Premios Cinema Tropical | ‘Trenque Lauquen’, de Laura Citarella: película mutante y proeza estética

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Fotograma de ‘Trenque Lauquen’ (2022); Laura Citarella
Fotograma de ‘Trenque Lauquen’ (2022); Laura Citarella (IMAGEN Youtube / The Cinema Guild - Tráiler oficial)

La película Trenque Lauquen (2022), de la directora argentina Laura Citarella, resultó el martes último la gran triunfadora de los 14o Premios Cinema Tropical, al recibir el galardón a Mejor Película, en una ceremonia realizada en el Film at Lincoln Center de Nueva York. El lauro ha venido a coronar el excelente recibimiento internacional del filme, cuyo estreno mundial tuvo lugar en la sección Horizontes del Festival de Cine de Venecia. Trenque Lauquen ha sido exhibida además en los festivales de San Sebastián, Nueva York, Londres, entre otros, y ha merecido disimiles reconocimientos: en el Festival de Mar del Plata obtuvo el Premio Astor Piazzolla al Mejor Largometraje Latinoamericano; la International Cinephile Society la distinguió como Mejor Película, y la revista Cahiers du cinéma también la seleccionó como la mejor producción del 2023.

El filme de Citarella se impuso este 9 de enero en una competencia que integraron otros veinticuatro títulos, largometrajes documentales y de ficción con producción de trece países, lo cuales fueron estrenados entre el 1ro de mayo de 2022 y el 30 de abril de 2023. Escogidos por los organizadores de Cinema Tropical como las propuestas más relevantes aparecidas en el periodo, completaban esa nómina Argentina, 1985 (Santiago Mitre), El juicio (Ulises de la Orden), El castillo (Martín Benchimol), Herbaria (Leandro Listorti), Adentro mío estoy bailando (Leandro Koch & Paloma Schachmann), El rostro de la medusa (Melisa Liebenthal), también de Argentina; Regra 34 (Júlia Murat), de Brasil; La memoria infinita (Maite Alberdi), Blanquita (Fernando Guzzoni), Notas para una película (Ignacio Agüero), 1976 (Manuela Martelli), Mi país imaginario (Patricio Guzmán) y El castigo (Matías Bize), de Chile; Los reyes del mundo (Laura Mora), Nuestra película (Diana Bustamante), Mudos testigos (Luis Ospina & Jerónimo Aterhortúa), y Anhell69 (Theo Montoya), de Colombia; Llamadas desde Moscú (Luis Alejandro Yero), de Cuba; Ramona (Victoria Linares Villegas), de República Dominicana; Tengo sueños eléctricos (Valentina Maurel), de Costa Rica; así como El eco (Tatiana Huezo), Home Is Somewhere Else (Carlos Hagerman & Jorge Villalobos), Huesera (Michelle Garza Cervera) y Tótem (Lila Avilés), de México.

El jurado que entregó los premios estuvo compuesto por Mara Fortes, investigadora y curadora principal del Festival de Cine de Telluride; Mónica Castillo, programadora del Jacob Burns Film Center; Marian Luntz, programadora desde 1990 en el Museo de Bellas Artes de Houston; María Paula Lorgia, también investigadora y programadora, docente en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, y Manuel Santini, gerente senior de Programación en el Lincoln Center de Nueva York. Con dicho máximo reconocimiento, este comité –y Cinema Tropical, organización que lleva dos décadas promocionando el cine y los creadores latinoamericanos más significativos del presente—ha distinguido, sin dudas, un filme mayúsculo cuya propuesta narrativa no deja indiferente a ningún espectador. 

Trenque Lauquen llama de inmediato la atención por su duración de 260 minutos. Mas semejante metraje no resulta extraño en una obra emprendida por El Pampero Cine, empresa donde la propia Citarella se ha encargado de producir trabajos excepcionales, como La flor, de Mariano Llinás, que se extiende en pantalla durante catorce horas. El Pampero Cine parece interesada en recuperar sin más el valor de contar historias, y lo hace mediante obras cuyos guiones son arborescentes, relatos extasiados en el jalonamiento del tiempo, llenos de los saltos en el nivel de realidad, con un rico tejido de personajes y sucesos disímiles y, a menudo, juegos paródicos con códigos de los géneros más diversos…

El argumento de Trenque Lauquen muta insospechadamente de un momento a otro, y así mismo cambia el punto de vista de la narración: cualquier detalle (una flor, una noticia, alguna carta encontrada en un libro…) puede ser el detonante de una nueva fábula. De giro en giro, siempre con absoluta organicidad al hilvanar sucesos y personajes, la película avanza caudalosa como un río.

Fotograma de ‘Trenque Lauquen’ (2022); Laura Citarella
Fotograma de ‘Trenque Lauquen’ (2022); Laura Citarella (IMAGEN Youtube / The Cinema Guild – Tráiler oficial)

El filme está dividido en dos grandes bloques. El primero arranca con la búsqueda de Laura –una joven bióloga que ha pasado una temporada en Trenque Lauquen y que, ahora, ha desaparecido– por su pareja, Rafael, y un colega del pueblo, Ezequiel. En algún momento de ese trayecto, se pasa a la memoria de Ezequiel sobre su relación íntima con Laura, y más adelante, sin salir de los recuerdos de este último, el argumento gira hacia las (des)aventuras amorosas de Carmen, una antigua maestra del lugar, con un viajero italiano –eventos que conocemos gracias a una investigación emprendida por Laura tras encontrar una apasionada y erótica carta en un libro de la biblioteca local. El segundo bloque ubica la perspectiva en Laura, cuya historia conocemos gracias a una grabación que ha dejado en la estación radial donde trabajaba. Entonces conocemos sobre su relación con una enigmática pareja de mujeres que protegen en su casa a una criatura mutante aparecida en pueblo, la cual nunca vemos.

Pero no solo muta el relato; con cada capítulo se experimenta una metamorfosis en el tono, la atmósfera, el código fotográfico, la naturaleza del registro, los referentes cinéfilos… El plasma novelesco de Trenque Lauquen va del suspense al thriller, de la comedia romance al cine fantástico, de Antonioni y Hitchcock a David Lynch. Cada nuevo hilo argumental es también una oportunidad para que Citarella despliegue una clase magistral sobre cómo manejar los recursos y las capacidades expresivas del cine.

Los Premios Cinema Tropical laurearon esta vez una genuina proeza estética, donde la mirada femenina alimenta un discurso sobre la identidad y las muchas vidas de una mujer, así como sobre las muchas maneras de mirar una ciudad. Una película sobre el deseo, la sexualidad, la ética, la maternidad, la búsqueda de uno mismo, el reconocimiento de los otros…

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Además del premio a Mejor película, se otorgaron reconocimientos en otras tres categorías: Mejor documental, entregado a El juicio; Mejor ópera prima, que recayó en Tengo sueños eléctricos, y Mejor dirección, concedido a Manuela Martelli por 1976.

No son menos relevantes estos filmes. Recientemente premiado con el Coral a Mejor largometraje documental en el Festival de La Habana, El juicio sigue un camino bastante recurrente hoy en la práctica documental: se ocupa de la memoria histórica y trabaja con el archivo como material para su conservación y relectura. Las grabaciones de los juicios contra miembros de las juntas militares argentinas son (re)articuladas para ofrecer un testimonio visceral de los crímenes humanitarios cometidos por ese gobierno dictatorial entre 1976 y 1983. En Tengo sueños eléctricos, Valentina Maurel mira la experiencia de una adolescente que se debate entre una difícil relación con su madre, los encuentros tormentosos con un padre que atraviesa una suerte de segunda adolescencia, y las preguntas que se hace sobre sí misma. La inventiva fílmica con que se dibuja ese complejo periodo de la vida hace de esta película una relevante variación en el coming of age.

Si algo destaca en la película de Manuela Martelli es justamente el certero manejo de los códigos de thriller y el suspense para comunicar, desde la perspectiva de una mujer, cómo se vivió el terror del gobierno de Pinochet en los ambientes domésticos de la clase alta. Y junto con esto, sin dudas, la memorable actuación de Aline Kuppenheim, quien encarna a la protagonista, Carmen, una señora que decide proteger a un militante y que deviene, contra lo que se espera de su clase, una luchadora contra el régimen. Recién premiada por Cinema Tropical, Martelli acaba de ser nominada por el Sindicato de Directores de Estados Unidos en el apartado de Mejor director debutante de los DGA Awards.

Fotograma de ‘Tengo sueños eléctricos’ (2022); Valentina Maurel (IMAGEN Youtube / L' occhio del cineasta - Trailer & Unboxing)
Fotograma de ‘Tengo sueños eléctricos’ (2022); Valentina Maurel (IMAGEN Youtube / L’ occhio del cineasta – Trailer & Unboxing)

Cada año, los Premios Cinema Tropical entregan un galardón a la Mejor película latina de los Estados Unidos, que ahora fue adjudicado a Story Ave, de Aristotle Torres. Integraron el jurado de esta categoría Arlene Dávila, directora fundadora de The Latinx Project en NYU y profesora de Antropología y Análisis Sociocultural en la Universidad de Nueva York; Marángeli Mejía Rabell, productora cultural y programadora, directora del Festival de Cine y Arte Latino de Filadelfia (PHLAFF), y Ernie Quiroz, cineasta y programador del Phoenix Art Museum. Concursaron aquí otros seis filmes: El equipo (Bernardo Ruiz), Mutt (Vuk Lungulov-Klotz), Hummingbirds (Silvia Del Carmen Castaños &Estefanía “Beba” Contreras), You Were My First Boyfriend(Cecilia Aldarondo), Going Varsity in Mariachi (Alejandra Vasquez & Sam Osborn) y Sansón and Me (Rodrigo Reyes). 

Story Ave cuenta la historia de un adolescente que, con el propósito de sumarse a una pandilla y un colectivo de grafiteros del Bronx, decide atracar a un extraño en el metro. Sin embargo, el asalto deviene en una amistad que cambia radicalmente la vida del joven. Esta sensible radiografía del complejo mundo habitado por el protagonista es el debut en el largometraje de Torres, quien cuenta con una vasta experiencia como realizador de videoclips y comerciales.

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ÁNGEL PÉREZ
Ángel Pérez (Holguín, Cuba, 1991). Crítico y ensayista. Compiló y prologó, en coautoría con Javier L. Mora y Jamila Media Ríos, las antologías Long Playing Poetry. Cuba: Generación Años Cero (Casa Vacía, 2017) y Pasaporte. Cuba: poesía de los Años Cero (Editorial Catafixia, 2019). Tiene publicado el libro de ensayos Las malas palabras. Acercamientos a la poesía cubana de los Años Cero (Casa Vacía, 2020). En 2019 fue ganador del Premio Internacional de Ensayo de la revista Temas, en el apartado de Estudios de Arte y Literatura. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones de Cuba y el extranjero. Vive en La Habana.

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