Estudio de tatuajes La Marca acoge la presentación de un libro del crítico de cine Antonio Enrique González Rojas

Críticas, mentiras y cintas de videos. Acercamientos al cine cubano se titula la más reciente compilación de trabajos de Antonio Enrique González Rojas, una de las voces más activas y destacadas entre las que hoy se dedican al análisis y la valoración del audiovisual en el país. Publicado por la Editorial Oriente, como parte de su colección Diálogo, el libro será presentado este viernes 2 de junio a las 5:30 de la tarde en el estudio-taller de tatuajes La Marca, espacio capitalino que trasciende su especialización para ser un foco alternativo de activismo cultural.

Antonio Enrique González Rojas entrega, al reunir este conjunto de textos, una valiosa reflexión cultural sobre la deriva (estética, política, discursiva, institucional…) de la producción nacional, sobre todo independiente, más allá de la geografía insular. Los lectores tendrán en sus manos valoraciones de películas, autores, temáticas, estilos relevantes… de la historia del cine cubano, reflexiones sobre estrategias narrativas emergentes en el campo creativo independiente, los tipos de representación consumadas por los directores, las rutas expresivas que diferencian hoy al documental, el impacto de las nuevas tecnologías en la aventura estética del presente, el estatus político del cine actual y su diálogo con el curso cultural e histórico del país, entro otros varios asuntos motivados por las películas que atiende el crítico.

“El libro es una compilación, con ciertos aires de antología, de textos que he publicado durante alrededor de una década”, comenta Antonio Enrique a Rialta noticias. “Prevalece el cine del siglo XXI, aunque algunos ensayos visitan épocas previas para poder abordar de maneras más sólidas y complejas los temas que repaso. La reseña prima como forma y modo de análisis, incluso hay ensayos que pueden desmembrarse en varias reseñas independientes. Esto se debe en gran medida a la urgencia con que escribí en su momento cada trabajo. Como periodista, soy un obseso de la inmediatez y de lo periódico. Estos textos están impregnados de esa urgencia, que quizás motive la fuerza vehemente de muchos argumentos, para bien o para mal.”

Críticas, mentiras y cintas de video… está dividido en dos secciones: “Doce ensayos en pugna”, que presenta un cuerpo de textos de naturaleza más ensayística, sistematizadora y “Los hijos del sueño”, que acopia un conjunto de artículos y reseñas de crítica puntual, motivados por algún filme de la movida independiente.

En la primera se pueden leer agudos ejercicios entre interpretativos e historiográficos, como “Las reencarnaciones de un burócrata”, “El patriotismo risueño. Apuntes sobre la construcción de personajes de corte histórico en la obra de Juan Padrón”, “El baile de los monstruos en el cine cubano”, o “El átomo, el sida, Angola, Santa y Andrés: los ochenta en el cine cubano contemporáneo”. En la segunda se accede a sugestivas valoraciones de ejercicios fílmicos relevantes como Memorias del desarrollo (Miguel Coyula), Juan de los Muertos (Alejandro Brugués), La piscina (Carlos M. Quintela), La Isla y los Signos (Raydel Araoz), Alona (Rafael Ramírez), Metatrón (Alejandro Alonso), Cositas malas (Víctor Alfonso), Terranova (Alejandro Pérez y Alejandro Alonso), entre otros tantos.

“En sus operaciones críticas”, se lee en el prólogo, “Antonio Enrique deslinda disímiles territorios del cine nacional imposibles de pasar por alto dada su importancia para la comprensión del paisaje cinematográfico insular del presente. Por ejemplo, incluye consideraciones sobre la animación […] que rescatan esta tecnología expresiva de la periferia a que se ha relegado por determinadas instancias legitimadoras del audiovisual. De entre los factores convergentes en el repliegue actual de la geografía fílmica insular, uno que no deja de advertir es la conformación de grupos o figuras creativos fuera de la capital cubana y del país, a los que resulta intrínseca, por sobre el resultado estético de las producciones, una singular pulsión política y estética que es imprescindible considerar en la madeja de fuerzas en pugnas que conforman el actual ambiente productivo de la nación.”

“Otro rasgo preeminente del libro”, insiste el autor, “es que la mayoría de los trabajos abordan obras inscritas en el territorio independiente, en su más amplia acepción. Por ende, puede decirse que es un libro sobre hombres invisibles, sobre presencias fantasmales, sobre secretos; sobre un cine invisible, más que todo para los propios cubanos, ya que en la actualidad nuestros filmes han ganado importante terreno en la palestra de los festivales internacionales. Por tanto, es un material acerca de un cine que carece de una cronología cabal, hasta de una historia, un cine desperdigado, esparcido, y por ende frágil.”

Pero si bien Antonio Enrique atiende mayoritariamente la creación independiente de las dos últimas décadas, algunos trabajos emprenden una aproximación a obras de los años iniciales de la Revolución, con el propósito de encontrar índices de continuidad y ruptura entre esas producciones de un tiempo y otro. Al conectar los trabajos que abordan películas y creadores de los sesenta y setenta con aquellos centrados en Alejandro Alonso, Carlos Lechuga o Miguel Coyula, por poner algunos ejemplos, encontramos interesantes paralelos de imaginarios creativos y condicionamientos ideológicos atemporales que posibilitan comprender mejor el devenir/estatus de la imagen cinematográfica cubana.

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La presentación de Críticas, mentiras y cintas de videos llegará a La Marca acompañada del estreno cubano de un documental independiente. Antonio Enrique conducirá con un debate sobre el filme que pondrá en escena muchas de las ideas discutidas y argumentadas en su propio libro.