Qué ver en la edición 44 del Festival de Cine de La Habana

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Fotograma de ‘Los colonos’; Felipe Gálvez
Fotograma de ‘Los colonos’; Felipe Gálvez (IMAGEN YouTube / SIDERAL)

La edición 44 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana abrió este viernes 8 de diciembre con la proyección de Los colonos, debut en el largometraje de ficción del realizador chileno Felipe Gálvez. Los colonos integra la competencia de Óperas primas, que completan otras diez películas procedentes de México, Argentina, Colombia, Brasil y Cuba. El filme resulta, sin dudas, una óptima opción para abrir el festival en tanto retoma uno de los más interesantes perfiles del reciente cine latinoamericano. En un orgánico desmontaje de los códigos del western, cuenta una historia ubicada en la Patagonia chilena que discute el genocidio de los pueblos Selk’nam a principio del siglo XX. Su expresionista fotografía documenta el viaje de caza y exploración de tres personajes –el teniente inglés MacLennan, el mercenario texano Bill, y el mestizo chileno Segundo– que, bajo las órdenes de un terrateniente español, buscan abrir una ruta comercial desde la Tierra del Fuego hasta el océano Atlántico.

Mientras revisa ese accidente esencial de la memoria chilena, y latinoamericana, esta propuesta de Felipe Gálvez dibuja las relaciones de poder entre los ocupantes del territorio, la deshumanización a que fueron sometidos los nativos, así como la violencia y los intereses económicos y de dominación inherentes a la fundación de la nación chilena. Pero si algo hace especialmente atractivo el filme –y justifica su escogencia como obra inaugural– es, justamente, la descolonización de los patrones estéticos con que la industria quiso, alguna vez, dibujar una imagen de América Latina.

Con esta excelente película como carta de presentación –y aunque lacerada por la censura del documental Llamadas desde Moscú, del cubano Luis Alejandro Yero–, la programación del certamen propone al público cubano una selección de las mejores propuestas creativas del año. Entre autores consagrados y emergentes, entre documentales y ficciones, la curadoría repasa los caminos estéticos y las preocupaciones temáticas que definen hoy el mapa fílmico de la región.

Fotograma de ‘Los colonos’, Felipe Gálvez, dir., 2023.
Fotograma de ‘Los colonos’, Felipe Gálvez, dir., 2023.

Una entrega destacable en el apartado de Óperas primas, consagrado a tomar el pulso a voces emergentes en la ficción, es Adentro mío estoy bailando, dirigida por los argentinos Leandro Koch y Paloma Schachmann. En un ostensible gesto autoficcional, Leandro es un director judío que, durante la grabación de una boda, conoce a Paloma, una clarinetista interesada en realizar un documental sobre la música klezmer y la cultura ídish. Para pasar tiempo con ella, el malogrado creador emprende semejante aventura. Ese es el detonante de un viaje que, en una suerte de variación documental de las road movies, se extiende de Berlín a Rumania. La travesía junta a los personajes al tiempo que rescata la memoria ídish, sus contradicciones y particularidades, su historia, sus vínculos con el pensamiento socialista, y su presente. El resultado es un orgánico tejido, de profunda estirpe experimental, que anuda falso documental y documental antropológico, cine ensayo y comedia romántica.

La mujer salvaje, primer largometraje del realizador cubano Alán González, también hace parte de la sección. González entrega un expresionista ejercicio de cámara en mano que sigue el viaje de una madre enfrascada en recuperar a su hijo. Con un económica puesta en escena, La mujer salvaje contempla un entorno periférico de la capital cubana, una franja de la urbe donde ética y moral se desdibujan. La protagonista, una reencarnación contemporánea de María Antonia, el excepcional personaje de Eugenio Hernández Espinoza, es una rebelde incluso para los estándares del barrio marginal donde vive. La violencia física, psicológica, verbal que rodea su cuerpo y alimenta su sensualidad, su rabia contra el mundo, se expresa en cada encuentro, cada gesto, cada palabra; pero contra cualquier fantasma ético, ella sabe que es, y quiere ser, una excelente madre. González consigue en esta obra momentos de extraordinaria vitalidad fílmica, con registros muy desemejantes: así, el violento encuentro carnal entre esta mujer y su marido en el foso donde él se esconde, o bien las sensibles conversaciones entre ella y su hijo.

Fotograma de 'La mujer salvaje', Alán González dir., 2023
Fotograma de ‘La mujer salvaje’, Alán González dir., 2023

Otras propuestas relevantes son Duele, del chileno Cote Ramírez, y Los océanos son los verdaderos continentes, del italiano Tommaso Santambrogio. Duele es una inmersión en los perímetros de la carne y la moral: una incisiva mirada a la aspereza de un mundo donde apenas existen expectativas para la juventud. El realizador cuenta la historia de un trabajador sexual envuelto en una aventura sadomasoquista con el propósito de costear el tratamiento médico de su madre. Filmada en San Antonio de los Baños, Artemisa (Cuba), Los océanos… acopla tres historias que destilan la suspensión existencial en que viven hoy los cubanos, cuya única esperanza para escapar de la miseria y la falta de oportunidades es emigrar. Y la emigración, por supuesto, impacta tanto al que se va como al que se queda. La necesidad de salir del país, y el dolor de los que permanecen, tienen espacio en esta película que, desde la intimidad de sus personajes, contempla las precariedades de la isla.

Fotograma de ‘Los océanos son los verdaderos continentes’, Tommaso Santambrogio dir., 2023
Fotograma de ‘Los océanos son los verdaderos continentes’, Tommaso Santambrogio dir., 2023

Este año, el concurso de Largometrajes de ficción reúne una nómina demostrativa del nivel estético del cine latinoamericano contemporáneo; un conjunto de trece títulos junta a autores más o menos consagrados que, hace algún tiempo, vienen prestigiando la producción continental: Guto Parente, Rodrigo Moreno, Amat Escalante, Eduardo William…, directores de estilos muy desemejantes, dueños de sólidos repertorios expresivos, interesados en pensar aspectos nada complacientes de Latinoamericana. Este programa deja apreciar experiencias fílmicas audaces como Tótem, el intimista filme de Lila Avilés –quien, a través de la mirada de una niña afectada por la inminente muerte de su padre a causa de un cáncer, explora las tensiones de una familia de clase media mexicana–, hasta Eureka, la abrumadora postulación estética de Lisandro Alonso, quien resuelve esta meditación sobre la suerte de los nativos americanos mediante un fresco visual tan documental como performático.

Un ejemplo más del riesgo estético que prima en la competencia de Largometrajes de ficción es la película argentina El auge del humano 3, en la que Eduardo William inyecta la forma con las cualidades de la digitalización y la realidad aumentada para pensar, desde la concepción misma del tejido narrativo y visual, la hipocresía del pensamiento globalizador. También, Heroico, del mexicano David Zonana, una radiografía de la violencia como propiedad intrínseca de la sociedad mexicana a partir de las relaciones de poder que rigen una academia militar. Y Los delincuentes, del director argentino Rodrigo Moreno, un tapiz de historias donde dos empleados de un banco se adentran en una aventura de atraco y amor, una divertida comedia atravesada por una reflexión sobre la sujeción del hombre a los tiempos del capital.

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Fotograma de ‘El auge del humano 3’ (2023); Eduardo Williams (IMAGEN cineuropa.org - extracto)
Fotograma de ‘El auge del humano 3’ (2023); Eduardo Williams (IMAGEN cineuropa.org – extracto)

Con todo, quizá el programa más sugestivo de esta convocatoria del festival habanero es la competencia de Documentales, que acoge a maestros del género, como el argentino Andrés Di Tella; notorias documentalistas, como la chilena Maite Alberdi y la mexicana Tatiana Huezo, y otros importantes creadores que incursionan en el género con regularidad, como el brasileño Kleber Mendonça Filho y el también argentino Mariano Llinás. Las doce obras incluidas acá son relevantes tanto por las problemáticas tratadas como por las transgresoras nociones genéricas con que operan. Esta fracción del programa ratifica el vanguardismo y el alcance político del mejor cine documental.

Fotograma de ʽLos delincuentesʼ, de Rodrigo Moreno, dir., 2023.
Fotograma de ʽLos delincuentesʼ, de Rodrigo Moreno, dir., 2023.

Andrés Di Tella consuma en Mixtape La Pampa otro ensayo cinematográfico donde concierta la forma del diario, el trabajo con archivo y la exploración en las memorias personal y nacional. Mixtape La Pampa es un documental con múltiples capas e intersticios: su metraje se abisma en la vida del escritor y naturalista Guillermo Enrique Hudson, nacido en Argentina y asentado finalmente en Inglaterra, así como en los escritos sobre sus días de juventud con los gauchos pampeanos. El director de clásicos como La televisión y yo,Fotografías, Hachazos y 327 cuadernos vuelve en este trabajo a utilizar las huellas encontradas en su investigación para evocar pasajes de su propia memoria de los años setenta y ochenta en Argentina.

En Clorindo Testa, Mariano Llinás ofrece una experiencia similar. Aunque su título remite a un posible retrato del importante pintor y arquitecto homónimo, el filme deviene un despeñadero por donde ruedan, se entrecruzan, chocan entre sí, disímiles líneas de discurso: Clorindo Testa gira alrededor de un libro del padre del realizador sobre el arquitecto, pero el libro, a la vez, es un pretexto para pensar el proceso mismo de la escritura fílmica. Al final, el auténtico protagonista es Mariano Llinás, quien registra –sin renunciar a hablar de Clorindo Testa y del libro de su padre– su propia neurosis en torno a cómo hacer/cómo hace esta película.

Fotograma de ‘Clorindo Testa’, Mariano Llinás dir., 2022
Fotograma de ‘Clorindo Testa’, Mariano Llinás dir., 2022

El poema antropológico fraguado por Tatiana Huezo en El eco constituye una de las experiencias estéticas más relevantes de la competencia. La película sondea el habitus de una comunidad campesina homónima una zona montañosa de México; ase las cualidades de esa geografía y las dinámicas cotidianas de sus pobladores. El criterio observacional que domina El eco reproduce el tiempo humano de esa cultura olvidada por la modernidad. Huezo contempla los vínculos entre jóvenes y ancianos, las rutinas intrafamiliares, el lugar social de la mujer y la suerte de los niños: retrata la singularidad de un cosmos humano en plena desaparición. Igual de relevante resulta La memoria infinita, sobre todo, porque despliega un pensamiento sobre el amor en esencia subversivo para nuestro tiempo. Alberdi capta con absoluta delicadeza la intimidad y los difíciles días de la actriz Paulina Urrutia y su esposo, el periodista Augusto Góngora, un hombre golpeado por el alzhéimer tras una vida consagrada a rescatar la memoria nacional silenciada por la dictadura.

Fotograma de ‘El eco’, Tatiana Huezo, dir., 2023.
Fotograma de ‘El eco’, Tatiana Huezo, dir., 2023.

Y subversivos resultan en su médula los documentales Transfariana, del colombiano Joris Lachaise, y Malqueridas, de la chilena Tana Gilbert. A través de videos grabados por las protagonistas con sus celulares, este último documental visibiliza la deshumanización del centro penitenciario donde un grupo de mujeres pasaron, y otras pasan, sus días. La voz de Karina Sánchez, quien estuvo siete años en prisión, testimonia las duras dinámicas del régimen de privación de libertad. Su palabra, a la que se amalgaman las de otras mujeres, desnuda la violencia con que se experimenta la maternidad en el encierro: una violencia que termina por desgarrar la familia y la autoestima. Por su parte, Transfariana muestra las resonancias sociales que tiene la relación amorosa entre una mujer trans y un miembro de las FARC. En el marco de las negociaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno de Bogotá, la historia de Laura Katalina Zamora y Jaison Murillo atraviesa el cuerpo de valores de la sociedad colombiana y muestra alianzas entre el colectivo trans y los militares desmovilizados.

No puede pasar inadvertido en el programa el apartado de cortometrajes (en sus vertientes documental y de ficción). Se procura aquí dar cuenta del curso de un formato muy susceptible a la experimentación formal, muchas veces termómetro de las búsquedas estilísticas y las inquietudes temáticas de los realizadores. Aunque el grueso de los autores incluidos son jóvenes, también aparecen algunos cineastas con vasta trayectoria que confirman la legitimidad de la forma corta. De las 21 ficciones presentes, vale destacar Paraíso Europa (de los brasileños Leandro Goddinho y Paulo Menezes), Nada de todo esto (de los argentinos Patricio Martínez y Francisco Cantón), El silencio de los niños (de la costarricense Sofía Quirós) y La máquina (del colombiano Juan Diego Aguirre Gómez).

Fotograma de ‘La memoria infinita’, Maite Alberdi, dir., 2023.
Fotograma de ‘La memoria infinita’, Maite Alberdi, dir., 2023.

Entre los nueve documentales en competencia, resultan especialmente significativos dos créditos cubanos: Jíbaro, de Osmanys Sánchez, y Tartessos Dune, de Josué García Gómez. El primero registra la cotidianidad de un hombre trans en la Sierra Maestra: la facundia de sus imágenes y la precisión de los testimonios ofrecen un alegato de resiliencia en un paraje donde el entorno físico ya sugiere el grado de exclusión y preterición a que pueden ser sometido los “otros”. El segundo es un ejercicio expresionista donde los restos de películas sirven para urdir una experiencia plástica en que coincide una sensibilidad vanguardista y cierta meditación sobre la dialéctica de memoria y olvido.

Cada vez más relevante en el ámbito del cine contemporáneo, la animación vuelve a esta edición del evento cubano con una nómina que abarca las cinematografías nacionales con mayor desarrollo y potencia artística en este campo expresivo. Obras de Brasil, Argentina, Chile, México, Colombia, entre otros países, prodigan exploraciones notables alrededor de técnicas tan diversas como stop motion, rotoscopia, 3D, acuarela… Valdría destacar las chilenas La mecha, de Nicholas Hooper H., y Vitanuova, de Niles Atallah; la colombiana La perra, de Carla Melo, y las brasileñas O Caçador e a Mula Sem Cabeça, de Silas Marciano, y Curacanga,de Mateus Di Mambro.

Still de ‘Blue’; Violena Ampudia (IMAGEN iroko.org)
Still de ‘Blue’; Violena Ampudia (IMAGEN iroko.org)

Entre las secciones no competitivas destacan Vanguardia y Panorama Contemporáneo Internacional. Este último apartado recoge algunas de las obras más prestigiosas del año, realizadas por autores claves de la actualidad: Evil Does Not Exist, de Ryūsuke Hamaguchi; Do Not Expect Too Much From The End of The World, de Radu Jude; Cerrar los ojos, de Víctor Erice; Fallen Leaves, de Aki Kaurismäki; Perfect Days, deWim Wenders, y Il Sol Dell’avvenire, de Nanni Moretti. En Vanguardia se exhibirán diez películas de diversos géneros y metrajes, propuestas de radicales desviaciones estéticas respecto a los modelos hegemónicos más estándar. Entre ellas se encuentran Blue, contundente ejercicio documental de la cubana Violena Ampudia; Mudos testigos, colosal trabajo de (re)montaje de recortes de filmes silentes emprendido por Luis Ospina y Jerónimo Atehortúa, y Taxibol, un alegato de Tommaso Santambrogio sobre la reproducción de las relaciones del poder y la conservación del totalitarismo.

Mario Limonta en 'Taxibol', Tommaso Santambrogio dir., 2023
Mario Limonta en ‘Taxibol’, Tommaso Santambrogio dir., 2023

Taxibol, que por estos días integra también el programa del IV Festival de Cine INSTAR, sintetiza en su inspiración vanguardista –justamente como advierte el rótulo de la sección que acoge la cinta– dos paradigmas que motivan a buena parte de los realizadores convocados por el Festival de La Habana: el riesgo estético, es decir, el ensayo de formas novedosas en el audiovisual, y la vocación política, que concibe el arte cinematográfico como herramienta para pensar la sociedad, visibilizar las voces y los cuerpos marginados, y desmontar los despotismos del poder.

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