amar y alimentarse
tú, del tamaño amarillo de un polluelo, dormitando en la palma de mi mano/ una necesidad imperiosa de hacerte algo: besarte, acariciarte, arroparte…
tú, pedacito de carne blanca en mi justo centro, despidiendo el calor que despiden los cuerpos a medida que caen en el sueño/ incontinencia/ el intentar un beso que se convierte en olisquear el pelo enroscado en tu cuello/ no eres más que un polluelo, ¿recuerdas?
increíble que un día crezcas hasta hacerte del tamaño de un ave de corral/ que un día haya de comerte/ porque ese día llegará, ¿no lo sabías?/ ya escucho el borboteo del agua en el fogón.
y habré de hacerlo, eso es seguro/ y no derramaré por ti una sola lágrima/ y mi piel se hará de gallina de tan sólo pensar que tu carne es esa que me llevo a la boca/ y nada más.
el momento del éxtasis será cuando, colgada de las patas, te corte el cuello donde se enrosca hoy caprichoso tu pelo.
La horma de tu zapato
He de poner en tu pie
un zapato más pequeño
así, con el paso del tiempo
no crecerá ni un centímetro
pie bonsái
como en la antigua Asia se obligaba a las geishas
así, con el paso del tiempo
el pie no les crecía ni un centímetro.
A los hombres les encanta que le hagan un footjob
y dicen
mientras más grande el pie
mejor el agarre
la técnica es sencilla:
con los pies coges el pene y le das
para arriba y para abajo
para arriba y para abajo
para arriba y para abajo
así, con el paso del tiempo
el pene no les crece ni un centímetro
pene bonsái
aunque algunos hombres crean
que un footjob hace crecer
sin embargo
a las mujeres un footjob no les funciona
nada tienen para coger y darle
para arriba y para abajo
para arriba y para abajo
para arriba y para abajo
por eso
he de poner en tu pie
un zapato más pequeño
para con él recrear la pezuña de una geisha
pie bonsái
con el que darme
para adentro y para afuera
para adentro y para afuera
para adentro y para afuera.