‘La pausa’, debut en la ficción del periodista Salvador Salazar, relata “la Cuba inmóvil” que estalló el 11J

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Detalle de portada de ‘La pausa. Relatos de la Cuba inmóvil’ (Iliada Ediciones, 2022); Salvador Salazar. (FOTO Kaloian Santos Cabrera)
Detalle de portada de ‘La pausa. Relatos de la Cuba inmóvil’ (Iliada Ediciones, 2022); Salvador Salazar. (FOTO Kaloian Santos Cabrera)

Un libro escrito “desde la tristeza y desde la rabia” para conjurar de algún modo cierto “fantasma” que es a un tiempo la “patria pequeña” y el país en su conjunto, el pasado del individuo y de toda una generación. Así se nos presenta La pausa. Relatos de la Cuba inmóvil (Iliada Ediciones, 2022), primer volumen de ficción del periodista y profesor universitario cubano Salvador Salazar (1982).

Se trata de una docena de cuentos muy anclados en la furiosa actualidad de la isla; una actualidad, en rigor, furiosamente coagulada, inmóvil, si hemos de creer en estas visiones fictivas de Cuba.

Sin embargo, el libro de Salazar parece insertarse en –o brotar de– un momento histórico intersticial. Ocurre que –tal como se declara en el texto introductorio– la realidad a que remiten estos relatos aún es y ya no es la misma.

‘La pausa. Relatos de la Cuba inmóvil’ (Iliada Ediciones, 2022); Salvador Salazar. Foto de portada: Kaloian Santos Cabrera.
‘La pausa. Relatos de la Cuba inmóvil’ (Iliada Ediciones, 2022); Salvador Salazar. Foto de portada: Kaloian Santos Cabrera.

Hace poco más de un año, el estallido de 11J pareció haber disparado otra vez –de un modo ya inocultable– el tiempo histórico de la nación. Pero, evidentemente, nadie se aventura todavía a declarar ido el tiempo de “la pausa” y “la continuidad”.

“El domingo 11 de julio de 2021 se produjeron a lo largo de la geografía cubana un centenar de manifestaciones populares, hecho inédito en una isla poco acostumbrada a las demostraciones públicas de descontento”, escribe Salazar al inicio de sus palabras liminares. “Desde niños, a los cubanos se nos ha enseñado que las llamadas «contradicciones antagónicas» se resolvieron con el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, que estableció «mecanismos» para canalizar las insatisfacciones entre el soberano y sus dirigentes. En la práctica, los habitantes de la isla mayor del Caribe aprendimos a cerrar la boca y, en caso de atrevernos a ejercer la crítica, hacerla siempre «desde la Revolución», o como se dice en Cuba, «jugar con la cadena, pero no con el mono».

En cualquier caso, diríamos, eso sí, que cierto “sentido [íntimo] del momento histórico” ha terminado estallando y bifurcándose en estos doce senderos narrativos. “Creo era el momento de no dejar cosas para después”, dijo Salazar a Rialta Noticias. “Desde hacía muchos años andaba con las ganas de publicar algo de ficción, y ahí se dio”.

“Estos cuentos, más que mostrar una Cuba marcada por el dolor y la desesperanza, son una zambullida humanista e inquisitiva en muchos de los más graves conflictos sociales que estremecen el cuerpo de la nación”, asegura el escritor cubano Amir Valle en la contraportada. “Además, la eficacia discursiva, la madurez y la excelencia literaria que muestra el autor en estas historias anuncian una nueva voz en el concierto de la actual narrativa cubana”.

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Desde el interior de “las noches de invierno neoyorquino”, Salvador Salazar dice haber escrito este libro “como quien da un portazo antes de marcharse para siempre”. Su lugar de enunciación, advierte, no es sólo el exilio, la distancia, el desarraigo: es esa zona, siempre terminal, donde conviven y se retroalimentan las ascuas de la tristeza y de la rabia.

El autor no duda en ofrecer las coordenadas históricas precisas (quién sabe si por un prurito académico o periodístico): “Las historias que leerán a continuación se desarrollan en un arco temporal que va desde el año 2007, cuando Raúl, hermanísimo de Fidel Castro, pronuncia un discurso en saludo al 26 de julio, fecha en que se conmemora el inicio simbólico de la Revolución cubana. El libro cierra en algún punto impreciso de este siglo XXI, en una Cuba futura que se mal dibuja en mi mente. Con la excepción de dos relatos que transcurren fuera de fronteras, las cuales son expresión de mi condición de emigrante recién iniciado en los trajines del mundo, la práctica totalidad de estos cuentos transcurren en un pequeño y desahuciado barrio del municipio 10 de octubre, ubicado al sur del litoral habanero, una zona que históricamente escapa del interés de los turistas y de la gestión gubernamental y que al igual que otros barrios populares ha pasado al foco público luego de los disturbios del 11 de julio”.

Salvador Salazar es doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México y máster en Estudios Orientales en la Universidad de Salamanca, España. Antes de emigrar de Cuba, se desempeñó como profesor durante una década en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, donde se había graduado en Periodismo en el año 2006. Actualmente, labora como Assistant Professor en el Bronx Community College de la City University of New York.

En la isla, colaboró en la organización del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana entre 2003 y 2012. Asimismo, preparó la antología Periodistas cubanos de la República (1902-1959). Es coautor de Historia y comunicación social. Lecturas complementarias y Temas de historia de la prensa y la comunicación social en Cuba. Siglo XX.

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