Tovar: surrealismo vivo es el título de una exposición inmersiva, la primera de gran alcance diseñada en República Dominicana, que rinde homenaje al pintor Iván Tovar (1942-2020), considerado uno de los máximos representantes de las artes visuales del país caribeño.
Abierta desde el 6 de abril último y hasta el venidero 6 de junio en una zona de la Plaza España, importante centro patrimonial de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, su diseño estuvo a cargo de la fundación que lleva el nombre del artista.
Gracias a la tecnología de videoproyección de última generación y los sistemas de audio multicanal, los curadores proponen una experiencia interactiva que abarca 550 metros cuadrados, a partir de una selección de aproximadamente 400 imágenes, entre obras, cartas y fotografías del artista dominicano, considerado la figura más internacional de las artes visuales en su país.
“Hasta el momento en todo el mundo se han realizado exposiciones similares de artistas como Goya, Frida Kahlo, Van Gogh… Nosotros, en vez de traer una de esas muestras, quisimos que la primera exposición inmersiva estuviera dedicada al que probablemente sea nuestro artista más universal”, aseguró Héctor José Rizek, miembro de la Fundación Iván Tovar, al periódico local Diario Libre.
“Apostamos por el talento de un artista local que merece el reconocimiento internacional”, agregó, “para crear una experiencia con identidad propia, donde se combinan la historia del país, la universalidad del artista y las nuevas posibilidades de la virtualidad”.
El espacio de exhibición está dividido en cuatro salas y una tienda a través de las cuales los espectadores pueden familiarizarse, en un recorrido de alrededor de una hora, con el legado del artista y los principales momentos de su carrera. La muestra incluye además un documental sobre la vida del creador.
Según los curadores y promotores, su propósito es a mediano plazo convertir a Tovar: surrealismo vivo en una exposición itinerante que pueda viajar a otros países.
Tovar nació en la ciudad de San Francisco de Macorís y hoy es considerado uno de los grandes representantes del neosurrealismo internacional, aunque diversos expertos subrayan que los suyos son una poética y un estilo muy particulares.
Estudió pintura en la propia República Dominicana, donde recibió la influencia del pintor Gilberto Hernández Ortega, así como del poeta surrealista Franklin Mieses Burgos, reconocido por su relación con la revista La Poesía Sorprendida y con el movimiento estético del que toma su nombre, una influencia definitoria en la poesía dominicana y en el que participaron escritores como Antonio Fernández Spencer, Manuel del Cabral, Aida Cartagena Portalatín y Pedro Mir.
Asimismo, el crítico y poeta José Pierre detecta en la obra de Tovar las marcas de lo surreal.
En 1963 Tovar se fue a París gracias a un crédito educativo. En la capital de Francia residió durante 20 años, y allí compartió con creadores como el escultor cubano Agustín Cárdenas, el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson, el pintor español Antonio Saura o Gio Dupin.
Tras su paso por la Bienal de Venecia en 1972, su pintura es reconocida gracias a diversas muestras personales y colectivas en Estocolmo, el Museo Carrillo Gil de México, el Bochum Museum, el Guggenheim Museum de Nueva York, la Galería Claude Lemand de París, y el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo.
Entre sus exposiciones destacó la de 1974 en la galería Albert Loeb de París, donde presentó una de sus obras más reconocidas, Alphabet Tovar, un alfabeto configurado a partir de formas caprichosas, publicado a modo de libro y prologado por José Pierre.
En República Dominicana recibió el Premio Nacional de Artes Visuales 2018, otorgado por el Ministerio de Cultura. Actualmente, sigue siendo considerado el pintor dominicano mejor valorado en los mercados internacionales.
La exposición abierta en Santo Domingo se inserta en una temporada de homenajes que arrancó el pasado 28 de marzo, cuando se cumplieron 80 años del nacimiento de Iván Tovar. Para la ocasión quedó inaugurada además la muestra Bocetos de la familia en el Museo de las Casas Reales, con una recopilación de dibujos preparatorios para pinturas y esculturas hasta ahora desconocidos.
El artista vivió sus últimos años en Santiago de Compostela, España, donde en 2014 la Fundación Granell acogió Antología Tovar, una selección de obras procedentes, en su mayor parte, de colecciones dominicanas.