de Estados Unidos, que no se sienten muchas veces con ese nivel de compromiso.

Bueno, el compromiso siempre es primero individual, es decir, los compromisos estos colectivos son siempre ficticios, ese es mi compromiso individual con mi comunidad, ¿entiendes? Y ese compromiso me sirve para los que viven allá y para los que viven aquí. Seguir manteniendo esta postura creo que es lo ético: venir a esta institución que es independiente a poner las películas y no venir al Festival de la Habana creo que es lo correcto, pero es mi elección de lo correcto, no me interesa si otra gente lo hace de otra manera…

¿Si el Festival quisiera tus películas?

No las pondría, no las pondría porque no voy a un lugar de donde he sido rechazado. En otras circunstancias sí, lo que pasa que eso sigue siendo un instrumento del poder.

¿Otras circunstancias?

La otra es que mañana hubiera unas elecciones aquí y el que quiera votar por Díaz-Canel que lo haga, y yo votaría por ti y ya, es decir, el Festival de Cine de La Habana, como todos los festivales aquí en Cuba, como el ICAIC y la inmensa mayoría de las instituciones oficiales de este país, son un instrumento del poder…

Como en todas partes del mundo. Todas las instituciones responden a poderes con intereses muy específicos.

Sí, pero se trata de un poder que nos expulsa a nosotros de aquí, por hambre o por política, entonces mi responsabilidad es no darle vida a ese poder de ninguna manera…

¿No sientes que sea porque vives en una ciudad donde se espera esa actitud de ti?

Puede influir, pero yo soy quien determina mis decisiones. Ninguna ciudad, ninguna comunidad puede decidir por mí. Yo decidí que esa era una responsabilidad y ya.

¿Y no crees que la obra es lo importante, y que, si el alto contenido político de tus películas pudiera apreciarse en el cine Chaplin, estarías ayudando más a transformar esta realidad?

Lo que pasa es que eso me parece utópico, yo me cansé de la utopía y me fui a vivir a Estados Unidos. Quiero vivir cosas concretas y una cosa concreta es estar allí…

Hay una responsabilidad también con las audiencias, pues estas películas no están destinadas solamente al público de Miami.

Bueno, yo viví mucho tiempo aprovechando todos los espacios de Cuba, mientras vivía aquí, ahora tengo otra idea de las cosas, a mí siempre me han dicho que le he estado dando armas al enemigo, aunque lo parezca esa no ha sido mi intención…

¿Qué significa darle armas al enemigo?

No sé, que mi nombre aparezca en un catálogo del ICAIC, no lo quiero, yo no puedo ya borrar mi nombre de los catálogos del ICAIC…

Yo siento que eso lo define tu obra, eso define si la institución la acepta o no. Porque es muy fácil, la gente sabe lo que puede decir si quiere que le pongan la película en un cine.

Bueno, yo no quiero decir eso, es mi elección también, ¿no? Yo se lo doy en mi memoria para que la vea todo el que la quiera ver en mi memoria. Cuando tú entras en internet en el circuito de las universidades, vas a parar a un sitio web que se llama Kanopy. Eso es lo más interesante que puedes ver sobre cine de todo tipo, bien organizado, siempre va a ser para un público reducido en universidades, pero es que mis películas no son para un gran público, luego va a ser accesible para la gente que le interesa, y esos son los que me interesan, aquellos a los que les interese mi trabajo. Es así, yo soy muy realista, yo sé que es para un grupo de gente muy pequeña y ya, pero yo estoy muy bien con eso. Entonces no venir al Festival de la Habana es una decisión personal.

Por ejemplo, este año probablemente venga a acompañar a un amigo que es un editor del cine cubano de los ochenta y él quiere venir al Festival de la Habana para pedirle a Fernando Pérez editar su película: él editó la primera película de Fernando y ahora quiere editar la próxima que haga. Entonces yo voy a venir con el Tuti, porque Tuti me pidió venir al Festival de la Habana porque él ya tiene una edad –si me oye diciendo esto–, y entonces quiere darse ese lujo de hacer eso con Fernando, y me dice vamos allá, y yo quiero eso, pero sin un sticker de que uno es… Como una persona normal.

Nada. Yo pienso que uno no debe excluir los espacios, que los espacios sean los responsables por excluirte.

Pero uno debe tener cierto orgullo a determinada edad, excluirte duele, hasta la vista baby

De vuelta al documental: el viaje termina con la muerte de Fidel. Sin embargo, en tu cine lo habías matado desde hacía tiempo… ¿Hay algo más en ese final?

Sabe Dios, es decir muchas cosas se han transformado, incluso la manera en que yo produzco las cosas, lo hago más o menos como en Cuba, pero no full time. Ahora aprovecho los tiempos de dormir, los fines de semana para hacer esto. Cuando hice Persona me sentí muy cansado del cine, quise dejar el cine, y pensé que mi discurso, mi manera de interpretar la realidad y de llevarla a la pantalla, se había borrado de mi persona. Eso coincidió con irme de Cuba, y con la muerte de mi padre, y la muerte de mi padre como que me reactivó muchas cosas y volví a hacer cine…

No sé, uno nunca se acaba hasta que se acaba, creo yo, pero tu manera de pensar se va a transformar siempre y, como es lógico, va a tener mucha influencia el contexto en que estés viviendo. Por ejemplo, no sé, no sé, tengo que seguir viviendo más cosas. Yo he sido muy feliz en Estados Unidos, cosa que no conseguía aquí en Cuba, y he tenido mucha tristeza de haberme ido, pero he sido muy feliz y he logrado cosas…

Pero… ¿ves ese viaje como algo definitivo?

No, yo nunca veo un viaje como algo definitivo, creo que siempre estamos viajando, la cabeza no se cansa de viajar. Yo tengo fe de volver a vivir en Cuba en determinado momento, tal y como se está poniendo Cuba aquí se puede vivir con dinero. Ya esto es capitalismo de Estado. En algún momento llegará a ser capitalismo de otra manera, tiene que evolucionar y yo lo que pienso es que me fui con treinta y un años, ya tengo treinta y seis. Tenemos una sola vida, yo mientras vivía aquí tuve no sé cuántas visas para salir de Cuba a festivales de cine, y nunca me llegaron porque yo no era apto para salir a representar a Cuba en un festival. Mis últimos tiempos aquí se dictamino que mis películas tenían diversionismo ideológico, así me decían los funcionarios que me podían dar las autorizaciones para poder viajar. Bueno, me cansé de eso, yo quiero viajar, ahora me pago los viajes, dólar a dólar…

¿Por qué eliges a tu mamá para el documental Mater dei?

Cuando hice Persona, ya había hecho Usufructo sobre mi papá, y él me dijo que era una tremenda película, pero me dijo además “deberías hacer lo que hiciste conmigo, pero con tu mamá”. Y yo en ese momento no le hice caso, pero como mi papá se muere, me dije: coño, déjame hacerle caso… Entonces cogí el material de Persona, creo que un poquito de material que había sobrado, y armé Mater dei, que fue una intención, se llama Mater dei por el hecho de que Usufructo se termina con mi padre encendiéndole una vela a la Virgen. Y entonces Mater dei es una película que está hablando de mi hermano, pero es muy ambigua porque está hablando también de mí. Fue editada cuidadosamente, con mucha sutileza.

Para mí era algo muy interesante porque era como construir una película con un material que ya existía en otra película, como reciclar. Siempre estoy muy interesado en reciclar lo que ya hice, y como darle otra evidencia, ¿no? Yo siempre he tenido el sueño de exhibirlos como un díptico, que se acabe uno y comience el otro para que se entienda la idea.

Y eso es un poco también de vanidad y provocador, Mater dei, la madre de dios, ¿me entiendes?, yo me siento dios también, porque estoy creando, porque soy una persona creativa. No renuncio a ningún discurso que sea útil para generar pensamiento, es decir, si el discurso de la Biblia es útil en un momento determinado, lo uso, como un discurso de Fidel Castro también lo uso, si puede generar sensaciones provocadoras.

Eliecer Jiménez Almeida
Eliecer Jiménez Almeida

Eso lo vemos también en Entropía… En Mater dei hay un momento en que tu mamá mira a la cámara y yo siento que ahí hay un distanciamiento. Entonces mi pregunta: ¿qué es la cámara para ti, además de un bloc de notas?

Sí, es una cosa complicada, mi pintora favorita es Antonia Eiriz y entonces yo quería componer La anunciación. Es otro acierto también de cuando uno filma, que tú sabes que la rompiste con ese plano porque fue la única toma de eso, eso no se hizo más, y yo vi que mi mamá se quedó callada y pasó el ángel de Antonia Eiriz. Son sensaciones que tú tienes en el momento de la filmación que los azares te permiten… Ella dijo “a ver, mijo, qué más quieres que haga” o algo así, no recuerdo bien, y entonces se queda así mirando a la cámara, y entonces ese silencio, y es que pasa el ángel entre nosotros, y es la conexión completa con Antonia Eiriz, mi pintora favorita junto con Caravaggio…

Semiótica de la mentira aparece en un momento en que el establishment político cubano se aferra a la imagen del líder muerto.

Semiótica de la mentira es el divertimento más sabroso y exquisito que uno pueda tener como realizador. Yo hice una pesquisa de todas las mentiras que yo pude encontrar que él había metido, y lo contrapuse a su propio concepto de revolución, y cómo nos ha trajinado. Y entonces no voy a afirmar ese tipo de cosas porque al final del día, el discurso de Fidel Castro es un discurso vacío que se ha ido al vacío y eso es un espacio donde no hay otra cosa que el absurdo. Es un ejercicio, es un ejercicio, yo quiero hacer un documental que se llame “El socialismo cotidiano”, que va a ser un homenaje al fascismo cotidiano, pero es una película muy compleja de hacer en mis circunstancias.

Semiótica de la mentira forma parte de esa búsqueda para hacer “El socialismo cotidiano”, que era una búsqueda que hice hace muchos años porque todo eso se filmó aquí en Cuba, y fue allá que me puse a ordenar eso. Entonces filmaba en los viajes, yo estuve en Holguín y filmé a Calixto García con la paloma en la cabeza, y estuve en la Cabaña como dos días filmando. Me encontré con todas esas cosas locas, y el Quijote del parque J y 23. Los molinos fueron en Gibara, eso es hecho completamente, yo me dije: “¿cómo termino esto…?” Entonces un socio tenía ese gusto, eso fue en casa de la familia Aguirre en Camagüey. Ellos crearon una institución muy famosa porque es un conservatorio de música superantiquísimo, y esa casa está como si estuviera en el año 1959, y tienen las cosas más raras del mundo, esa gente trajo los grandes compositores aquí a Cuba, tú sabes…

En los créditos mencionas anónimos…

Sí, porque mucha gente me ayudó y no quiero que nadie se complique con eso, y entonces es más fácil poner anónimos y hasta da gracia. Eso ayudó a mucha gente aquí, lo más difícil para mí fue encontrar un pozo de petróleo. Estaba buscando un pozo de petróleo porque quería un pozo de petróleo ahí, bueno en Varadero fue que lo encontré, pero estaba desesperado por encontrar un pozo de petróleo. Una compañera de Angélica que era arquitecta y trabajaba allá, me dijo: “No, si esto aquí está lleno de pozos de petróleo”. Pero sí, fue filmando muchas cosas distintas, y a mí me gusta trabajar así, filmar cosas distintas, que no tengan conexión, quería conservar cierta virginidad ahí, cierta historia sonora de Cuba, pero que se conserve la duda, y con el tiempo he ido quitando más créditos, me he ido dando cuenta que antes ponía camarógrafo. El ego ha ido disminuyendo…

Para construir otra casa es una película más tradicional.

Sí, es tradicional y es intencional. Estaba tratando de conseguir un trabajo de editor en la televisión, Humberto [Calzada] es muy famoso en Miami y se hizo una presentación superbárbara. Ahí fue mucha gente, llenamos un teatro y tuvo que hacerse una segunda vuelta, y la gente parada y revuelta, y entonces yo estaba intentando conseguir trabajo de editor, y si tú te vas hacia una cosa muy experimental la gente no te hace caso, pero siempre experimento.

A Humberto le han hecho dos documentales que a mí me parecen horrorosos los dos, porque son documentales tipo americanos así, uno en inglés y otro en español, es como si fuera un canal de televisión americano donde todo está justificadito, perfectico y dije, porque vi los dos documentales, y porque Humberto es mi papá, mi hermano, mi socio, es una persona muy especial y es el más cubano de todos los cubanos que yo he conocido, Martí le hace los mandados, y yo veo el documental y me digo: coño, la memoria de Humberto hay que preservarla mejor, pero está gente no se ha dado cuenta de que la casa de Humberto también es una obra de él, y entonces ese fue mi camino. Es decir, elegir ese camino que es el menos cómodo, porque Humberto tiene una vida social tremenda, y está en un montón de museos de Estados Unidos, y está en el Smithsonian, en Washington, es muy reconocido, es una persona muy sencilla… Él ha pintado durante cuarenta y pico de años casas cubanas… Y yo siempre pienso que uno siempre afirma la misma película, pero de diferentes maneras. Si las pegas todas es la misma, es una idea que hay ahí y eso yo lo disfruté mucho con Humberto, muchísimo, muchísimo, muchísimo.

Humberto es un tipo que hubiera tenido mucho éxito en el mundo de la tecnología, porque él se graduó de ingeniería y fue a trabajar a IBM, que era la compañía pop de esa época. Sin embargo, tuvo la valentía de imponerse con su vocación y tuvo éxito también como pintor, pero hay que ser muy valiente teniendo una hija en Estados Unidos y una esposa a la antigua, que no trabajaba, para dejar un trabajo que le generaba bastantes ingresos y ponerte a pintar una cosa que probablemente no le iba interesar a nadie. Eso es un ejemplo de valentía para mí, y de consagración, él es una persona consagrada a su vocación, todos los días pinta. Eso es tremendo y acercarme a él es una cosa fantástica, yo desayuno casi todos los días con él y la pasamos superbién, y me fue más fácil porque como tenemos una relación tan estrecha, y además el respeta muchísimo mi trabajo, todo lo que yo le decía que hiciera lo hizo.

Igual, muchas cosas que se filmaron y no estuvieron las repetimos infinitamente, porque yo lo puse a él a lavar los pinceles, y esto es un cuento que él me lo saca todos los días del mundo, lo puse a lavar los pinceles y yo iluminé el agua de una manera preciosa: la iluminación del agua y cómo la pintura va saliendo del pincel. Y era con un lente macro y era una cosa hermosa, pero cuando yo ponía eso en el time light, me decía “esto no tiene nada que ver con el resto de la película”, era demasiado bonito, y no te puedes enamorar, no si es demasiado bonito… No tenía nada que ver con el resto de la película que es conceptual al mismo tiempo, y la película es más naturalista… Entonces ya, echando, y él me lo saca todos los días del mundo, me metiste una hora lavando pinceles y no lo pusiste…

Encuentro una ausencia en Miami de un cine donde exista la autorrepresentación…

Lo conocí a Humberto precisamente en el cine Tower, que es una completa institución de lo que es el cine de autor allá. En Miami hay dos cines que promueven el cine de autor, de arte y ensayo, el Tower, que está en la Pequeña Habana, un barrio popular, y la cinemateca de Coral Gables. Bueno, ustedes estuvieron allí, fue donde se hizo la muestra La fruta prohibida.

Yo estaba en el cine viendo no me acuerdo qué cosa ahí, que me llevaron, había acabado de llegar a Miami y me iba en dos días para New York, y Humberto es una persona que quiere conocer a todas las personas, y eso ha sido un ejemplo para acercarme a la gente. Estoy fascinado con su trabajo aquí en Cuba y fuera de Cuba, cubanos, porque él llego y se me acercó, y me dijo, no, mira, yo soy Humberto Calzada, a mí me han dicho que tú eres un cineasta cubano que acaba de llegar, así. Y siempre los cubanos cuando salimos de Cuba es una cosa muy lamentable, estamos muy prejuiciados y siempre creemos que cuando se nos acerca un hombre es maricón o policía, o tiene una agenda contigo, eso es una cosa que te persigue, durante mucho tiempo, tú no te libras de eso. Entonces cogí la tarjeta y me fui para New York, y tenía un número de teléfono allá ese día, me habían regalado una línea y un teléfono, y de todo, porque tú llegas allá y los cubanos se desviven por ayudarte.

(El día que se puso Persona en la Universidad de Miami me recogieron casi 5 000 dólares en un cesto de basura, ¿entiendes?, yo había acabado de llegar allá, son impresiones muy fuertes, por eso es que te digo que mi experiencia personal no tiene que coincidir con la de las demás personas y la de Estados Unidos para mí es otra, y la de la comunidad cubana para mí es otra).

Volviendo al cuento de Humberto, que yo me voy y me vengo… Y él me da eso y yo me voy para New York, pasan seis meses y un día me llama y me dice: “Oye, compadre, tú no me vas a hacer caso a mí… ¿Tú no me vas a llamar, tú no vas a venir a mi casa?” Y yo estaba viviendo en un apartamento que nos había prestado un amigo mío muy querido, Luis Palomo, que es una persona muy especial, nos prestó un apartamento por ocho meses, sin pagar renta ocho meses, y le dije: “Mira, Humberto, yo no sé ni donde tú vives, yo no sé ninguna dirección en Miami, yo no tengo carro, yo estoy aquí”. Y a la media hora estaba allí, nos fuimos para su casa Helga y yo, él es una super persona, ustedes lo han conocido y él es encantador, él quería meterle dinero al crowdfunding de ustedes para Héctor Noas, pero lo operaron de cataratas y entonces yo no podía ir a ayudarlo porque yo venía para acá. “Coño, que me estoy yendo pa Cuba”. “Oye, y cuando tu vires lo hacemos…” Tú sabes y él está siempre en eso, por ejemplo, una de las cosas que yo he hecho es hacer crowdfundings a viva voz para ayudar a gente que llega a allá, de la comunidad de la gente del cine llega mucha gente. Es lo que aprendí de él.

¿Por qué cierras la película en azul?

Porque es el color de la obra de Humberto. Humberto creó su propio pigmento del azul para dibujar el cielo cubano, él creó su propio pigmento, lo codificó, lo registró, es una cosa super loca y super bonita que tú puedes codificar, registrar, tú puedes crear tu propio pigmento y registrarlo, que es el azul guajiro, es una cosa hermosa el azul guajiro de Humberto Calzada….

Vamos para Elegía. Pocas veces se ha tocado en el cine cubano la prisión política. ¿Cómo conociste a Jorge Valls?

Lamentablemente no lo conocí. Tuve todas las referencias, me leí su libro que es un ensayo poderoso que se llama Veinte años, cuarenta días, que describe el presidio político en Cuba.

Manuel Sáenz y Geandy Pavón le hicieron una entrevista que salió publicada en Encuentro de la Cultura Cubana y ese material Geandy lo guardó, y yo lo tengo guardado todavía. Entonces, entre los amigos de Jorge en New York crearon una pequeña fundación, la Fundación Jorge Valls para hacer unas Obras Completas y preservar toda la memoria. Ellos, con un esfuerzo tremendo, crearon una beca que el único que la ha recibido soy yo, para que yo estuviera en New York, y me dijeron: coge este material y has una película con él, lo que tú quieras. Yo me leí la poesía de Jorge Valls, me leí el ensayo y me fui por el camino de hacer una película poética, es decir, de hacerle un poema a Jorge Valls que fuera una elegía y es también, al mismo tiempo, un homenaje a un corto que a mí me fascinó mucho de Armando Capote, que se llama La inercia. Jorge Valls es justamente lo que le pasa a la gente que rompe la inercia, como concepto Jorge Valls cambió la inercia y le costó 20 años y 40 días.

Para mí el viaje es una fascinación, y era como montar un poco a Jorge Valls en el tren de la historia, la mayoría de los cubanos no sabe quién es Jorge Valls, lamentablemente, y el espacio que yo tenía para crear eso era New York, que fue un espacio tremendo. Y una cosa que se me olvidaba. Geandy había hecho un videoarte, Geandy es uno de los artistas más interesantes que yo he conocido del exilio cubano y te digo más: es un artista cubano, cubanísimo, él había hecho un videoarte que era pintar con glucosa, que es lo que le ponen a uno cuando se está muriendo, él pintó el rostro de Orlando Zapata con glucosa, y yo quedé fascinado con eso y le dije: “oye, si pudiéramos hacer algo similar con Jorge Valls, pero que fuera con agua para ir componiendo ese rostro que se va viendo, y ahí dije: ¡coño!, y filmé a Geandy con el celular mientras lo hacía, y entonces me dije: coño, porque no meter a Geandy en este potaje y componer esto que no se veía mal, y entonces es una foto de Geandy Pavón, un retrato que le hizo a Jorge Valls que te da fuerte por la cara.

Trabajar el cine de montaje y de collage es algo que me fascina, y es algo que se hace poco ya, no sé. En el cine cubano, a excepción de Miguel [Coyula], yo no creo que más nadie hace estos collages… ¿no? Lo otro que se hace son modas para entrar en festivales… Entonces ese fue un modo que tuve para adentrarme en un personaje que nunca conocí y que me fasciné después con él, y del que solo podía construir una porción poética de su existencia…

El hecho de que el personaje no aparezca me da sensación de encierro.

Murió de cáncer, el pobre viejo, tan interesante, la gente allá lo adora. Él era socialista, Jorge Valls. Lo metieron preso por lo de Humboldt 7, él no estaba involucrado, fue al juicio de Marquitos y defendió a Marquitos, y eso lo condenó, y él pensaba que lo iban a fusilar. Jorge Valls es una persona icónica del siglo y aceptado por todos, toda su vida defendió que él era socialista y con una dignidad tremenda y la gente lo quería, y en Miami, tú sabes, los exiliados más duros lo siguieron respetando a pesar de ser socialista…

Otra de las cosas que yo me encontré allá, a la que me llevó Armando Álvarez, que es la persona que creó la fundación Jorge Valls y era un amigo muy cercano a él, fue a la misa por el aniversario de la muerte de José Antonio Echeverría, y tuve la oportunidad de conocer a su hermana, y es increíble cómo aquí han manipulado la figura de José Antonio Echeverría, y el resentimiento que tiene la hermana de él contra el gobierno cubano por eso, porque el ataque al palacio presidencial era evitar que Fidel Castro se hiciera con el poder. Todas esas personas estaban conscientes de que Fidel Castro era un traidor, esto es un cuento que puede ser una verdad poética, pero eso lo dijo Jorge Valls, en esa misma entrevista lo escuché, lo que no lo puse allí porque quise concentrarme más en la agonía del preso, que en una conversación en que se reúnen para la cartas de México y las cartas de no sé qué, o no sé, no te puedo precisar ahora históricamente la fecha, pero sé que ellos estaban reunidos y se reunieron con Fidel, y una de las personas dijo: “Nosotros estamos aquí en esto de verdad. Si nosotros quisiéramos llamar la atención”, le dijeron a él, “íbamos y atacábamos un cuartelito cualquiera, y llamábamos la atención”, y dicen que pasaron como dos semanas y Fidel se tiró contra el cuartel Moncada, ¿entiendes?, ellos al final firmaron la carta de México y todo eso, pero sabían que el tipo era un traidor, y tú tienes que ver en la historia cómo Fidel Castro siempre salió ileso de todos los lugares, él no se exponía, jamás se expuso.

Vamos a Now! ¿El encuentro de Raúl Castro y Barack Obama te llamó la atención?

No, a mí me parecía muy interesante el hecho de que el primer presidente negro de Estados Unidos viniera a Cuba, además con la propuesta que trajo, muy interesante también. Estoy muy fascinado con Obama por muchas razones. Entonces veía contraproducente que el primer presidente negro de Estados Unidos llegara a Cuba, y las Damas de Blanco, que son en su mayoría negras, recibieran patadas por el culo deliberadamente. Santiago Álvarez tuvo ojos para saber lo que pasaba en Estados Unidos y nadie tenía ojos para ver lo que pasaba en Cuba ahora, y se reúnen un montón de factores, y mi acceso a la información también, porque eso desde Cuba nunca lo hubiera podido hacer, no hay cómo tener esas imágenes. Entonces teniendo Internet me metí a buscar, buscar, y apareció todo eso que es horroroso…

Lo de la reunión que tuviste con los funcionarios del gobierno de Estados Unidos también aparece en El eterno retorno

Puse ahí también la respuesta de Ben Rhodes más adelante, no quería ponerla ahí tan pegada, muy políticamente correcto y además me gustó lo que me dijo, que el gobierno de Estados Unidos no ha ido a imponerle a nadie ninguna decisión.

Me tengo que reír, pero bueno…

Sí, pero no lo veas tan así, estamos en otro siglo, hay una cosa: Estados Unidos hizo eso en otra época, pero ya no lo está haciendo, y tenemos que evolucionar, si queremos que Cuba evolucione tenemos que evolucionar en el pensamiento y pensar que el gran imperio que puede darse el lujo de invadir a Cuba en dos minutos nunca lo hizo…

Es que ya no hace falta, los tiempos cambiaron como tú dijiste…

Sí, pero no lo veas tampoco así…

Ahora entran de otra manera, entran las corporaciones, los negocios…

Bueno, pero eso no daña a nadie, eso lo que trae es trabajo y posibilidades… Lo terrible es que trajera la guerra…

Santiago Álvarez hizo una película sobre los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, y tú cincuenta y un años después haces una película sobre la lucha de los cubanos por sus derechos.

Bueno, porque para llamar la atención tiene que ocurrir, no sé cómo se me ocurrió eso, pero sí vi que Obama venía para la Habana y aquello era un desastre allá, y todo el mundo estaba vuelto loco, y yo me dije, coño, el negro va a ir allá, y cuando yo oí el discurso, allá nos moríamos porque cuando lo pusieron en español aquí era censurado. Yo vi las dos versiones, es decir, la de Cuba allí. Cuando tú oyes que el tipo le dijo dictador en la cara a Raúl Castro. Raúl nunca, él no sabía cómo lidiar con eso. La conferencia de prensa fue maravillosa.

Cuando escribí sobre esta película en Havana Times, el plano del policía apuntando con el arma generó polémica. ¿De dónde sale esta imagen?

De una imagen manipulada como lo hizo Santiago Álvarez. Eso fue en Holguín. Santiago Álvarez hizo exactamente lo mismo, ni siquiera fue Santiago Álvarez porque ya se sabe que fue Pepín, el otro…

¿A quien le apuntaba el policía realmente?

A un tipo que estaba borracho y se robó una botella de ron o algo de eso, y le metió un tiro en el pie. Mira, y eso creo que lo dije ayer también, independientemente de que la violencia sea revolucionaria o contrarrevolucionaria, como tú le vas a meter un tiro en el pie a un infeliz ahí, eso es un descaro, me puse yo también con conjuntivitis.

El plano de la lavadora con la foto de Fidel…

Eso fue lo único que filmé… Puse la cámara ahí y todo el mundo me miraba como un loco… Yo necesitaba construir un paralelo para eso y la única manera en que podía hacerlo era filmándolo, después lo envejecí y le puse grados, le puse otro color, pero tenía que filmarlo, y dio la casualidad, es decir, yo imprimí montones de hojas para repetirlo todas las veces que fuera necesario, pero eso fue una toma uno, lo puse y lo hizo, y quedó perfecto…

La vida de todos nosotros pudiera pensarse como el tren que va en una misma dirección, pero estás condenado a esa sola dirección porque va sobre unos rieles. ¿Crees que eres ese viajero que mira solo en esa dirección o has sabido mirar hacia otras partes, otros contextos, para trascender esa circunstancia que te tocó?

Yo te voy a decir una cosa, si te digo donde nací, y como me crie, jamás te hubieras imaginado que iba a estar sentado aquí, ni yo mismo me lo creo a veces, es el producto de muchos azares, de influencias de otras personas, y de mirar hacía todos lados, así como tú lo describes. Tienes que mirar para todas las partes, es decir, si en una época me fascinó Santiago Álvarez, después me reí de él, eso me pasaba mucho en la universidad y en la escuela de cine me pasó, que mis maestros, que me dieron clases, me parecieron gloriosos en ese momento, y al pasar los años no es así, y hasta a veces me da un poco de pena, porque son gentes que te saben explicar muy bien las cosas, pero no saben hacerlas. Yo tengo una autoestima cojonuda, siempre voy para arriba del lío y siempre creo en mí, ahí, y flaqueo y vuelvo a creer en mí, me tropiezo y me descojono, y vuelvo a creer en mí…

Toda tu obra es un sistema de obsesiones, da la sensación de que estás atrapado de alguna forma. El mismo chiste del IKAIC, lo niegas, pero está ahí también.

Puede ser, es inconsciente, pero está ahí, lo que pasa es que no puedo vivir sin Cuba, y lo que pasa es que soy muy persistente en el asunto de que de donde me echan, no me van a coger el culo dos veces, una sola vez está bien. Yo he sido botado de muchos lugares felizmente… Bueno provocado también, pero… Y con el tiempo te das cuenta de que si discutes con idiotas pueden confundirte, entonces ya no, mira…

¿No crees que en algún momento superarás esta etapa?

Bueno, pero en este momento no estoy dispuesto ni tengo ganas de superarlas, quizás en otro momento sí, y es una decisión… Yo me levanto a las cinco de mañana y veo el amanecer y filmo todo por ahí pa allá porque tengo un celular ahora que filma encojonao….

Estoy haciendo un largo que se llama Main Trans, que es una música fascinante que hizo un amigo mío, Alfredo Triff, que fue violinista de los Van Van, pero solo estuvo como en tres conciertos o una cosa así. Él se fue, marielito, y el tipo hace una música muy especial y Main Trans son treinta temas, que son sesenta minutos, entonces tiene mucho que ver con esto, y probablemente este plano se use en Main Trans, en secuencias.

Va a ser cómo ha funcionado mi cabeza en treinta cuadros por segundo, entonces van a ser treinta fotogramas, treinta planos secuencia que por debajo tienen la música de Alfredo Triff, es decir, son los treinta frames estirados, eso tengo que seguir pensándolo, pero hablarlo aquí con ustedes me da la posibilidad de pensarlo mejor, cuando quieran crear, no sé, yo por lo menos lo hablo mucho con alguien, porque eso va creciendo cuando uno lo va conversando, la lengua oral tiene eso de que va creciendo.

Y no he empezado a editarlo, bueno tengo muchas cosas ahora, tengo mucho trabajo, pero ya tengo suficientes imágenes como parar hacer la mitad, por ejemplo, en el de Humberto ese plano de las mariposas teniendo su relación, ese tipo de cosas así. Yo creo que de alguna forma sigo preso en Cuba, es muy difícil librarte de esto, y no tengo la voluntad tampoco de incorporación. He ido aprendiendo el inglés, las tarjetas de crédito, a manejar, y he ido aprendiendo las cosas de allá, pero hay una parte de uno que nunca se va a integrar.

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LYNN CRUZ
Lynn Cruz (La Habana, 1977). Licenciada en Pedagogía en la Universidad de Matanzas (2000). Graduada de Actriz de Teatro Dramático en la Escuela de Teatro para Actores Profesionales (2004-2006). Tras cinco años como actriz de teatro en Cuba, Colombia, Alemania, debutó en el cine con el filme Larga distancia (2010); rol aclamado por la crítica, y que le valió asimismo la nominación a los premios Caricato y Llauradó. Protagonista del largo experimental Corazón azul, que se filma desde 2013. Actuó igualmente en La pared (2006), Próceres (2011), Nadie (2017) y ¿Eres tú, papá? (2018). Mejor Actriz en el Festival Le Cayenne de Nueva York, por su desempeño en el filme venezolano El niño (2015). Desde 2015 colabora con Havana Times, donde tiene una columna de opinión. Su novela Terminal fue Mención en el Premio Gaveta 2018, que concede la República Checa. Actualmente coordina la Muestra de Cine Independiente-Cine Pendiente y organiza el primer Festival Internacional de Cine Alternativo en el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), que dirige la artista visual Tania Bruguera.

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