Los nuevos imaginarios del cine cubano llegan a la madrileña Casa de América

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Fotograma de ‘Los Puros’, un filme de Carla Valdés León.
Fotograma de ‘Los Puros’, un filme de Carla Valdés León.

Con una mesa redonda que discutirá las maniobras estéticas y el paisaje temático del audiovisual cubano del presente, se inaugura este miércoles, 21 de junio de 2023, en la capital española, la muestra Cine independiente cubano: nuevos imaginarios. La Casa de América, institución madrileña que auspicia las proyecciones, acogerá a los directores, productores y curadores Daniela Muñoz, Carla Valdés León y José Luis Aparicio, así como al crítico, profesor e investigador Dean Luis Reyes, en calidad de moderador, para pensar los itinerarios creativos y de producción que ha transitado el grupo de obras programadas, ejercicios fílmicos relevantes por su inventiva estilística, profundidad discursiva y éxito en importantes festivales internacionales.

Curadas por Valdés León y José Luis Aparicio, las proyecciones comenzarán al día siguiente de la mesa redonda, el jueves 22, y sesionarán cada uno de los jueves venideros hasta el 13 de julio. La programación, que reúne un total de diez películas, entre documental y ficción, corto y largometraje, resulta sumamente elocuente al repasar la creación fílmica cubana contemporánea.

Convergen en la muestra varias de las voces autorales más potentes de la producción insular: Alejandro Alonso, Rafael Ramírez, Carla Valdés, Daniela Muñoz, Miguel Coyula, Yimit Ramírez, Violena Ampudia, José Luis Aparicio, Marcel Beltrán, y Carlos Melián, realizadores cuyas empresas creativas han puesto en crisis la identidad del cine cubano al desenfundar atributos expresivos desacostumbrados en nuestro contexto, enfocados en pensar el país e intervenir en la Historia para imaginar nuevos futuros.

“Precedidas por algunos premios, en festivales como Sundance, IDFA, Rotterdam y Locarno, [estas películas] toman distancia del melodrama y el costumbrismo para recorrer los espacios ruinosos, reales e imaginados, de una isla que soñó con la utopía”, apuntan los curadores en su presentación del programa. “En los restos de ese futuro luminoso, conviven, más bien colisionan, distintas generaciones. De esa intensa fricción, no siempre un diálogo, resultan ahora estas películas. Imaginarios que migran o permanecen, que delimitan una tierra plural y común, difusa pero propia”.

“¿Cómo se relacionan, entonces, estas obras con su tiempo histórico? La muestra Cine independiente cubano: nuevos imaginarios, intenta responder esa pregunta. La mayoría de los cineastas aquí representados nacieron poco antes o justo después de la caída de la Unión Soviética, cuando en Cuba se agravaba una profunda crisis social, política y económica. Nuestros padres nos “doblaban las esquinas del mantel” para aliviarnos la escasez y las ausencias. Para evitar que viéramos la desesperanza. En esos años se comienza a forjar un cine alternativo a la narrativa institucional, desde sus elecciones estéticas a los modos de producción. Esta suerte de guerrilla continuó en las próximas tres décadas. Se encargó de decir: no estamos bien. Eligió el pensamiento y no la complacencia. Es el cine que hoy cristaliza en nosotros.”

Los documentales Los puros (Carla Valdés, 2020) y La opción cero (Marcel Beltrán, 2020) ocuparán la primera sesión de proyecciones. Los puros es un ejercicio autorreflexivo, de corte íntimo, donde la realizadora explora la memoria soviética en la isla a través de los recuerdos de sus padres, quienes cursaron estudios universitarios en el antiguo campo socialista. La mirada hacia esos recuerdos comporta una dimensión sociopolítica que advierte el peso subjetivo que supuso para el cubano el desplome de aquel modelo de sociedad. La opción cero se ocupa de la experiencia de personas que, durante la más reciente ola migratoria cubana entre 2016 y 2017, emprendieron una arriesgada travesía a través de varios países latinoamericanos para arribar a los Estados Unidos. Con una inteligente articulación de grabaciones realizadas por esas personas durante su peligroso recorrido, el filme ofrece un impactante dibujo de la trágica suerte del cubano, capaz de abandonarse a la muerte con tal de escapar de un país donde no encuentra asidero para vivir.

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Tres cortometrajes de ficción conforman la sesión del jueves 29 de junio: Gloria eterna (Yimit Ramírez, 2018), El rodeo (Carlos Melián, 2021) y Tundra (José Luis Aparicio, 2021). Todos convergen en su prodigioso manejo del lenguaje y en la invención de mundos muy singulares. Ramírez emprende una personal instrumentación del esquema expositivo de la distopía, para explorar al individuo insular desprovisto de toda individualidad por la economía burocrática del totalitarismo. Con un cruce intencionado simbólicamente de códigos de la ciencia ficción, la propia distopía y el neo noir, Aparicio despliega un relato igual de opresivo, con tintes freudianos, que revisa al hombre cubano suspendido en una realidad enferma, un ser descolocado por un mundo en ruina que se infiltra en su subjetividad hasta producir monstruos. Bajo un código mucho más realista, Melián también teje una anécdota desconcertante, una atmósfera enrarecida y alimentada por el espiritismo, un cosmos familiar religiosamente turbio, un ritual que representa la desesperanza vivida por el ser insular del oriente cubano, sometido a una trágica muerte histórica.

Componen la sesión del 6 de julio, Petricor (Violena Ampudia, 2022), Umbra (Daniela Muñoz, 2021), Home (Alejandro Alonso, 2019) y Los perros de Amundsen (Rafael Ramírez, 2017), cuatro documentales de naturaleza estrictamente experimental. Quizás la característica que los emparente, más allá de lo genérico, sea el riesgo estético, o sea, la dinamitación radical del plano expresivo a favor de una experiencia estilística imponente, relevante en sí. Distantes de las formas más socorridas del documental, estas obras registran la subjetividad, el pensamiento, el cuerpo del sujeto estremecidos por las emociones, sólo a partir de esas instancias miran al mundo histórico.

Ampudia realizó una suerte de registro a la manera de diario, donde expone/se pregunta sobre las angustias del exilio, la descolocación que produce la emigración, el peso del desarraigo. Muñoz también consumó un ensayo autorreferencial, en su caso, un poema visual en el que la textura de la imagen, junto a la voz de la realizadora, evocan una crisis emotiva y física acarreada por la pérdida de la audición. Este breve ejercicio consigue impregnar en la forma la angustia por la pérdida de los sonidos y la manera en que esa pérdida se expresa en el cuerpo y la subjetividad de la autora.

Alonso encadenó un conjunto de registros fotográficos y en video de pueblos de Estados Unidos llamados “Cuba” para mirarse a sí mismo y cuestionar las nociones de pertenencia y fijación a un espacio geográfico preciso. El extrañamiento visual al que son sometidos los archivos favorece el cuestionamiento del concepto geopolítico de nacionalidad y la reflexión sobre la diseminación diaspórica del país. Ramírez propone una intrincada meditación sobre la propia creación y los mecanismos de acceso a la realidad activados por el arte y el individuo, al tiempo que modula el metraje como una colisión entre Historia e individuo, realidad y pensamiento.

La muestra cierra el 13 de julio con la proyección del largometraje Corazón azul (Miguel Coyula, 2021). En este excepcional ejercicio de ciencia ficción, el realizador compone una Cuba ucrónica sobre los restos del fracasado proyecto eugenésico y desarrollista emprendido por la Revolución. A través de una imaginería visual marcada por el pastiche, las atmósferas góticas, la estética del cómic, la película se ocupa de un grupo de jóvenes mutantes, malogrados experimentos de manipulación genética que impulsó la megalomanía de Fidel Castro, consagrados a una guerra contra todo poder autoritario, guerra que supone una autodestructiva búsqueda de su lugar en el mundo.

“A partir de estilos y géneros diversos”, dicen los curadores, “nuestras películas exploran el incierto presente del país y algunos de sus conflictos más álgidos: la crisis social y el éxodo migratorio, el difícil diálogo entre generaciones, las relecturas críticas del pasado y las posibles configuraciones de la nación futura. Si en el cine de apariencia más documental se ensimisma el yo, en el de ficción se ensimisma el paisaje. A veces se difuminan las fronteras y queda abierto un territorio para la hibridación. Es este nuevo cine, aquí representado por apenas un puñado de películas, el que ha recolocado a Cuba, de forma paciente, en varios de los principales eventos cinematográficos a nivel internacional. Aunque emplea, en ocasiones, estrategias oblicuas o indirectas, en sus imágenes podemos encontrar algunos de los rasgos que atraviesan y definen la sociedad cubana contemporánea.”

Cine independiente cubano: nuevos imaginarios, incluirá conversaciones con los directores de las películas tras cada proyección y coloquios enfocados en pensar/debatir las propuestas fílmicas.

ÁNGEL PÉREZ
Ángel Pérez (Holguín, Cuba, 1991). Crítico y ensayista. Compiló y prologó, en coautoría con Javier L. Mora y Jamila Media Ríos, las antologías Long Playing Poetry. Cuba: Generación Años Cero (Casa Vacía, 2017) y Pasaporte. Cuba: poesía de los Años Cero (Editorial Catafixia, 2019). Tiene publicado el libro de ensayos Las malas palabras. Acercamientos a la poesía cubana de los Años Cero (Casa Vacía, 2020). En 2019 fue ganador del Premio Internacional de Ensayo de la revista Temas, en el apartado de Estudios de Arte y Literatura. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones de Cuba y el extranjero. Vive en La Habana.

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