Murió en Miami a los 87 años el cineasta cubano Sergio Giral, director de ‘Rancheador’ y ‘María Antonia’

El cubano Sergio Giral (1937-2024) –director de largometrajes como El otro Francisco, Rancheador o María Antonia— murió a los 87 años este martes 12 de marzo en Miami, Estados Unidos, según confirmaron a medios locales fuentes allegadas al cineasta.

De acuerdo con reportes noticiosos, el realizador padeció una enfermedad durante varios años, hasta esta última madrugada. “Aunque afrontaba un problema de salud, su muerte fue repentina”, dijo telefónicamente a Diario de las Américas el guionista, productor y asistente de dirección Armando Dorrego, colaborador y pareja de Giral.

Dorrego especificó asimismo que el fallecimiento se produjo a las 4:00 a.m., y que el cadáver “será cremado porque [Giral] no quiso ningún tipo de misa”.

Natural de La Habana, Giral desarrolló una temprana carrera como documentalista dentro del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico (ICAIC): a esa época corresponden títulos como Heno y ensilaje (1962), El testigo (1963), Cimarrón (1967), Anatomía de un accidente (1970) o Qué bueno canta usted (1973).

A partir de la década de los setenta dirigió seis largos de ficción en Cuba, entre los que se incluyen Techo de vidrio (1982) y Plácido (1986) –este último representa fragmentos de la vida del poeta decimonónico afrocubano Diego Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido).

Destaca en este periodo su trilogía sobre la esclavitud, integrada por El otro Francisco (1974), Rancheador (1976) y Maluala (1979). En 1990, apareció una de sus películas más conocidas, María Antonia, adaptación de la clásica obra teatral homónima de Eugenio Hernández Espinosa que mereció nominaciones a los premios Goya.

Tras dejar Cuba, Giral volvió al género documental con La imagen rota (1995), Chronicle of and Ordinance (2000), The Way of the Orishas (2004) y To Barbaro del Ritmo (2004). Dos veces Ana (2010) consituyó su última incursión en el largometraje de ficción.

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En un post de homenaje en Facebook, la Asamblea de Cineastas Cubanos –que desde el verano de año pasado reclama a las autoridades mayores libertades artísticas y de expresión dentro de la cinematografía isleña– no solo valoró la exploración emprendida por Giral de las “raíces africanas” de la cultura nacional, y en particular su inmersión en el tema de la esclavitud, sino que recordó un hecho fundamental: su cinta Techo de vidrio, que “representaba los fenómenos de corrupción y doble moral de un grupo de funcionarios, fue censurada durante casi una década”.

“En los años noventa regresó a Estados Unidos (había estudiado allí y su madre era norteamericana), donde intentó continuar su carrera en diversos proyectos cinematográficos como realizador y productor”, se lee más adelante en dicha publicación. “Ha sido uno de los pocos cineastas cubanos que de manera sistemática estudió y llevó al cine las influencias africanas y caribeñas en la configuración de nuestra identidad”.

Los cineastas isleños constituidos en asamblea destacaron además que Giral –“un artista comprometido con la memoria de su nación”, según lo describieron– “se mantuvo activo como parte de la comunidad artística cubana en el exilio”. Y subrayaron finalmente: “Hace unas semanas su nombre fue propuesto por varios de nuestros miembros para ser considerado al Premio Nacional de Cine”.

En una revisión “[d]el proyecto fílmico de Giral”, Ángel Pérez destacó en Rialta Magazine que este es, de hecho, “[el] único director cubano que ha sistematizado toda una filmografía en torno al problema del negro”.

“Con él emerge en nuestro cine un espacio consagrado íntegramente a dilucidar los discursos vinculados a la esclavitud, el racismo, la negritud y la cultura afrocubana, tanto como a las relaciones que dichos términos tensan entre poder, control cultural y subordinación”, sostuvo el crítico.