Edmundo Desnoes y María Isabel Alfonso durante la entrevista
Edmundo Desnoes y María Isabel Alfonso durante la entrevista

Reproducimos, a manera de homenaje, un fragmento de la entrevista al recientemente fallecido escritor cubano Edmundo Desnoes, realizada en la casa del escritor en el año 2009. El texto íntegro verá la luz como parte del libro Antagonías de una exclusión. Ediciones El Puente y los vacíos del canon literario cubano, a publicarse a fines de este año por Almenara Press.

¿Pudiera hablarme sobre el surgimiento de El Puente?

Yo tengo una idea vaga, pero en general no tengo la visión del movimiento en todos sus detalles… Era un grupo, los que yo conocí, que se interesó mucho por la cultura internacional, a diferencia de El Caimán que se interesó más por la latinoamericana. Ellos querían tomar el poder en el nombre de que eran revolucionarios, sin la experiencia de la deformación del capitalismo que nosotros sí teníamos. Nosotros en El Caimán teníamos la idea de que éramos los puros, los marxistas, y en realidad nosotros éramos los de la ideología burguesa. Así, con la generación entera que toma el poder en la cultura, Casa de las Américas, etc. En realidad, tomamos el poder porque había un vacío.

¿Me puede hablar un poco de Lunes de Revolución?

Yo estuve en Lunes, e incluso en la dirección de la Casa de las Américas. También trabajé en el Instituto del Libro. En toda la gama de instituciones…

Durante ese tiempo Lunes solamente publicó una reseña de un par de libros de El Puente…

Eso no te lo puedo confirmar porque no lo recuerdo, pero sí recuerdo que era un grupo rebelde, independiente. Ahí estaba Ana María Simo. Yo recuerdo una conversación con Ana María… Veníamos en la 27 que baja por la calle L. Estábamos en la guagua y ella me empezó a hablar de lo que estaba leyendo. Luego recuerdo a uno que se llamaba [Manuel] Ballagas. Lo recuerdo porque recibí en mi casa a Ginsberg. Recuerdo a Ballagas y la identificación que tenía Ginsberg… Él estaba invitado por la Casa de las Américas y a diferencia de muchos latinoamericanos homosexuales que practican, pero no quieren catequizar a nadie, él enseguida estaba haciendo declaraciones sobre el tema, incluso diciendo que en su juventud el Che Guevara fue maricón… Fue a la Unión [UNEAC] y dio una charla diciendo que todos tenemos esa capacidad…

¿Y eso fue delante de todo el mundo?

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Fue delante de un grupo. Y estaba el Ballagas este, que era un hombre frágil –no sé qué fue de él ni que pasó con él… Cuando yo estaba enseñando en Northampton, Ginsberg volvió a mi casa pues yo era profesor allí y me empezó a preguntar sobre Ballagas, y yo le dije que no, que yo no tenía noticias. En fin, cuando rememoro estas anécdotas recuerdo que ellos [los de El Puente] eran más culturales, más universales, así que el enfrentamiento con nosotros quizá se debió a que los marginábamos.

¿Y ustedes los marginaban porque de verdad tenían fe en la Revolución y los veían a ellos como una amenaza? Lo interesante es que, en realidad, si nos ponemos a analizar, no lo eran…

Yo creo que en sistemas tan fuertes se crean infinitas duplicidades… y la gente no dice todas las cosas que siente. Esa contradicción entre la apariencia y lo privado, entre vestirte de miliciano y en la casa ponerte un pullover con los New York Yankees, eso existió y existe, en las manifestaciones de doble moral. Y es interesante porque eso crea una tensión… Pero yo diría que sí… Inclusive yo trataba de decir lo que pensaba con cierto condicionamiento… Porque Memorias [del subdesarrollo] fue la primera obra crítica dentro de la Revolución. Después de eso Padilla publicaría El justo tiempo humano. Publica los poemas más críticos creyendo que se puede ser hasta cierto punto crítico.

Ustedes estaban tanteando el terreno a ver hasta dónde se podía llegar…

Bueno, en ese momento muchos no elogiaron Memorias y lo vieron como una cosa burguesa, limitada. Y ahora los jóvenes son los que se identifican… Cuando he ido a la Habana, Memorias es lo que ellos sienten, se identifican con Sergio y no con ningún otro personaje de la literatura de ese periodo. Pero al principio no, porque estaba toda esa idea de crear una cosa trascendental, es decir, la dirección de la Revolución quería novelas que tuvieran una visión social trascendental. Les molestaba el tratamiento de las cosas minuciosas. Querían pintar el gran fresco de la Revolución y a mí me interesaba más la cosa personal, el individuo y la historia. Pero de El Puente esas son las dos anécdotas que yo recuerdo: lo de Ginsberg y Ballagas, y lo de Simo en la guagua… Luego no recuerdo en qué momento preciso ellos quedan marginados…

La visita de Ginsberg desencadenó una serie de eventos, y José Mario fue enviado a las UMAP. Al parecer fue una mezcla de cuestiones personales, con otras ideológicas…

Con poder, porque eso era lo que quería Jesús Díaz. Porque él se nutre de nuestra concepción de la literatura, él se nutre de Lunes. Inclusive de los cuentos de Guillermo, de Fuentes…

Y entonces se abroquelan en El Caimán, donde establecen su sitio de poder…

Pero también sufren porque la Revolución no acepta esa competencia… Al final, con 40, 50 años, no tuvieron el poder que ostentaron. Nosotros tenemos la ventaja de que regresamos [después del 59] y todo estaba abierto; hay toda una generación de intelectuales en el poder, en los periódicos, que desaparece y se va. Inclusive yo heredé mi apartamento de José María Capo, un escritor del Diario de la Marina, porque era amigo del padre de mi señora, Herminio Almendros, y estaba también Néstor… O sea, era una situación en que llegamos y tomamos el poder, y pudiéramos haber escogido cualquier cosa, lo mismo el ICAIC que Casa de las Américas, que Revolución… Todo estaba abierto para nosotros. Todo lo contrario de tu generación y la que sigue, que no le dan casi acceso a nadie. Pero entonces comienzan los primeros conflictos entre el Lunes y Alfredo [Guevara].

¿Me puede hablar un poco de eso?

A Guevara le molestaba que Guillermo tenía cierto prestigio con la cosa del cine… Estaba Néstor y todos los que no tenían esa afiliación de Alfredo, que estaba ligado al Partido Comunista, desde su juventud, en México… Entonces, él tenía esas ideas, el más culto de los comprometidos, ¿no? Ese era Alfredo. Pero no tenía tanto poder en ese momento, y las circunstancias lo estaban retando.

¿Pero había sido muy amigo de Fidel? ¿No?

Y de Raúl, sí, pero cuando toma el poder ahí está Franqui que estaba en Revolución, a quien Alfredo siente como un rival, en un momento en que él quiere tener el poder absoluto. Memorias es posible gracias a él, a Alfredo. Y Alfredo es el que me invita al cabo de los años [a Cuba]. Es Alfredo y la Casa de las Américas los que me vuelven a traer después de 22 años.

Cuéntenos un poco de ese viaje.

Yo fui como jurado de Casa de las Américas… He vuelto tres veces. Por acá dijeron: en el fondo siempre han estado buscando eso. Es un agente del comunismo; del castrocomunismo. El propio Reinaldo Arenas me hizo una acusación pública; envió mi nombre al FBI y a la CIA. Él dijo que yo era un agente del castrismo para reclutar intelectuales en el mundo académico, porque yo no tenía una posición clara. No me arrestaron; me visitaron cuatro o cinco veces y me amenazaron. Pero yo tenía un abogado que era el fiscal general Ramsey Clark… Pero volviendo a lo nuestro, cuando se hace PM fuera del ICAIC, cuando Néstor Almendros hace La playa [Gente en la playa, 1961], él [Alfredo Guevara] ve eso es como un reto a las autoridades, y él quiere demostrar su entrega a la Revolución, ideológicamente hablando, y él ataca esas dos películas sin razón. Para él PM fue una película sobre la vida nocturna en La Habana cuando la Revolución está bajo amenaza; entonces supuestamente filmar esa película era ser contrarrevolucionario. Utilizó ese pretexto para eliminar enemigos. Una vez que se establece entonces es más liberal, pero para tomar ese poder cultural, utiliza esa discrepancia porque, ideológicamente, dentro del esquema marxista, era mucho más fuerte que nosotros, mucho más fuerte que Cabrera Infante, que yo mismo. Entonces empieza esta confrontación y el propio Titón, que era amigo personal de todos nosotros, se ve atrapado en esa dualidad. Una vez que se establece, es él [Alfredo] quien mejor entiende de cultura dentro de la dirección de la Revolución.

Y el que más respalda el experimentalismo que curiosamente, él mismo atacó. Háblenos de Memorias, la película…

Sí… Bueno, Memorias es una película que se mueve en un contexto ambiguo; se puede leer como una película “revolucionaria” porque le añadimos ciertos factores y mi enfoque era que la clase burguesa podía pensar inteligentemente, pero era incapaz de actuar. Eso fue lo que la salvó, en ese sentido. Un burgués puede ser muy inteligente pero cuando viene el momento difícil no se compromete y se aísla. Y esa fue una de las lecturas; que de acuerdo con la mentalidad burguesa el intelectual no actúa para cambiar el mundo.

Sí, pero el personaje tiene parlamentos bastante conflictivos…

Y ambiguos. Inclusive Pavón escribe en un artículo donde dice que él estaba en contra de Memorias, del libro y de la película, pero cuando tuvo éxito internacional dijo que vio que eran buenos para la Revolución [risas].

Pasando a otro tema… Yo he estado revisando los papeles del afroamericano Robert Williams, líder de los derechos civiles, quien buscó refugió en Cuba en 1961 tras ser perseguido por el FBI. Hay una carta a Fidel Castro en la que él dice que ciertos oficiales como Osmany Cienfuegos le retiran el apoyo que al inicio tuvo, y le empiezan a sabotear el programa de radio que estaba conduciendo en La Habana, Radio Free Dixie. De hecho, Williams se va de Cuba por esa razón. ¿Puede hablarnos del tema del poder negro en Cuba a principios de la Revolución?

Yo invité a varios intelectuales negros a Casa de las Américas, como C. L. R. James, y nos reunimos con Dorticós. James le hizo una pregunta sobre el problema racial a Dorticós y este le dijo que no había problema racial en Cuba, y que ni siquiera hacían falta sindicatos; que la Revolución representaba al pueblo. Y que eso era toda una división interna que favorecía al imperialismo. Ese es el discurso oficial; que esa discrepancia iba a crear una crisis interna en la Revolución, y en cierta medida tenían razón, si pensamos como políticos. Eso está escrito en el momento más radical de mi pensamiento, que no es el que yo tengo ahora. El problema es que los dirigentes de la Revolución actúan como la pequeña burguesía cubana. Ellos son moralistas y no entienden lo africano, lo negro… Inclusive en los primeros años, las manifestaciones eran congas en apoyo y entonces se suspende la conga ligada al proceso público. Y bueno, entonces desaparece eso y lo sustituye la trova. El existencialismo negro cubano no está en la cosa ideológica, no tiene que ver con eso de sacrificarse para un sueño, no hay un discurso de futuro porque su realidad es tan agobiante que la música es la salida. Ahí está el famoso libro en los Estados Unidos The Cry of Jazz. El jazz surge como una respuesta a la esclavitud. Tú ves a Mandela bailando y a Fidel, caudillo; ni él ni el Che sabían bailar. Fidel no tenía sentido de la música Ni del baile. Ni lo tenía el Che.

Nunca se les vio bailar, ¿no?

No, ellos son los cubanos blancos entregados a un proceso revolucionario, pero desconocedores del aspecto existencial de la cultura cubana, de la vivencia, del día a día, de la sabrosura, y el presente; del “a mí me matan pero yo gozo…” Eso es esencial y no encaja en el sacrificio para el futuro. Ese es el momento en que René Depestre está en Cuba y también percibe la cuestión racial. En ese momento se consideraba que si se cambiaba la situación económica y permitía que todo el mundo estudiara y fuera igual, el racismo se eliminaría con el tiempo. No consideraban que la superestructura ideológica iba a dominar durante muchos años, que los prejuicios raciales iban a continuar… Hoy muchos cubanos blancos odian a los negros. Yo estaba en Venezuela, en Los Andes en la universidad, y tres cubanas blancas revolucionarias de visita me decían: “yo a los negros no los aguanto”, e iban representando a la delegación cubana. Es decir, existe todavía el racismo en este momento. En los discursos del Che, de Raúl y Fidel no ha habido nada del mundo negro; ni el ritmo, ni lenguaje, ni el humor, no lo tienen. Se simplificó el aspecto cultural negro. Se trató de eliminar el elemento religioso de lo afrocubano. Se reprimió entonces lo litúrgico, lo religioso, en nombre de una supuesta unidad del pueblo cubano. Después, todo lo que se invirtió en la guerra de Angola, en la guerrilla, en lugar de coger esos fondos para desarrollar el país… Lo peor que hicieron fue haber gastado millones en la guerrilla.

Volviendo a tu pregunta inicial sobre los afroamericanos en Cuba, en su momento todos sintieron que había prejuicios. Yo conocí a los Black Panthers Eldridge Cleaver y Stokely Carmichael, y almorzaba con frecuencia con Cleaver. Lo primero que me dice es: “Me gusta el título de tu libro (Inconsolable Memories, en inglés), porque es absoluto, y a mí me gustan los absolutos…” Y bueno, terminó partidario de Reagan… Pero él también sintió la cosa racial en Cuba. Ese movimiento negro estaba basado en una minoría que estaba condenada al fracaso.

Yo estoy tratando de entender por qué no hubo un espacio para El Puente dentro de ustedes…

Eran una generación joven que no manejó la política oportunistamente como la manejó Jesús Díaz, hablando mal y pronto. No tuvieron un protector que los ayudara. Era el momento del predominio de la ideología de la Revolución. Hoy día se dicen cosas más fuertes, pero en ese momento era demasiado complicado. ¿Como tú sobrevives en un sistema así? Al final muchos nos fuimos, incluso con todo el poder y el prestigio que teníamos. Eran jóvenes que estaban buscando, que estaban experimentando, y por ello fueron atacados. Y cuando ellos [los que los atacaron] pensaban que eran fuertes, el sistema se vuelve en su contra… Jesús Díaz era de una hipocresía enorme. Yo me la encontré aquí en una universidad a donde nos invitaron a hablar de la Generación del 98 y Cuba, y en ese momento él dijo que en realidad la Enmienda Platt no era tan mala y que los americanos habían tratado a Cuba mucho mejor que lo que los ingleses habían tratado a sus colonias; que la Enmienda Platt era una cosa pequeña que no tenía importancia. Llegó a racionalizar que Estados Unidos era más tolerante que cualquier otro sistema imperial…

Pensamiento Crítico fue acusado de “diversionismo ideológico” y clausurado en 1971.

Pensamiento Crítico nace como un desafío al marxismo tradicional. Los ortodoxos en el poder lo vieron como un gran desafío, y es ahí que Raúl Castro ataca a esa revista, y los cierra. La Revolución desata en nosotros todo un sentido de poder y los que se lanzaron y fueron más allá se buscaron problemas.

El Puente fue una de las primeras víctimas…

Todos hemos sido víctimas, de una otra forma.

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MARÍA ISABEL ALFONSO
María Isabel Alfonso. Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana y doctora en lenguas romances por la Universidad de Miami. En su investigación analiza las dinámicas culturales y políticas editoriales de la década de 1960 en Cuba. Su libro Ediciones El Puente y los vacíos del canon literario cubano (Universidad de Veracruz, 2016) aborda el tema de El Puente (1961–1965), editorial que existió autónomamente durante los primeros años de la revolución. Ha investigado sobre la sociedad civil cubana, tema que aborda en su documental Rethinking Cuban Civil Society (Icarus Films, 2019). Es profesora de literatura y Chair del Departamento de Lenguas Modernas de St. Joseph’s University en New York.

2 comentarios

  1. Guillermo Cuevas, mas conocido como en Paris, Francia con el nombre de Guy Cuevas es escritor y fue ademas DJ del legendario cabaret «Le Palace», fue miembro de «Ediciones el Puente», donde escribio y publico su primer libro de poesía… actualmente radicado en Francia, ciego pero, muy activo todavia..; quisiera contactar con sus amigos cubanos! Por favor, si alguien pudiera hacer llegar este mensaje a Ana Maria Simon o a los otros escritores de el puente. Gracias

  2. Me han servido de mucho sus publicaciones incluso para tomar elementos de inspiración y temáticas para incorporar a las temáticas del libro que pretendo escribir. Muy bueno y munchas gracias , en cuanto tenga cierta solvencia económica en algo les ayudaré , no quizás como deseara pero les ayudaré. Nuevamente Gracias, ustedes realizan una labor encomiaba para la cultura la literatura y para la historia en la Cuba presente y futura.

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