Dos exposiciones curadas por el cubano Andrés Isaac Santana en el estudio madrileño del artista Dagoberto Rodríguez

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Pieza de Sandra Ramos. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)
Pieza de Sandra Ramos. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)

El curador cubano Andrés Isaac Santana (Matanzas, 1973) regresa al estudio madrileño de su coterráneo el artista Dagoberto Rodríguez con dos relevantes proyectos: Nosotras, una muestra colectiva que reúne dieciséis voces femeninas para hacer dialogar sus singulares creaciones en el marco del paisaje artístico contemporáneo, y Probabilidad, una exposición personal del alemán Stephan Kaluza (Bad Iburg, 1964), que presenta al público madrileño las sugestivas investigaciones plásticas de este autor. Ambas exhibiciones serán inauguradas, simultáneamente, este martes 12 de septiembre de 2023.

“Nosotras es un ejercicio de inclusión, aceptación y desfiguración”, explica Andrés Isaac Santana a Rialta Noticias; “es una forma, visual y discursiva, de asumir la alteridad. La muestra propone otras opciones de mapa e itinerarios, nada enfáticos, otras visiones respecto a esas cartografías artísticas tenidas por absolutas; se articula desde la colaboración, el intercambio, el rebajamiento de la autoridad y la escritura horizontal. Nosotras opta por la prefiguración de otras arquitecturas y otros paisajes corporales; las jerarquías se ponen en entredicho: se citan, en un mismo espacio de diálogo, las obras de artistas consagradas con las de otras que apenas comienzan a construir sus propios relatos. De tal suerte, se desplazan los criterios de importancia al uso y los encuadres habituales, para esparcir los márgenes en esa erótica de la aproximación y del encuentro”.

Pieza de Rosell Meseguer. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)
Pieza de Rosell Meseguer. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)

La conjunción de estas creadoras en Nosotras potencia sus respectivas vocaciones políticas. En diálogo, resulta más perceptible la idoneidad estética de sus desmontajes de los regímenes visuales hegemónicos, la inteligente asunción de antagonismos sociales e históricos, sus disputas de los códigos culturales con que se representa a las mujeres, la resistencia común frente a procesos de subjetivación impuestos por el poder. En tal sentido, uno de los valores indiscutible de esta muestra es anudar voces procedentes de contextos políticos y geografías culturales diversos, y poseedoras de estilos desemejantes.

Nosotras, que contó además con la coordinación de Nayr López García, incluye en su nómina a artistas internacionales consagradas. Según la nota de prensa de la exposición: Beth Moysés (Brasil, 1960), cuyos vídeos y performances, desde una estética a ratos militante, deconstruyen la violencia machista a partir de los propios códigos culturalmente sistematizados por “la femineidad”; Cristina Lucas (España, 1973), quien, mediante los diversos formatos ensayados durante su extensa trayectoria, no deja de indagar en esos mecanismos de poder que marginalizan y cosifican las experiencias femeninas; Marina Abramović (Serbia, 1946), “la abuela del performance”, una de las figuras más influyentes del arte contemporáneo, con una sólida obra que indaga en los límites físicos, psicológicos y mentales del individuo, y Regina José Galindo (Guatemala, 1974), “una de las mayores exponentes latinoamericanas del performance, con un reconocido trabajo que denuncia conflictos políticos y sociales de Guatemala, pero [que] bien podrían identificarse con problemáticas globales”.

De Cuba, por ejemplo, confluyen en ese grupo de creadoras con sólidas trayectorias  Consuelo Castañeda (1958), quien catapultó “la producción cultural de la vanguardia cubana al escenario internacional” y, asimismo, “contribuyó a cambiar [en la isla] la comprensión popular de la relación entre el arte y la política”, así como Sandra Ramos (1969), cuyas instalaciones, pinturas, videos y grabados ensayan una “recuperación de la memoria social e individual, vinculada a las dificultades de la vida cotidiana en Cuba”,  al tiempo que indagan en “temas universales como la soledad, la migración [y] la manipulación de la historia”.

Pieza de Dora Smék. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)
Pieza de Dora Smék. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)

A ellas se unen otras artistas que han arribado recientemente a los circuitos artísticos, pero que cuentan ya con un indiscutible reconocimiento: son los casos de Dora Smék (Brasil, 1987), quien investiga, a través de sus esculturas, instalaciones, fotografías, vídeos y performances, “los procesos de adaptación [del cuerpo femenino] en situaciones de tensión”; Flavia Junqueira (Brasil, 1985), artífice de relatos “imaginarios, caprichosos y festivos, donde nos sumergimos en el paisaje lejano de [su] cultura nacional, sintiendo el peso de la historia, escuchando el silencio del pasado”, o Nadia Granados (Colombia, 1978), cuya obra ausculta críticamente “la representación de la violencia estatal en los medios de comunicación, el machismo institucionalizado, la pornografía heterosexual y la violencia contra la mujer” en América Latina, particularmente con “su hipersexualizado personaje La Fulminante”.

De igual manera, Nosotras presenta a Rosell Meseguer (España, 1976), creadora multidisciplinaria que “emprende intensas y extensas investigaciones en ámbitos científicos, históricos, poéticos, mágicos y plásticos”; Yanelis Mora Morales (Cuba, 1984), autora enfocada en el desarrollo de “una técnica del patchworkdenominada Foundation Paper Piecing con la que realiza obras textiles de pequeño y gran formato”, y Susana Guerrero (España, 1972), quien “reformula antiguas mitologías”, a través de “su experiencia de lo sagrado”, en un proceso creativo asumido “como un ejercicio de purificación, una ofrenda invocadora del milagro”.

Pieza de Lorena Gutiérrez Camejo. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)
Pieza de Lorena Gutiérrez Camejo. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)

Todas estas autoras concurren en esta ocasión con obras pertenecientes a importantes colecciones privadas. En cambio, otras tres artistas han realizado piezas especialmente para Nosotras: Lorena Gutiérrez Camejo (Cuba, 1987), quien en sus instalaciones, site-specific, objetos, pinturas y fotografías “canaliza sus preocupaciones mediante el camuflaje, usado [en tanto] principal estrategia de la imagen del poder”; Laura Lis (Cuba, 1983), comprometida con “prácticas artísticas que cuestionan los regímenes de representación al uso” a fin de “desautorizar la tiranía del patriarcado dominante y excluyente en beneficio de la visibilidad de las mujeres en el sistema del arte”, y Alexandra Bornhorst (Perú, 1997), quien ofrece una impactante instalación que, a manera de altar, y en una suerte de ejercicio de sanación y de revisión personal, explora las relaciones entre pasado y presente desde su propia experiencia afectiva.

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Pieza de Alexandra Bornhorst. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)
Pieza de Alexandra Bornhorst. Exposición ‘Nosotras’, curada por Andrés Isaac Santana (IMAGEN Cortesía del curador)

Probabilidad, la otra exposición que inaugura Andrés Isaac Santana, acoge las dos zonas principales del trabajo de Stephan Kaluza: fotografía y pintura. Graduado de Filosofía en la Universidad Heinrich Haine de Düsseldorf, su producción hace parte de importantes colecciones en Alemania, España, Francia, Estados Unidos, Corea del Sur, etc. El título de esta muestra advierte sobre –y reafirma– “la idea de doble percepción”, vale decir, la mediación de la mirada, esa noción de “la imagen detrás de la imagen”; planteamiento fundamental en el discurso del artista, según destaca el curador.

En su fotografía, Kaluza documenta paisajes naturales marcados por la Historia, o sea, por el paso demoledor del hombre en su ambición de dominar el mundo orgánico. Sin embargo, en sus documentaciones de Auschwitz o Rin no se aprecia el paisaje después del acontecimiento, sino un registro de aquello que permanece o parece intocado por el hombre, pero donde emergen vestigios de su paso. En un grado mayor de generalización, este creador emprende una exploración de las relaciones entre el hombre y la naturaleza; un vínculo no siempre armonioso o complaciente, que emerge también en su pintura en la forma de un estudio estético de la imagen como representación. Su pintura se bifurca en un camino fotorrealista y otro más tendente a la abstracción. El primero tensa –en un despliegue virtuoso de los recursos expresivos del género–, el valor referencial de la imagen por medio de la artificialidad de la técnica; el segundo potencia todavía más el gesto anterior, hasta consumar un ensayo perceptivo más radical, alejado del naturalismo, que interroga finalmente el acto mismo de mirar.

El diseño curatorial de Probabilidad “ocupa dos espacios principales del estudio de Dagoberto Rodríguez”, destaca Santana, “cada uno con carácter propio y capacidad de narración autónoma”. En uno se desplegará “una selección de fotografías de los proyectos de Auschwitz, Buchenwald y Rin, a modo de secuencia en movimiento”, mientras en el otro se articulará “un diálogo frontal entre los dos registros de su pintura, el hiperrealista cercano a lo fotográfico y el que distorsiona y desfigura esa misma realidad”.

Con estas dos exposiciones se redimensiona el estudio de Dagoberto Rodríguez frente a los dictados normativos del campo artístico contemporáneo, puesto que el mismo use convierte en espacio activo de tráfico cultural. Este propósito de desmontar la lógica institucional hegemónica del arte atraviesa las últimas iniciativas curatoriales de Andrés Isaac Santana, siempre interesado en zonas singulares del presente artístico. Graduado de Historia del Arte en la Universidad de La Habana, el también crítico ha desarrollado su trabajo, en lo fundamental, desde Madrid, donde reside hace más de dos décadas. De la impronta de su labor dan cuenta, entre otros, títulos como Imágenes del desvío: La voz homoerótica en el arte cubano contemporáneo; Nosotros, los más infieles: Narraciones críticas sobre el Arte Cubano 1993-2005; El troyano: ensayos y escrituras confesionales, y Lenguaje sucio I y II. Narraciones críticas sobre el Arte Cubano.

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