[Noviembre, 1948]

Sr. José Manuel Valdés Rodríguez
Presidente de la Asociación de Redactores Teatrales y Cinematográficos (ARTYC).
Ciudad.

Señor: ¡Palabra de honor! Nunca pensé que mi artículo “¡Ojo con el crítico!” –aparecido en la revista Prometeo con la autorización expresa de su director Francisco Morín– produjera tanto revuelo y se convirtiera en el comentario obligado del ambiente teatral. No tengo la culpa de que ustedes hayan hecho una montaña de lo que era un sencillo ensayo de teoría literaria, y tampoco tengo la culpa de que tal montaña haya devenídoles peso tan insoportable. Montaña que, como la clásica bola de nieve, crece a cada momento poniendo en peligro su propio prestigio como críticos. ¿No le parece que se extralimitan ustedes con todas esas medidas y submedidas que han tomado de mano poderosa con mi artículo? ¿En virtud de qué se exige una retractación a Prometeo? ¿No es tal retractación ella misma un contrasentido? ¿En virtud de qué se cursan cartas a los distintos organismos teatrales exigiendo que no se lleven en lo sucesivo a escena mis obras? ¿En virtud de qué se “torpedea” a Jesús, obra mía premiada? ¿En virtud de qué se ha exigido y publicado una retractación al señor Francisco Morín con la amenaza de anularlo como director teatral y de la revista si no accedía a la misma? ¿En virtud de qué, y al mismo tenor, se me envía en emisario a mi hermano Humberto para solicitarme una retractación en toda la línea? Y no puedo retractarme porque si lo hiciera estaría reconociendo automáticamente que mi intención fue la del insulto y no el inalienable derecho de todo escritor a manifestar sus puntos de vista en materia literaria. En fin, no soy culpable de que algo “estrictamente intelectual” se haya solucionado por vía “personal y lacrimosa” echando mano a la más fallecida técnica del pau-pau… No, no puedo retractarme porque sería negar verdades tan axiomáticas como la existencia del crítico inculto, del filisteo y del autor teatral fracasado. ¿Se atreverían ustedes a negarlo? ¿Y por qué sentirse aludido cuando se estima no pertenecer a tal fauna? ¿No les parece que bordean ya esa franja donde se pisa el ridículo? Y los neutrales en todo esto ya dicen que son ustedes los intocables, y si la montaña sigue creciendo lo pensarán (ya hay señales) sus mismos partidarios. En cuanto a los míos, conmigo, nos limitaremos a lanzar una carcajada homérica.

De ustedes muy atentamente.

Virgilio Piñera

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